jueves. 28.03.2024
cancer

Luisa Lores | La OMS ha publicado este año el informe mundial sobre el cáncer (GLOBECAN 2014). El documento contiene la información más reciente disponible sobre la incidencia y la  mortalidad  por cáncer en los distintos países, incluyendo a España.

En primer lugar habría que constatar que, a pesar de la enorme inversión en tecnologías de la información y comunicación (TICs) realizada en España, no disponemos de un registro poblacional del cáncer, ni tan siquiera de un registro hospitalario, en la mayor parte de las Áreas sanitarias y la calidad de la información es casi tan pobre como la de hace dos décadas, basada en estimaciones sobre unos cuantos registros regionales que no cubren ni al 20% de la población.

El informe anterior de la OMS se había publicado en el año 2008, justo al inicio de la crisis económica, y el estudio comparativo pone de manifiesto que las tasas de cáncer crecen de forma imparable. Los científicos que elaboraron el informe consideran necesario adoptar urgentemente estrategias eficaces para poner freno a la enfermedad. Sus recomendaciones incluyen la mejora del acceso a los tratamientos, la generalización de los programas de cribado, incluyendo a los países pobres, la administración de la controvertida vacuna del virus del papiloma humano (VPH), la creación de redes mundiales de expertos para coordinar  las investigaciones y la promoción de los hábitos de vida saludable.

Estas estrategias ya se están aplicando actualmente en España. Disponemos de un SNS que hasta el año 2012 era universal y gratuito en el momento del uso, con acceso a los medios diagnósticos y terapéuticos. Se han implementado campañas de cribado poblacional y la vacuna del VPH se ha incluido en el calendario vacunal. Se han creado Biobancos e Institutos de Investigación en los hospitales públicos y privados y se han realizado enormes inversiones en TICs que permiten la interconexión público-privada de la información. Además existen multitud de fundaciones, centros oncológicos y otras organizaciones paralelas, como la Cruz Roja, la orden hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) o la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que también prestan asistencia a los pacientes con cáncer.

Sin embargo los resultados no son los esperados. Según el informe de salud de la OCDE la mortalidad por cáncer ha descendido en España muy por debajo de otros países de nuestro entorno, únicamente un 13% en las últimas dos décadas (1990-2011), ocupando el 20º lugar de la OCDE-33.

Según los expertos el incremento de la incidencia y de la mortalidad que se observa en España en los últimos años se debe esencialmente al aumento de la población y a su envejecimiento. Pero la tasa de envejecimiento en España se encuentra en la media de los países de la UE y muy por debajo de la de Alemania o Italia. Por otra parte, si analizamos los datos de cáncer en España observamos que entre 2008 y 2012 la incidencia de cáncer se incrementa un 9% de media, más del doble de la tasa de envejecimiento (3,7%) y casi multiplica por cuatro el crecimiento de la población (2,4%) (Tabla I)

        

Fuente: ISCIII y Globecan

En la tabla II observamos como la incidencia de algunos cánceres crece de forma alarmante entre 2000 y 2012, hasta un 111% el cáncer de próstata y un 58% el cáncer de mama. Los expertos consideran que este hecho se relaciona con los cribados de cáncer, poblacionales u oportunistas, que aumentan la incidencia debido a su detección precoz. Sin embargo este enorme incremento solo puede explicarse por la alta tasa de sobrediagnósticos implícitos en este tipo de programas, debido a la detección de cánceres no invasivos que nunca se tornarían sintomáticos, pero que generan angustia y preocupación evitables en pacientes y familiares y un enorme gasto innecesario, además de otros efectos colaterales, como al mayor riesgo de un segundo cáncer y de los eventos cardiovasculares por las terapias aplicadas.

        Fuente: ISCIII y Globecan

Este sobrediagnóstico incrementa artificialmente el número de enfermos y relativiza los resultados publicados sobre los beneficios de las caras innovaciones en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, cuyo coste se incrementa a un ritmo de un 3% anual y ya consume en torno a los 5.000 millones de euros/año.

Podemos concluir que a pesar del incremento de recursos y de las innovaciones diagnósticas y terapéuticas desconocemos la realidad del cáncer en nuestro país. Las estimaciones indican que la incidencia y la mortalidad debida a esta enfermedad no para de crecer, y parece que la situación seguirá empeorando en las dos próximas décadas en España y en el mundo. Tanto la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) como la OMS parecen asumir este hecho como inevitable, centrándolo sobre todo en el envejecimiento de la población. El mensaje es complaciente “el cáncer aumenta porque la población vive más, ya que lo estamos haciendo todo muy bien”

Pero la realidad parece muy distinta. La crisis económica incrementa la pobreza, que lleva aparejada un empeoramiento de la alimentación y de los hábitos de vida y el consiguiente aumento de las tasas de obesidad y de los factores de riesgo en la población infantil y adulta, lo que generará una enorme epidemia de eventos cardiovasculares y cáncer que no parece generar excesiva preocupación. Los responsables sanitarios han suspendido el derecho y recortado la asistencia a los colectivos más vulnerables, dan la espalda a la Atención Primaria y están desmantelando los hospitales públicos, mientras invierten una enorme cantidad de recursos en cribados sin base científica suficiente y cuya eficacia es imposible de demostrar (dada la ausencia de registros poblacionales de calidad), en costosos medicamentos que incrementan la esperanza de vida únicamente unas pocas semanas en pacientes en fase terminal, o en conciertos millonarios con las empresas privadas a las que se ha cedido la gestión de  la información, la docencia, la investigación y la asistencia curativa y paliativa de los pacientes con cáncer, sustituyendo a los empleados públicos por contratos privados o  voluntariado.

Sin embargo, únicamente las intervenciones que incidan sobre la salud comunitaria, laboral, alimentaría  y medioambiental podrán frenar esta deriva, ya que alrededor del 80% de la incidencia de cáncer se relaciona con factores modificables que nadie se empeña en modificar, con la honrosa excepción de la ley del tabaco y el análisis de los hechos sugiere que nos estamos equivocando gravemente. Parece necesario devolver la investigación, la información y la asistencia al cáncer a los profesionales del sistema sanitario público, implantar programas comunitarios centrados en la atención primaria y mejorar la gestión, priorizando las necesidades reales de los pacientes, no la promoción del mercado sanitario a base de sobrediagnósticos,  sobreutilización de tecnologías y comercialización de fármacos innecesarios.


Por Luisa Lores Agüin | Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Publica

La gestión del cáncer en España, ¿nos estamos equivocando?