viernes. 29.03.2024

La histórica Plaza de Mayo, de Buenos Aires, asistió el martes a la primera manifestación del sindicalismo peronista contra el gobierno, en más de ocho años de kirchnerismo. Para ser exactos, la manifestación fue convocada por Hugo Moyano, secretario general de la CGT (Confederación General del Trabajo), pero en su calidad de dirigente de los camioneros y con la ausencia de importantes sindicatos, ahora alineados con el gobierno de Cristina Fernández.

Pero la imagen de una plaza, tradicionalmente peronista, llena de trabajadores protestando contra un gobierno del mismo signo, fue significativa. Incluso aunque las cifras de asistencia, más allá de las tradicionales diferencias de apreciación, no fueran rotundas.

El acto se desarrolló sin ningún incidente, aunque no hubo ningún operativo de protección policial, por decisión personal de la presidente, Cristina Fernández. El gesto de crear una virtual “zona liberada” fue interpretado por algunos observadores como un intento de que el miedo alejara a la clase media de la protesta.

En las horas previas, tanto Moyano como el gobierno desempolvaron aspectos del pasado del otro, como si no hubieran sido socios estrechos durante todos estos años, al menos hasta la muerte de Néstor Kirchner (octubre de 2010). En realidad, ninguno dijo nada que no se supiera o se sospechase previamente. El Kirchnerismo agitó la acusación de que Moyano actuó como integrante de las filas de la ultraderecha lopezreguista en los ´70. Y el líder sindical acusó a los Kirchner de haber conseguido su considerable fortuna mediante la usura.

Moyano afirmó que, durante la dictadura militar, mientras muchos se quedaron en el país, hubo dos clases de exilio, los que se fueron del país y los que se exiliaron en el sur argentino y “lucraron con la 1050”. Esta es una referencia a la circular del Banco Central que en 1980 impulsó el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, para fomentar los préstamos hipotecarios, que al ser indexados dejaron en la ruina a millares de personas. Néstor Kirchner, que trabajó en esos años en la empresa financiera Finsud, habría aprovechado su posición para construir su patrimonio, mediante la compra de hipotecas que pasaban a remate.

Esta referencia fue, sin duda, la que más ha tenido que doler al gobierno, en una alocución discursivamente pobre. También disparó: “fueron las organizaciones sindicales quienes pelearon por la democracia durante la dictadura y muchos de estos funcionarios estaban debajo de la cama”.

Moyano defendió la subida del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias, que era el objetivo oficial de la protesta. Pero lo fundamental de su intervención fueron las acusaciones a la presidenta, a la que tachó de soberbia; y su defensa del paro como protesta legítima, frente al intento de calificarlo como destituyente. “Las protestas no son destituyentes, favorecen la democracia”, afirmó.

En los últimos días, ante la ya clara ruptura entre el jefe de la CGT y el gobierno, y aprovechando los sucesos en Paraguay, numerosos kirchneristas volvieron a hablar de una presunta conspiración, encabezada por los diarios opositores, como Clarín y La Nación, y a la que suman ahora a Moyano. El diputado Edgardo de Petri, por ejemplo, dijo tras el acto de la Plaza de Mayo que se iba a por Cristina.

El tono del discurso de Moyano no fue, sin embargo, excesivamente duro. Se quejó por la falta de diálogo. “Lo que no nos gusta es que se hace todo por imposición, como si fuera una dictadura, sin consultar con nadie”, añadió.

Abundó en citas de Perón y Evita. Referencias distintas a las que suele hacer la presidente, que casi siempre alude solo a Evita. “Como decía el general…”, señaló varias veces Moyano, subrayando su pertenencia al peronismo. “Algunos creen que pueden sustituir a Perón y Eva Perón (…) más peronista que yo, Perón, le digo a la presidente” dijo también el sindicalista.

También dejó un recado para las próximas elecciones a la jefatura de la CGT, el 12 de julio, en las que el gobierno quiere colocar a Antonio Caló, jefe de la Unión Obrera Metalúrgica. En este sentido, Moyano dijo que los trabajadores no deben dejar que esto suceda, porque entonces la CGT va a pasar a recibir órdenes del gobierno.

El discurso de Moyano fue transmitido en directo por los cinco canales de noticias de cable. Ninguno generalista lo hizo, aunque el canal 7, oficial, transmitió inmediatamente antes un acto de la presidente desde la provincia de San Luis, donde inauguró un establecimiento de producción porcina. Allí se permitió algunas ironías dirigidas a Moyano, aprovechando que hablaba de chanchitos (cerditos). El canal oficial siguió después del discurso presidencial con un partido de fútbol de segunda división y en el descanso resumió parte de las palabras de Cristina Fernández, ignorando nuevamente a Moyano.

Primer acto de sindicatos peronistas contra el Gobierno de Cristina Fernández