jueves. 28.03.2024
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Aunque mucha gente ha oído hablar del glaucoma la realidad es que es una enfermedad de los ojos desconocida para la gran mayoría, que de no tratarse a tiempo puede derivar en ceguera.

Esta enfermedad afecta ya a un 6% de la población, motivo suficiente para tomar las medidas oportunas antes de que este porcentaje aumente.  Si se toman las medidas adecuadas, como acudir al oftalmólogo una vez al año para realizar el examen oportuno, se podrían evitar hasta el 90% de estos casos, según los propios especialistas.

Para detectarla es fundamental medir la tensión ocular, o presión intraocular, ya que es una de las causas principales del de esta enfermedad. Si se tienen más de 40 años o familiares que hayan padecido de glaucoma, lo mejor es pasarse por la consulta una vez al año y asegurarse de que todo está en orden.

Pero, ¿qué es en sí el glaucoma? Se trata de un grupo de enfermedades neurodegenerativas que se caracterizan por producir una lesión progresiva en el nervio óptico, de carácter irreversible. El principal riesgo, en este sentido, es el de padecer presión intraocular elevada, que se produce en el momento en que se ocurre un desequilibrio entre la acuosidad que produce el ojo para mantenerse húmedo y la expulsión de éste por parte del ojo. Por lo tanto, la prueba para saber si existe o no glaucoma en un paciente consistirá en comprobar si la presión intraocular es elevada o no y esto se hace a través de una tonometría, una prueba fácil, rápida e indolora.

Si se buscan los orígenes del glaucoma lo cierto es que la causa última aún se desconoce, pero sí que se puede hablar de ciertos factores que suponen un mayor riesgo para padecer esta enfermedad. El primero de ellos, como ya comentamos, es el hecho de tener la presión intraocular elevada. También influye el haber tenido familiares que hayan padecido esta enfermedad (de ser este el caso, las revisiones son aún más recomendadas que en el resto de pacientes, ya que la probabilidad de padecer glaucoma aumenta) La edad, por supuesto, también influye por eso los especialistas aconsejan que, a partir de los 40 años, no se eluda, en ningún caso, la visita al oftamólogo. Quienes padecen de miopía también son más propensos por contar con unos nervios ópticos más sensibles a tener lesiones y, por supuesto, también pueden desarrollar más fácil glaucoma aquellas personas que han sufrido algún traumatismo ocular.

El mero hecho de que los síntomas sólo aparezcan en fases muy avanzadas hace más necesario aún el que se lleven a cabo revisiones de forma periódica, ya que es la única manera de poder detectarlo.

Pese a que el glaucoma es una enfermedad severa, sí que existen, hoy en día, una serie de tratamientos que resultan ser eficaces para una gran parte de los pacientes consiguiendo que la lesión avance más lentamente o, incluso, que se detenga. Por supuesto, esto supone un estudio individualizado pero los tratamientos existentes más destacados pasan por: un tratamiento farmacológico, cirugía o tratamiento con láser.

El glaucoma, una enfermedad ocular silenciosa que afecta al 6% de la población