martes. 23.04.2024

Los recortes realizados por el PP han sido brutales, un 18,21% entre 2009 y 2014 y además se han realizado sin criterio de manera que se ha producido un deterioro importante de los servicios sanitarios públicos

La Sanidad Pública en España siempre ha tenido una escasa financiación por lo que el gasto sanitario público se situó tradicionalmente por debajo de la media de los países europeos. En 2011 según los datos de la OCDE (OECD Health Statistic 2014) la diferencia entre el gasto sanitario público de España y la media de la OCDE era de 358 $ en poder paritario de compra menos (2190 versus 2548), lo que supone un diferencial de 16.649 millones $ ppc menos para el presupuesto sanitario en el conjunto del país. Por otro lado es bien conocido que los recortes en los presupuestos sanitarios han hecho que se pase de 70.464 millones € gastados en Sanidad en 2009 a un presupuesto de 57.632 millones € en 2014, y que España es después de Grecia el país de la OCDE que ha recortado mas sus presupuestos sanitarios. Conviene recordar que el presupuesto sanitario español siempre ha estado situado por debajo de la media de la OCDE (según la misma fuente la diferencia entre el gasto sanitario público en España y la media de la OCDE era de 157 $ppc en 2009).

Otra polémica que de manera interesada se ha introducido al hablar de financiación sanitaria es la supuesta ineficiencia de la misma en nuestro país, aunque los datos empíricos del conjunto del sistema sanitario indican exactamente lo contrario. Así lo señalaba Stuckler (British Medical Journal 2010) evidenciando los buenos resultados en cuanto a mortalidad ajustada por edad, los mejores de su serie de 18 países europeos a pesar de su bajo gasto, y mas recientemente la agencia Bloomberg que en 2013 (con datos previos a los recortes) situaba a España como el 5º sistema sanitario mas eficiente del mundo, y el 1º de Europa, relacionando gasto sanitario total y público con esperanza de vida y esperanza de vida libre de incapacidad.

Los recortes han tenido una expresión distinta (de mayor o menor intensidad) en cada comunidad autónoma lo que ha mantenido la desigualdad y la ha profundizado en algunas de ellas

Una última cuestión que conviene resaltar es los problemas que plantea el modelo de financiación autonómica vigente que produce una situación en la que son los gobiernos de las CCAA los que deciden la asignación de los presupuestos sanitarios y al final produce unas intolerables diferencias en los mismos  que se ha mantenido al menos desde 2002 (por ejemplo en 2015 el presupuesto promedio por habitante es de 1.254,76 € con un máximo de 1.548,34 y un mínimo de 1004,32). También debe tenerse en cuenta que las CCAA suponen solo una parte, aunque mayoritaria, del gasto sanitario público, pues este incluye además el del Ministerio de Sanidad, los de las mutualidades de funcionarios, los presupuestos sanitarios de ayuntamientos y diputaciones, etc.

Resumiendo, en España el presupuesto sanitario ha sido tradicionalmente bajo, con un crecimiento moderado en relación a los países de la OCDE y con una gran eficiencia global. Los recortes realizados por el PP han sido brutales, un 18,21% entre 2009 y 2014 y además se han realizado sin criterio de manera que se ha producido un deterioro importante de los servicios sanitarios públicos, por otro lado los recortes han tenido una expresión distinta (de mayor o menor intensidad) en cada comunidad autónoma lo que ha mantenido la desigualdad y la ha profundizado en algunas de ellas.

Para garantizar una financiación suficiente de nuestro sistema sanitario público habría que tener en cuenta las siguientes cuestiones:

  • La financiación pública mediante impuestos y el modelo de cobertura universal  han demostrado en la experiencia internacional tener un menor gatos sanitario y una mayor eficiencia y mejores resultados en salud, por lo que no tiene sentido volver a modelos de seguros que son económicamente inviables y socialmente regresivos (el mejor ejemplo es lo sucedido recientemente en Holanda).
  • Los copagos no van a favorecer la financiación del sistema sanitario sino fundamentalmente a penalizar a las personas más enfermas y con menos recursos económicos. Aparte de ser injustos de su aplicación puede derivarse un aumento del gasto sanitario como han señalado algunos estudios.
  • Para racionalizar la financiación sanitaria seria conveniente la integración en el sistema sanitario público de las mutualidades de funcionarios y las mutuas laborales.
  • Habría que realizar  auditorias de las cuentas del Ministerio de Sanidad y de las Consejerías de Sanidad autonómicas.
  • Para garantizar una Sanidad Pública de calidad se precisa incrementar la financiación sanitaria,  primero recuperando la situación de 2009 y luego, según los estándares internacionales, incrementando el gasto sanitario público en aproximadamente un punto del PIB.
  • Es preciso establecer las necesidades del sistema sanitario, para ello seria conveniente el realizar el Plan Integrado de Salud, planteado ya en la Ley General de Sanidad en 1986, estableciendo los objetivos del Sistema Nacional de Salud y las necesidades financieras que llevan aparejados.
  • Hay que corregir la excesiva disparidad en los presupuestos sanitarios de las CCAA, para ello habría que establecer una financiación finalista para la Sanidad y reforzar los fondos de Cohesión del Ministerio de Sanidad para limitar las desigualdades.

Sin garantizar una financiación suficiente no es posible mantener, y mucho menos mejorar, un sistema sanitario público, universal y de calidad, por ello es urgente tomar medidas en esta dirección, por supuesto dedicar mas dinero a la Sanidad Pública conlleva  una mayor recaudación fiscal (bajar impuestos significa no poder financiar los servicios públicos), un sistema impositivo mas racional que garantice una contribución equitativa de las grandes empresas y la eliminación del fraude fiscal.


Marciano Sánchez Bayle | Portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

Por una financiación suficiente de la Sanidad Pública