nuevatribuna.es
24 de junio de 2009, 9:05
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 24.6.2009
La última operación contra los disidentes tuvo lugar este martes, según ha informado la agencia Fars News. La operación se desarrolló en el centro de la capital de Irán, en la plaza Haft-e Tir, donde según algunos testigos los agentes dispersaron una concentración de protesta contra los resultados de las elecciones presidenciales del pasado día 12. La agencia apuntó que la marcha se desarrollaba en favor de uno de los candidatos que se presentaron a los comicios, aunque no aclaró de quién se trataba.
La Policía se incautó, además, de documentos que supuestamente demuestran la relación de los arrestados "con los medios de comunicación enemigos y con la injerencia de extranjeros", según la información facilitada por Fars. Los sospechosos fueron trasladados a dependencias policiales para responder a los pertinentes interrogatorios.
Precisamente, el Poder Judicial iraní tiene previsto formar un tribunal especial para juzgar a los detenidos por las protestas y disturbios en el país. Así lo ha anunciado el vicepresidente primero del Poder Judicial, Ibrahim Raeissi. Este tribunal investigará caso por caso para "revelar quien está detrás de los disturbios", de los que Irán ha acusado a grupos apoyados desde el exterior, y en especial desde Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido.
Las protestas, en las que han muerto al menos una veintena de personas según cifras oficiales, estallaron tras conocerse la victoria del actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad. Cientos de miles de personas salieron a las calles en marchas pacíficas que fueron reprimidas con violencia por la Policía y los grupos de voluntarios islámicos "Basij" para clamar contra lo que consideraban un fraude masivo.
Sin embargo, el régimen iraní insiste en que las acciones han sido instrumentadas por grupos que pretenden desestabilizar el país y promover una "revolución de terciopelo".
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha rechazado este martes las acusaciones de injerencia de su país en la situación política de Irán, al tiempo que se ha dicho "consternado e indignado" por las amenazas, agresiones y detenciones contra los manifestantes de la oposición iraní, en su primera condena pública de la represión en el país asiático.
Este miércoles los clérigos reformistas han convocado una jornada de duelo nacional por las víctimas mortales de las manifestaciones. También en esta jornada se espera que se hagan públicos los resultados del recuento parcial de votos anunciada por el Consejo de Guardianes, después de las manifestaciones más multitudinarias que ha vivido el país desde la Revolución Islámica de 1979.
La última operación contra los disidentes tuvo lugar este martes, según ha informado la agencia Fars News. La operación se desarrolló en el centro de la capital de Irán, en la plaza Haft-e Tir, donde según algunos testigos los agentes dispersaron una concentración de protesta contra los resultados de las elecciones presidenciales del pasado día 12. La agencia apuntó que la marcha se desarrollaba en favor de uno de los candidatos que se presentaron a los comicios, aunque no aclaró de quién se trataba.
La Policía se incautó, además, de documentos que supuestamente demuestran la relación de los arrestados "con los medios de comunicación enemigos y con la injerencia de extranjeros", según la información facilitada por Fars. Los sospechosos fueron trasladados a dependencias policiales para responder a los pertinentes interrogatorios.
Precisamente, el Poder Judicial iraní tiene previsto formar un tribunal especial para juzgar a los detenidos por las protestas y disturbios en el país. Así lo ha anunciado el vicepresidente primero del Poder Judicial, Ibrahim Raeissi. Este tribunal investigará caso por caso para "revelar quien está detrás de los disturbios", de los que Irán ha acusado a grupos apoyados desde el exterior, y en especial desde Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido.
Las protestas, en las que han muerto al menos una veintena de personas según cifras oficiales, estallaron tras conocerse la victoria del actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad. Cientos de miles de personas salieron a las calles en marchas pacíficas que fueron reprimidas con violencia por la Policía y los grupos de voluntarios islámicos "Basij" para clamar contra lo que consideraban un fraude masivo.
Sin embargo, el régimen iraní insiste en que las acciones han sido instrumentadas por grupos que pretenden desestabilizar el país y promover una "revolución de terciopelo".
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha rechazado este martes las acusaciones de injerencia de su país en la situación política de Irán, al tiempo que se ha dicho "consternado e indignado" por las amenazas, agresiones y detenciones contra los manifestantes de la oposición iraní, en su primera condena pública de la represión en el país asiático.
Este miércoles los clérigos reformistas han convocado una jornada de duelo nacional por las víctimas mortales de las manifestaciones. También en esta jornada se espera que se hagan públicos los resultados del recuento parcial de votos anunciada por el Consejo de Guardianes, después de las manifestaciones más multitudinarias que ha vivido el país desde la Revolución Islámica de 1979.
