viernes. 04.10.2024
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Garzón ha evocado el fracaso del PCE en los años 30 hasta que cristalizó el Frente Popular: "La idea de 'la unidad popular soy yo' fue desastrosa"

El candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, insiste en su apuesta por la unidad popular para "transformar la sociedad" y cree que un ejemplo fueron las candidaturas de Ahora Madrid o Barcelona En Comú en las pasadas elecciones municipales. Frente a ellas, recuerda que la dispersión en autonómicas provocó que "ninguna fuerza contestataria" lograse superar el 14 por ciento de votos de media.

En un artículo publicado en su blog en el diario 'Público', recogido por Europa Press, Garzón analiza el resultado dispar de las negociaciones para construir candidaturas de unidad popular para las pasadas elecciones y saca como conclusión que ésta es la vía para los próximos meses.

"Para mí, Ahora Madrid, Zaragoza en Común, la Marea Atlántica o Barcelona En Comú sí son constataciones de que la unidad popular es el instrumento necesario", sostiene dejando claro que esa convergencia debe definirse en torno a un marco político-programático del que, según lamenta, "se está hablando muy poco".

Eso sí, Garzón defiende que la unidad debe construirse "desde abajo y de forma participativa" y deja claro que en este marco "no cabe la vieja idea del 'Frente Único por la Base', que avisa de que "traducido al lenguaje coloquial es algo así como 'la unidad popular soy yo'".

Según recuerda, esa "desastrosa idea" fue la dominante de los partidos comunistas en los años veinte y treinta, "hasta que el fracaso estrepitoso hizo cambiar de estrategia". Garzón recuerda la experiencia del PCE en España, que se mantuvo hasta 1932 en una postura "dogmática y sectaria" para impedir negociaciones con otras fuerzas políticas y sólo en 1936 "cristalizó el Frente Popular".

"Al fin y al cabo, la Unidad Popular se construye desde la autonomía de todos los participantes y los socialistas no iban a entrar en la 'Unidad Popular' del PCE bajo los aparatos del propio PCE", resume reconociendo que "los retos" a los que se enfrentan requieren "de la generosidad, el trabajo y el ánimo" de todos los actores.

Un ejemplo de ello es que las candidaturas de unidad popular que se presentaron a las pasadas elecciones municipales lograron "romper el juego tradicional del bipartidismo", mientras que en las autonómicas no existió esa ruptura y "ninguna fuerza contestataria" superó el 14 por ciento de media. "Me interesa, y mucho, lugares donde la suma generosa de esfuerzos ha irrumpido en el escenario o directamente ha roto el dominio del bipartidismo", señala explicando que esto ha sucedido en aquellos lugares en los que "se han superado los patriotismos de siglas por el patriotismo de clase".

"Pienso, en consecuencia, que trabajar en esta idea de Unidad Popular de cara a unas elecciones generales puede romper la perversa dinámica actual --analiza--. Ello implica asumir que existirán muchas dificultades, enormes quizás, pero es que no hay alternativa si no queremos ver en unos años todos nuestros sueños carbonizados".

En caso de no ser posible, asume que organizaciones "con las que la gente sencilla se siente por lo general muy bien representada" serán competidoras electorales y los resultados serán "malos para la población en general". "Una oportunidad histórica que podría perderse y de la que nos lamentaríamos enormemente en el futuro", avisa.

El dirigente de IU argumenta que la unidad popular "no es una herramienta de comunicación política o una marca electoral", sino que es "un instrumento político para transformar la sociedad" y, por ello, es "algo más amplio que un acuerdo para conformar candidaturas electorales".

Pone como ejemplo las mareas en defensa de los servicios públicos o las huelgas generales y recuerda que en todos ellos hay transversalidad de actores "y en todos ellos hay fines políticos y medios enfocados desde la unidad". Según subraya, no es posible transformar la sociedad sólo ganando las elecciones o sin una ciudadanía activa.

De esta forma, advierte de que no vale con "aspiraciones mediocres" tanto electorales como no electorales, sino que hay que apostar por "representar a la mayoría social y ser instrumento de cambio real". "Eso significa que un 5%, 10% o 20% es siempre insuficiente. Del mismo modo que es contraproducente convertir lo que es un movimiento político y social en una maquinaria electoral. Estas son las críticas que siempre, desde mi militancia más activa, he realizado sin descanso a la deriva institucionalizada de IU", reconoce.

Alberto Garzón llama a la unidad popular y a superar los “patriotismos de siglas”