viernes. 29.03.2024

Venezuela vs Colombia: de amenazas de guerra a besos y abrazos

AGNESE MARRA
La llegada de Santos a la presidencia de Colombia parece haber cambiado el rumbo de la política internacional del país. El nuevo mandatario tiene que recoger los deshechos de Uribe y recuperar la confianza de América Latina. En 24 horas ha resuelto el conflicto con Ecuador y este martes se solucionarán los roces con Venezuela. Las estrategias de Santos sorprenden dentro y fuera de su país.
NUEVATRIBUNA.ES - 09.08.2010

El culebrón Venezuela-Colombia parece que mañana llegará a su fin. Después de las graves acusaciones de Uribe- que aseguraba que Chávez protegía a guerrilleros de las FARC y del ELN en Venezuela- y de los aspavientos y amenazas bélicas de Chávez, ahora ambos países han decidido apostar por las buenas palabras.

Uribe desaparecido del mapa deja a Hugo Chávez más relajado, y también a una gran parte de mandatarios latinoamericanos que bastante más discretos que el venezolano, no soportaban las políticas uribistas y sus relaciones íntimas con Estados Unidos.

El pasado 22 de julio el bolivariano dijo basta. Uribe volvía a repetir que su vecino protegía a las guerrillas colombianas, y Chávez se enfurecía y rompía relaciones. Esas acusaciones no eran nuevas, el ex presidente colombiano invirtió sus últimos dos años de gobierno en políticas de difamación más o menos sutiles, que le brindaron el apoyo norteamericano, y que también le costaron quedarse solo en su propio continente.

Mucho se ha especulado entre el conflicto de los dos países. A Chávez no le han faltado ocasiones para declararle la guerra a Colombia, aunque detrás de sus palabras se entreviera más espectáculo que hechos tangibles. Sin embargo, el permanente tira y afloja ha desgastado al resto de vecinos que han tenido que hacer malabarismos para intentar no mostrar de qué lado estaban y sobre todo han tenido que convencer a la comunidad internacional de que el conflicto era menor y la guerra imposible.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva tomó rápidamente el papel de mediador, y en ocasiones hasta de líder de la región, para decirle a Uribe que de bases estadounidenses en Colombia nada, y menos con la bandera de la lucha contra el narcotráfico, un problema que ya es una perfecta justificación del control norteamericano en la zona.

RENOVAR LA DIPLOMACIA

Juan Manuel Santos, que firmó su cargo de presidencia el pasado domingo tiene una buena tarea diplomática por delante. Santos, fiel amigo de Uribe, ahora tiene que recoger los deshechos de su predecesor e intentar ser respetado en América Latina.

Desde que ganó las elecciones este empresario y ex ministro de Defensa, ha mostrado su mejor cara y asegura que quiere recuperar relaciones con países como Ecuador -Uribe también acusó al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, de proteger a las FARC- y por supuesto con Venezuela.

Los acercamientos ya han comenzado. Chávez advirtió que hasta que Uribe no se fuera del cargo, no tenía ninguna intención de solucionar el problema, pero el mismo día en que el colombiano dejaba de ser presidente, el canciller venezolano se ponía en contacto con la nueva canciller colombiana. Ambos mantuvieron una reunión de tres horas que abonó el terreno para la visita oficial de Chávez a Colombia y su encuentro con Juan Manuel Santos.

La canciller colombiana, María Ángela Holguín manifestó que "el presidente Santos, durante su campaña y ayer lo reiteró durante su discurso de posesión, busca un diálogo franco y directo con Venezuela. Hoy creo que el canciller Maduro y yo hemos dado ese primer paso con un dialogo franco y directo con el objetivo de restablecer las relaciones, unas relaciones en un marco de transparencia y franqueza".

Por su parte, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, expresó su satisfacción por el resultado de la reunión en la que además participó el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner.

CHÁVEZ MUESTRA BUENA VOLUNTAD
En la víspera de su reunión con Santos, Chávez ha ofrecido un discurso en el que ha mostrado sus buenas intenciones pidiendo a la guerrilla colombiana "demostraciones contundentes" de que quiere la paz y propuso que deje en libertad a todas las personas que ha secuestrado. “La guerrilla colombiana no tiene futuro por la vía de las armas", reiteró el mandatario bolivariano.

