viernes. 29.03.2024

El equipo del presidente electo estima que el gasto social debe crecer en unos 4.500 millones de dólares y para ello se cuenta con los impuestos sobre las ganancias extraordinarias que tienen las minerasEl diario El Comercio, cuyo apoyo a la candidatura de Keiko Fujimori motivó que Vargas Llosa rompiera con el tradicional diario limeño retirando sus colaboraciones, explica que son cinco las razones del triunfo de Ollanta Humala en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, este pasado domingo.

El artículo, firmado por Sebastián Ortiz Martínez, afirma que el resultado de este domingo no es producto del voto antisistema sino de una estrategia que incluyó la moderación de su discurso y la iniciativa de reunir en torno suyo a diferentes fuerzas políticas e intelectuales, después del resultado de la primera vuelta.

El articulista de El Comercio resume en cinco las razones para entender la victoria de Humala. En primer lugar, una nueva estrategia, que logró convencer no solo a los sectores naturales de su electorado, los pobres de las regiones andinas, sino también a las clases medias, al deslindarse de Hugo Chávez y prometer desarrollo con inclusión social.

La desunión del espectro político de centro, que presentó tres candidatos, posibilitó que fuera Keiko Fujimori quien disputase la segunda vuelta con Humala. De no ser así, según El Comercio, las cosas hubieran sido más difíciles para el ya presidente electo.

El rechazo al fujimorismo fue mucho más fuerte que la incertidumbre que plantea el gobierno nacionalista que se avecina. Esta tercera razón, está íntimamente ligada a la cuarta para el diario limeño: “adiós a los planes peligrosos (…) se corrió de la izquierda y dio varios pasos acertados hacia el centro”.

Por último, El Comercio destaca el factor MVLL (por Mario Vargas Llosa) y Toledo. Es decir, el apoyo del Premio Nobel y del ex presidente Alejandro Toledo, que le dieron el aval democrático que necesitaba.

Lo que no explica El Comercio es por qué La Bolsa de Valores sufrió este lunes la peor caída de su historia, lo que obligó a cerrar anticipadamente las operaciones cuando las pérdidas alcanzaron el 12,51%.

El congresista electo e histórico dirigente de la izquierda, Javier Díez Canseco, dijo no entender esta reacción en los inversores: “Las relaciones serán de respeto y cordialidad. Esperamos que haya más inversiones, pero también que las empresas tengan una auténtica responsabilidad social”. Y recordó que el Perú no puede ser un país que crece, donde un sector de gente tenga enormes ingresos, pero esté penúltimo en materia educativa en América Latina y entre los últimos en salud pública.

Pero la reacción de la Bolsa fue sin duda un mensaje de sectores poderosos al nuevo presidente. Fundamentalmente de la minería, que constituye el sector más dinámico e importante de la actividad económica de Perú. El país es uno de los grandes productores de minerales del mundo, especialmente de cobre, oro y plata, aportando el 62,7% del valor de sus exportaciones. En el primer trimestre de este año las exportaciones de minerales alcanzaron los 6.292 millones de dólares, un 29% más que en el mismo período de 2010. Los niveles de rentabilidad del sector, que históricamente estaban en torno al 15%, alcanzan ahora mismo el 40%.

En el programa electoral de Humala figura un aumento de impuestos al sector, en concreto a las sobreganancias mineras, lo que obligará a una renegociación de contratos. Actualmente se aplica al sector un impuesto corporativo del 30% y regalías que varían entre el 1 y el 3 por ciento. El equipo del presidente electo estima que el gasto social debe crecer en unos 4.500 millones de dólares y para ello se cuenta con los impuestos sobre las ganancias extraordinarias que tienen las mineras.

Ollanta Humala puede enfrentarse nada más tomar posesión a una situación similar a la de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, cuanto también al inicio de su mandato intentó aumentar los impuestos al sector agroexportador, mediante las llamadas retenciones y la famosa resolución 125.

Pero antes de esto Humala se enfrentará al conflicto impulsado por indígenas aymaras de la región de Puno, en los Andes sudorientales, donde un paro anti-minero pide el fin de las concesiones mineras en la zona. Por su impacto medioambiental, pero también por los pocos empleos que reporta la actividad. Una ley aprobada en el Congreso obliga a tener en cuenta la opinión de las comunidades indígenas afectadas. Ley que sufrió el veto del actual gobierno de Alan García, lo que disparó nuevos conflictos. Se descarta que el gobierno de Humala será más sensible a estas protestas.

Por qué ganó Ollanta… Y por qué se desplomó la Bolsa