viernes. 29.03.2024

Perú: "La gente siente que algo se está cocinando debajo de la mesa"

Esta es la última advertencia de la candidata a la Alcaldía de Lima por Fuerza Social, Susana Villarán, que ha liderado una protesta por la exasperante demora en el recuento de votos tras las elecciones municipales del pasado 3 de octubre. Villarán rechaza que, como dijo el presidente Alan García, estas denuncias "manchen la democracia".
NUEVATRIBUNA.ES - 26.10.2010

"Yo tengo toda la paciencia del mundo, la impaciencia es de la gente, (el presidente) debería salir un poco más a las calles, y escuchar que las personas sienten que algo se está cocinando debajo de la mesa, cuando 22 días después no tenemos ninguna seguridad de cuándo nos van a dar los resultados", ha dicho Susana Villarán. La candidata, que según los últimos datos del escrutinio hechos públicos por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), le saca una ventaja a su rival del 38.387% de los votos emitidos sobre el 37.579% de Lourdes Flores (PPC-Unidad Nacional), ha señalado también que el retraso en la entrega de resultados perjudica la transferencia de la gestión a quien sea la sucesora del anterior alcalde, Luis Castañeda.

Centenares de manifestantes se concentraron este lunes ante el máximo tribunal electoral de Perú para denunciar que el recuento avanza "a paso de tortuga". Susana Villarán se resiste a hablar de fraude pero constata que "algo raro está pasando cuando pasa tanto tiempo y nadie nos da explicaciones; eso hace daño a la democracia". Por contra, el Partido Popular Cristiano ha criticado la movilización asegurando que lo "poco democrático" es la conducta de Villarán, que estaría presionando al Jurado Nacional de Elecciones.

Desde el día de las elecciones, Villarán ha mantenido la delantera en el escrutinio con una diferencia a su favor de unos 41.000 votos que con el paso de los días se redujo a 7.000 y que luego ha aumentado hasta este lunes a 35,773 votos cuando se ha contabilizado el 96.636% de los sufragios. En Lima votaron 6,5 millones de sus casi ocho millones de habitantes.

En cuanto Susana Villarán llegó a la concentración, decenas de enfervorizados simpatizantes de todos los grupos que conforman la confluencia de Fuerza Social –el Movimiento Nueva Izquierda, Lima para Todos y Tierra y Libertad-, le expresaron su adhesión: “Susana ya ganó, el pueblo la eligió”, “Lourdes, escucha; Susana ya ganó”, coreaban los presentes. Megáfono en mano, la candidata dejó bien en claro que se trataba de un acto democrático y pacífico: “Es un plantón ciudadano porque 22 (hoy 23) días después tenemos derecho a conocer los resultados, hay una lentitud inaceptable y tenemos el derecho de exigir que nos los den”. Entretanto, los presentes gritaban: “Apúrate Jurado, queremos resultados”, “Cumplimos con el voto, terminen el conteo”, “No tienen tanta carga (el JNE), no la hagan larga”.

Villarán rechazó, también, las críticas provenientes de diversos sectores como el PPC, el APRA, el primado de la Iglesia Católica, Luis Cipriani, el premier José Antonio Chang y el mismo presidente de la República, Alan García, quienes se pronunciaron, cada uno en diferente tono, contra la protesta: “No presionamos a nadie. Estamos ejerciendo el derecho de plantarnos en la calle, de hacerlo de manera pacífica y de defender a la democracia, porque hay mucha desconfianza de la gente”. A renglón seguido, la lideresa de Fuerza Social agregó, que sólo “los ciudadanos activos, vigilantes y fiscalizadores garantizan autoridades transparentes”.

Pero a quien sí le contestó de manera expresa fue al presidente García: “Toda demostración ciudadana y pacífica que se hace de la manera en la que la estamos haciendo es conveniente para la democracia. Él (Alan García) estuvo en París mientras nosotros hacíamos plantones”, le recordó al mandatario, quien en los peores años del fujimontesinismo estuvo autoexiliado en Colombia y Francia.

Entre los participantes, algunos miembros de la “Brigada Verde” –como Villarán llama a sus jóvenes militantes–, escenificaron, con disfraces de ‘Tortuninjas’, la manera lenta como el JNE y la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) llevan a cabo la revisión de las actas y la oficialización de las cifras.






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