jueves. 28.03.2024
OCIO | OTRO DÍA DE TODOS LOS SANTOS

Alternativas a Halloween en los pueblos de nuestra geografía

Formas alternativas de celebrar la fiesta del 1 de noviembre. En nuestros pueblos y ciudades hay tradiciones de una enorme riqueza. Eco-Viajes.com nos propone un recorrido por esas realidades festivas. Betanzos, San Feliu Sas Serra, Béjar o Concentaina son, entre otras, paradas de ese recorrido.

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Fotografía de Eco-Viajes.com / Ayto. Concentaina

Mezcla de ritos paganos y religiosos que pierden su origen en la noche de los tiempos, recordar a los difuntos con alegría y respeto es una práctica todavía muy arraigada en algunos rincones de la geografía española. Ferias seculares, tradiciones íntimas y comidas campestres adornan al primer día de noviembre. Eco-Viajes te lo cuenta en ocho pistas.

AMEZKETA (GUIPÚZCOA) / ENCENDIDO DE LAS ARGIZAIOLAS / IGLESIA PARROQUIAL / 1 DE NOVIEMBRE
 
El encendido de las "argizaiolas", es una de las pocas tradiciones religiosas ancestrales que se mantienen vivas en nuestro mundo rural. Una tradición cargada de simbolismo e intimidad. La "argizaiola" es una especie de vela, compuesta por cera de abeja y enrollada en una tablilla de madera, que cada Día de Difuntos se encendía en las sepulturas de los antepasados, en recuerdo e invocación de sus almas. La costumbre se mantiene en la iglesia parroquial de Amezketa, un pueblo de la vertiente guipuzcoana de la Sierra de Aralar. La luz por los difuntos se enciende durante la misa (a las 11 de la mañana): en el enlosado de madera del templo se conservan todavía las sepulturas que, en la tradición rural vasca, estaban inseparablemente ligadas con el suelo familiar, con la casa (etxea). Prohibidos hace 200 años los enterramientos en el interior de las iglesias, ha quedado viva la costumbre de prender las velas para llevar el fuego del hogar, simbólicamente, hasta los que ya no están.
 
BETANZOS (A CORUÑA) / FEIRA DOS SANTOS / CASCO ANTIGUO / 1 DE NOVIEMBRE
 

Ésta histórica ciudad coruñesa celebra, cada primero de noviembre, su feria más multitudinaria: la de las castañas. Atrapada en el laberinto del tiempo, la castaña recobra por unas horas el papel primordial que le dio el ser la base del sustento en el mundo rural gallego. Cuentan los cronistas que los orígenes de la feria se remontan al año 1465, cuando un privilegio de Enrique IV le otorgó a la ciudad la facultad de realizar una feria franca anual durante el mes de noviembre. Seguir leyendo en Eco-Viajes.com.

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