Gracias a la vacuna del neumococo, Pfizer y GSK han ingresado ya 26.000 millones de euros en cinco años
MSF reclama a las compañías farmacéuticas GlaxoSmithKline (GSK) y Pfizer que rebajen los precios de la vacuna contra el neumococo a 4,5 euros por niño y por las tres dosis en todos los países en desarrollo y para todas las organizaciones humanitarias. Tras años de negociaciones con ambas compañías para reducir el precio de la vacuna para su uso en las campañas de vacunación que MSF realiza en países en desarrollo y durante crisis humanitarias, MSF lanza una campaña de recogida de firmas a través de para pedir a la ciudadanía que presione a los presidentes de Pfizer y GSK, Ian Read y Andrew Witty, para que reduzcan el precio de la vacuna del neumococo y poder aumentar el número de niños inmunizados ante esta bacteria. La neumonía, enfermedad causada en la mayoría de los casos por esta bacteria, termina con la vida de aproximadamente un millón de niños al año.
La vacuna antineumocócica constituye el 45% del total del coste de la vacunación completa de un niño en los países pobres (el paquete completo de vacunación supone la protección contra 12 enfermedades). Esta vacuna es un ejemplo claro de vacuna con un precio desproporcionado. Ahora, el precio más bajo disponible es de 9 euros por niño para las tres dosis necesarias y este es el precio subvencionado disponible solo para países pobres, a través de los mecanismos internacionales de financiación de la Alianza por las Vacunas (GAVI).
Gracias a esta vacuna, Pfizer y GSK han ingresado ya 28.000 millones de dólares en ventas (26.000 millones de euros) en cinco años. La vacuna contra la neumonía es la más vendida en el mundo. Solo el año pasado, Pfizer obtuvo más de 4.400 millones en ventas por este producto. Pfizer y GSK ponen un precio tan elevado a la vacuna contra la neumonía que muchos gobiernos y organizaciones humanitarias no son capaces de vacunar a los niños. Y esto sucede cuando el 75% de los niños del mundo siguen sin estar inmunizados contra ella.
“Pfizer y GSK ponen un precio tan elevado que muchos gobiernos y organizaciones humanitarias no pueden vacunar a los niños. Dado que hasta el momento con la venta de la vacuna contra la neumonía han facturado miles de millones de euros creemos que Pfizer y GSK pueden permitirse bajar el precio de esta vacuna para que todos los países en desarrollo puedan proteger a sus niños. Porque, ¿qué sentido tiene una vacuna para salvar vidas si los más vulnerables no pueden costearla?”, se pregunta Miriam Alía.
“Coincidiendo con el Día Mundial de la Neumonía, la semana pasada compañeros de MSF trataron de entregar 17 millones de dólares falsos (la misma cantidad que gana diariamente la compañía solo con las ventas de esta vacuna) al presidente Pfizer, Ian Read en la sede de la compañía en Nueva York”, explica Miriam Alía, responsable de Vacunación de MSF.
Cerca de 1,5 millones de niños mueren cada año por enfermedades como el sarampión, la neumonía o las enfermedades diarreicas, todas ellas prevenibles mediante la vacunación. En demasiadas ocasiones, las vacunas no llegan hasta las personas que más las necesitan en los países en desarrollo. Los desafíos para reducir estas muertes no son solo económicos y también están relacionados con la debilidad de los sistemas de salud de los países en desarrollo y las dificultades logísticas y de comunicación. El aumento de los precios en los últimos años (con un paquete completo de inmunización que es hoy 68 veces más caro que en 2001), la falta de adaptación de las vacunas a la realidad de los países en desarrollo y el estricto calendario de inmunización también están detrás de las causas que están detrás esta situación.
“El económico es solo uno de los obstáculos. También somos conscientes de los límites que nos impone la cadena de frío -el hecho de tener que mantener las vacunas a entre 2º y 8º C y que supone uno de los grandes desafíos para aumentar la cobertura de las vacunaciones. Necesitamos vacunas con varios antígenos combinados y con pocas dosis que permitan la inmunización completa de un niño en un número mínimo de visitas; que sean orales o a través de parches –para que podamos vacunar cuando no haya enfermeros–; que sean termoestables (pueden estar fuera de la cadena de frío durante un breve periodo de tiempo, justo antes de su administración) y que mecanismos como GAVI, la Alianza Global para las Vacunas, que consiguen precios reducidos, puedan emplearse no solo en campañas de inmunización rutinarias sino también en vacunaciones en situaciones de crisis humanitarias y emergencias”, concluye Miriam Alía.
Para explicar estos desafíos y su influencia en el difícil proceso de hacer llegar las vacunas hasta zonas remotas, MSF ha creado ‘Pon una vacuna’. En la web se explican los diferentes eslabones de una cadena de vacunación que va desde el centro logístico hasta el terreno manteniendo en todo momento la cadena de frío tanto en el transporte como en el almacenamiento.