miércoles. 24.04.2024

Después de la demostración de fuerza del kirchnerismo en el acto del pasado día 27, se ha vuelto a instalar la cuestión de la reelección presidencial y la redacción de una nueva Constitución. En realidad primero surgió el tema de la reforma, con varios de sus defensores jurando que eso no conllevaba, de ninguna manera, la reelección. Pero solo pasaron algunos días para que se empezara a hablar abiertamente de la segunda cuestión.

La diputada Diana Conti, que en febrero del año pasado se pronunció por una “Cristina eterna” (y que fue enseguida desautorizada por la presidente), ha vuelto a sacar la cuestión, sin que hasta ahora haya sido llamada a silencio. La diputada, que después de las últimas elecciones fue premiada con la presidencia de la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, ha defendido el cambio de Constitución, alegando que la actual tiene una matriz liberal-conservadora. Y añadió que “le alegraría muchísimo que la presidente se diera la oportunidad de continuar al frente del gobierno después de 2015”.

A pesar de que la presidente no ha hecho ninguna referencia al tema, fiel a su estilo de no dejarse marcar la agenda, lo cierto es que cuando Néstor Kirchner fue gobernador de la provincia de Santa Cruz reformó la Constitución para establecer la reelección indefinida. Además logró que se eliminase la cláusula que impedía la sucesión del gobernador por un familiar.

Cuando un grupo de referentes kirchneristas lanzó la discusión sobre una nueva Carta Magna (no simplemente la reforma de la actual), dijeron que estaban dispuestos a comprometerse a excluir la reelección, aunque no todos estuvieron de acuerdo. El filósofo Ricardo Forster, el ex dirigente piquetero Luis D´Elia y el constitucionalista y abogado de las Madres de la Plaza de Mayo, Eduardo Barcesat, fueron algunos de los impulsores del cambio de Constitución.

El jefe del grupo parlamentario del Frente para la Victoria (kirchnerismo) en la cámara baja, Agustín Rossi, cree que “sería sano y razonable que se dé el debate y que aquellos que son especialistas analicen y reflexionen sobre una reforma de la Constitución, que va a cumplir 20 años”.

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, echó sin embargo un jarro de agua fría al señalar que no es necesaria ninguna modificación de la Carta Magna, “porque la parte de los derechos, que es la que le interesa a la gente, está más que reconocida”. Lo que hace falta, añadió Lorenzetti, es dictar leyes y políticas públicas para aplicar esos derechos

En cualquier caso, el oficialismo no cuenta con los dos tercios de los votos en el Congreso, aunque no descartan ampliar la actual mayoría cuando el año que viene se renueven parcialmente las dos cámaras. Eso explicaría que, desde el gobierno, no impulsen abiertamente la ofensiva. No solo están atentos a las encuestas, también habrá que calibrar el estado de la economía, fundamental a la hora del humor social, para impulsar con éxito el cambio.

Una encuesta de Ipsos-Mora y Araujo de principios de año indicaba que solo un 35% de los consultados estaría a favor de la reforma constitucional, frente a un 5 % -curiosamente, el mismo porcentaje que eligió a la presidente- mostró su rechazo.

Al mismo tiempo se ha instalado con fuerza la idea de lanzar al hijo de la presidente, Máximo Kirchner, como candidato a diputado en las elecciones parciales del 2013. A pesar de que se le adjudica el ser el fundador y jefe de La Cámpora, la agrupación juvenil kirchnerista, lo cierto es que no ha tenido hasta ahora más que una presencia testimonial, siempre al lado de su madre.

No se le conoce la voz, jamás habló en público y menos hizo un discurso. Vive en la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia, cuidando del patrimonio familiar. Eso sí, se le adjudica un importante papel como consejero de la presidente, integrando un reducidísimo círculo íntimo que solo integran Héctor Icazuriaga, jefe de los servicios secretos, y Carlos Zanini, secretario de Legal y Técnica de la presidencia.

Pero en el reciente acto del estadio Vélez Sarfield, el hijo de la presidente tuvo un lugar físico destacado, en el palco, enfocado con frecuencia por las cámaras de televisión. Para el periodista Martín Granovsky, del diario oficialista Página 12, el acto kirchnerista dejó como novedad que Máximo Kirchner se convirtió en un dirigente político: “nada volverá a ser como antes del 27 de abril. Máximo no contará con las ventajas del misterio y tampoco con sus desventajas”.

Su posible candidatura ya ha recibido varios apoyos. Empezando por la citada diputada Conti: “Máximo es una persona muy informada por cómo fue criado, muy pensante y tiene toda la capacidad y madurez para ser legislador”. Fernando “Chino” Navarro, dirigente del Movimiento Evita, otro grupo importante dentro del mundo kirchnerista, apuntó que también podría ser candidato en la provincia de Buenos Aires, ya que nació en la ciudad de La Plata.

El peronismo, desde su origen, en la década del ´40 del siglo pasado, tiene el afán de refundar el país. En 1949, época de esplendor del primer gobierno de Juan Domingo Perón, se dictó una nueva Carta Magna, que incluía derechos laborales y sociales y establecía la reelección presidencial indefinida. El golpe de Estado de 1955 restauró la vieja Constitución de 1853 (que a esa altura ya había sido reformada en varias ocasiones). Sería otro presidente peronista, Carlos Menem, el que la reformaría nuevamente, en 1994, con el apoyo de la UCR, gracias al Paco de Olivos y el apoyo del ex presidente Raúl Alfonsín.

En esa ocasión, el acuerdo fue de acortar el mandato presidencial, se seis a cuatro años, permitiendo una única reelección. A cambio, se incorporaron a la Constitución los pactos internacionales de derechos humanos, se estableció el Consejo de la Magistratura y se le otorgó autonomía a la ciudad de Buenos Aires. Al final de su segundo mandato Menem intentó forzar una nueva reforma para acceder al tercer mandato, pero fracasó.

Ahora el kirchnerismo –o mejor, sectores del mismo- pretenden establecer la reelección indefinida, en línea con lo que han hecho otros presidentes de la región. Algunos lo lograron, como Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia; otros fracasaron, como el colombiano Álvaro Uribe. Pero muchos están de acuerdo con el abogado constitucionalista Félix Loñ: “nunca una reforma constitucional debe hacerse en beneficio del gobierno de turno, como se hizo en 1943, con el intento de una reelección indefinida, o en 1994, con la inclusión de una reelección consecutiva”.

Relanzan la campaña por la reelección de Cristina Fernández