jueves. 25.04.2024

Una nueva sigla, CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), se incorpora a la realidad política e institucional del continente, con voluntad de convertir a los países de la región en actores autónomos. Los días 2 y 3 de diciembre se reunirán en Caracas (Venezuela), representantes de 33 países de la región, excluyendo a Estados Unidos y Canadá, en la primera cumbre de este nuevo organismo. El mapa político que se está dibujando en la región y, sobre todo, el impulso de Hugo Chávez, explican el nacimiento de la CELAC. 

“Hemos sido la periferia del mundo durante siglos, nos han impuesto lo que al Norte le dio la gana de imponernos; llegó la hora del Sur, llegó la hora de nosotros mismos”, dijo el presidente de Venezuela, que nunca ha ocultado su antipatía por la OEA. No solo por la presencia de EE.UU., también llegó a insultar personalmente al secretario general, el chileno José Miguel Insulza. Cuando este le pidió que reconsiderara el cierre de Radio Caracas Televisión, el presidente venezolano lo llamó pendejo. Y cuando Insulza criticó la Ley Habilitante, que permitía a Chávez gobernar por decreto, sin control parlamentario, éste dijo que el chileno “le daba vergüenza”.

Estos son algunos antecedentes para este primer encuentro de la CELAC, que estaba previsto para el pasado 5 de julio. Pero la enfermedad de su anfitrión, Hugo Chávez, obligó a posponer la cumbre. Se espera la participación de los jefes de Estado de la mayoría de los 33 países que estarán representados en este nuevo organismo, incluyendo los mandatarios de los países más importantes, desde el punto de vista político y demográfico.

Además de los presidentes que responden a la línea claramente chavista (Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega), se sumarán presidentes progresistas como Cristina Fernández (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil), José Mujica (Uruguay) y Fernando Lugo (Paraguay). Pero también habrá mandatarios conservadores, como es el caso del chileno Sebastián Piñera, el colombiano Juan Manuel Santos y el mexicano Felipe Calderón.

El nacimiento de la CELAC es consecuencia directa del rechazo al ALCA, la iniciativa de libre comercio que el presidente norteamericano, George W. Bush, quería imponer en la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata (Argentina), en noviembre de 2005, célebre por aquél grito de Chávez, “ALCA… al carajo”. En diciembre de 2008, la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), que tuvo lugar en Brasil, sería la primera ocasión que los mandatarios de la región debatirían a solas, sin la presencia de sus vecinos del norte, que integran la OEA, o de España y Portugal, como sucede en las Cumbres Iberoamericanas.

Sería en 2010, en México, donde se decidió crear la CELAC, con el objetivo de impulsar una agenda propia e integrada, conservando el patrimonio de la CALC y el llamado Grupo de Río, cuyo logro principal fue ayudar a la pacificación de Centroamérica.

Este nuevo bloque regional nace en un momento de gran simbolismo, cuando gran parte de los países de la región están celebrando los 200 años de su independencia. Para algunos, se empieza a cumplir el sueño de Bolívar, que en su “Carta de Jamaica” (1815), expresaba su anhelo de un congreso de todas las repúblicas liberadas. Otros evocan el discurso de 1961 del Che Guevara, en Punta del Este, poco antes de que Cuba fuera expulsada de la OEA, en el que aseguraba que “el imperialismo necesita asegurar su retaguardia porque la batalla está en todos los lados”.

Además de Chávez, el más entusiasta con el nuevo bloque es el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que habla directamente de acabar con la OEA, acusando a dicha organización de ser un instrumento de los EE.UU. Las críticas de Correa contra la OEA se agudizaron en las últimas semanas, coincidiendo con la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre liberad de expresión. Allí, el presidente ecuatoriano recibió serias acusaciones de ataques sistemáticos contra la prensa de su país. Correa ya anunció que propondrá una comisión de derechos humanos dentro de la CELAC, como alternativa a la CIDH.

Pero declaraciones previas de otros países son más prudentes. Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano y uno de los principales dirigentes del régimen, cree que la Celac es una muestra de los nuevos tiempos que vive la región, en su búsqueda por la unión e independencia: “será un organismo continental que velará por los intereses de las naciones que la integran y no a los designios de Washington”. Pero Abelardo Moreno, viceministro de Exteriores, dijo que el objetivo de la CELAC no será ni desafiar ni sustituir a la OEA, “se trata de crear una organización propia, con dinámica propia y con objetivos propios”.

El transcurso de la cumbre de Caracas, sus compromisos y futuros pasos dirán si hay que empezar a pensar en el fin de la OEA, pero todo indica que es muy prematuro preparar sus funerales. El excesivo protagonismo de Hugo Chávez en la CELAC quizá sea un freno, y no solo para los países presididos por conservadores como Piñera, Calderón y Santos.

Se pone en marcha una alternativa a la OEA