Chávez también quiso recordar que la actividad armada de la guerrilla sirve de excusa a Estados Unidos para instalarse en Colombia y contar con bases para posibles agresiones a Venezuela. La guerrilla "se ha convertido en una excusa que el imperio utiliza para instalarse en Colombia y luego agredir a Venezuela", denunció.

Las palabras dulce, casi empalagosas, también tuvieron cabida en su discurso: “Estamos obligados a mirar el futuro con optimismo, porque Colombia y Venezuela ocupamos el mismo espacio, el mismo padre, la misma madre, la misma historia", manifestó Chávez, quien insistió estar "muy esperanzado" en que a muy corto plazo "se comience a reconstruir lo que pulverizó el saliente gobierno -de Álvaro Uribe-: la confianza".

EL FUTURO DE SANTOS

El nuevo presidente colombiano ha iniciado su primera legislatura tendiendo la mano a América Latina, una estrategia política bien distinta que la de su amigo y predecesor. No sólo se mostró dispuesto a retomar y cuidar sus relaciones con Venezuela, sino que también quiso zanjar su problema con Ecuador.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, fue el primero que quiso retomar los lazos y como primera muestra decidió asistir a la investidura de Santos, el cual, horas antes se había reunido con el ecuatoriano para cerrar heridas y desmentir las acusaciones que relacionaban a Correa con la guerrilla colombiana.

Santos ha querido marcar distancia con su amigo Uribe. Sus primeros gestos y acciones ya han dado de que hablar. Uno de los más llamativos se produjo el domingo cuando el presidente antes de ser investido en Bogotá se desplazó en helicóptero con su familia a la Sierra Nevada de Santa Marta, para recibir la "investidura espiritual" de manos de los jefes koguis, arhuacos, kancuanos y wiwas.

En el sitio sagrado de Seyzhuna, los líderes indígenas le entregaron varias tumas -piedras sagradas precolombinas- y un bastón de mando, y le transmitieron su preocupación por las obras, proyectos turísticos y actividad paramilitar que amenazan la supervivencia en su territorio. Un día antes, un juez de Santa Marta condenó a 30 años de cárcel al jefe paramilitar Elíseo Beltrán por la tortura y desaparición de una familia de la zona que se negaba a abandonar sus tierras. Santos así se llevaba el beneplácito de los indígenas.

Otra de las decisiones sorpresa ha sido el nombramiento como número dos del Gobierno, y como ministro de Justicia e Interior, del líder del centroderechista Cambio Radical, Germán Vargas Lleras -que obtuvo más de un millón de votos en la primera vuelta- al que meses atrás Santos llamó “traidor” por oponerse a un tercer mandato uribista.

También ha llamado la atención el nombramiento del prestigioso economista conservador Juan Camilo Restrepo como ministro de Agricultura que propone como eje de su programa, una propuesta que ya hizo el Polo Democrático (izquierda), la de llevar a cabo una reforma agraria que devuelva a los desplazados los cinco millones de hectáreas que caciques y paramilitares les han arrebatado a base de asesinatos y torturas.

El uribismo ya ha puesto el grito en el cielo por los primeros pasos de Santos. El ex presidente Uribe ha llegado a denunciar la “diplomacia babosa” de Ángela Holguín, refiriéndose a los nuevos lazos con Ecuador y Venezuela. Santos no quiere escuchar las críticas de su predecesor y parece que su política internacional ha cambiado de rumbo.

Ahora le tocará ocuparse de los miles de indígenas, sindicalistas y líderes de derechos humanos que son asesinados con total impunidad. De las familias que esperan un juicio justo para los responsables de los falsos positivos, y sobre todo ocuparse para que su país no sea el segundo con mayor número de desplazados internos. La reforma agraria es un buen comienzo, esperemos que no se quede en buenas intenciones.

Venezuela vs Colombia: de amenazas de guerra a besos y abrazos