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nuevatribuna.es | 31.12.2010

Dilma Rousseff asumirá este sábado la Presidencia de Brasil con la difícil tarea de mantener la misma aceptación y admiración internacional que su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, que deja el país con una de las economías más prósperas de la región, gracias a sus estrategias que le han permitido gozar de una popularidad por encima del 80%.

Rousseff, una ex guerrillera marxista de 63 años, se convirtió en octubre en la primera mujer en ganar unos comicios en esa nación sudamericana, que hasta hace unos años tenía una economía maltrecha y debía afrontar severos problemas de pobreza y de desempleo.

Los ocho años que Lula gobernó no aliviaron del todo los males de la sociedad brasileña, pero sí dieron un impulso inédito que cambiaron la visión internacional de Brasil, que pasó de ser una nación conocida por sus tradicionales carnavales de Río de Janeiro y la violencia de las favelas, a ser una de las economías más prometedoras del planeta.

Pero además el Gobierno logró dar visibilidad a Brasil en otros aspectos como el deportivo. la promoción de Lula logró que fuese escogido como sede del Mundial de fútbol del año 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016, un hecho sin precedentes en América Latina.

Los brasileños confían en que la experiencia de Rousseff como ministra de la Presidencia en el Gobierno de Lula sirvan para seguir llevando a Brasil por la senda de la prosperidad. El 83% de los ciudadanos cree que la ex guerrillera será igual o mejor que su predecesor, según una encuesta divulgada la semana pasada por Datafolha.

Su gabinete, de momento, ha recibido buenas críticas porque la ex guerrillera ha decidido rodearse de respetados tecnócratas para ocupar puestos como el del presidente del Banco Central. Otros futuros ministros son personas de confianza de Lula, lo que ha supuesto un punto a su favor por parte de quienes quieren que siga la senda del mandatario saliente.

Rousseff, no obstante, ha sido muy clara al decir que está dispuesta a hacer algunas modificaciones en algunas de las exitosas políticas de Lula con miras a erradicar definitivamente la pobreza extrema, pero sin que esto signifique un aumento en el gasto público.

También ha prometido hacer énfasis en asuntos sociales como los Derechos Humanos y las relaciones exteriores, aunque no del mismo modo que Lula, quien trabajó en los últimos meses con el Gobierno de Irán en el tema nuclear, lo que le valió duras críticas.

CUMBRE PRESIDENCIAL

Se espera que este sábado Rousseff pronuncie dos discursos. Uno en el Congreso y otro ante el público cerca de la sede del Ejecutivo brasileño. La ceremonia incluye recorridos en coches descapotables en el centro de Brasilia, y actos en la Catedral, la sede del Congreso Nacional, el Palacio de Planalto y en el Ministerio de Exteriores donde se realizará la recepción oficial a los jefes de Estado.

La ceremonia contará con más mandatarios y delegados de gobierno que la de Lula en 2003, motivo por el que algunos medios brasileños se han atrevido a referirse al acto como una "mini cumbre" presidencial.

Hasta la fecha, 12 jefes de Estado han confirmado su presencia en la investidura de Rousseff. Entre ellos figuran Evo Morales, de Bolivia; Juan Manuel Santos, de Colombia; Sebastián Piñera, de Chile; Mauricio Funes, de El Salvador; Álvaro Colom, de Guatemala; José Mujica, de Uruguay; Fernando Lugo, de Paraguay; Alan García, de Perú; y de Venezuela, Hugo Chávez.

En representación de España estará el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Mientras que por la Casa Blanca asistirá la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, también ha confirmado su asistencia a este acto, después de que Brasil reconociera al Estado palestino.

Rousseff asume el sábado la Presidencia de Brasil