jueves. 25.04.2024

Obama le gana la primera batalla al poder militar estadounidense pero queda tocado

El presidente norteamericano despidió al general McChrystal dejando claro que el poder civil está por encima del militar. Sin embargo, el apoyo mediático se ha ido de lado del general que insultó al presidente y a medio equipo de Gobierno. McChrystal ha conseguido poner en duda el poder de Obama. La segunda batalla está en juego.
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AGNESE MARRA / NUEVATRIBUNA.ES - 24.06.2010

El general McChrystal ha puesto sobre la mesa un debate que Obama intentaba mantener apartado, su labor en Afganistán y hasta dónde el presidente del Gobierno norteamericano sabe qué hacer con una guerra que ya lleva nueve años. Los desprecios del Alto Mando de las tropas estadounidenses en Afganistán, han destapado el poco respeto que se le tiene a Obama en estos menesteres, pero también ha mostrado una de la guerras más antiguas y peligrosas, la del poder militar versus poder civil.

Tener al mando a más de 100.000 soldados, ver la tragedia a diario y los muertos a centenas parece que a determinados generales les diera permiso para sentirse todopoderosos y poder expresar sin temor sus opiniones – el magazine Rolling Stones, donde se publicó el reportaje sobre el general, insiste en que McChrystal sabía todo lo que se iba a publicar- aunque se basen en insultos a sus superiores, a la Unión Europea o a quien haga falta. McChrystal debió pensar, que al fin y al cabo es él quien se encuentra en territorio de guerra, por qué no decir lo que se le antoja.

Pero Obama le ha dejado claro que ser uno de los generales más valorados por los norteamericanos, por el gobierno afgano y por la OTAN, no le exhime de respetar al presidente y a su Gobierno, y ha recordado que en esta vida nadie es imprescindible por muchas medallas que lleve en la chaqueta.

El dirigente norteamericano explicó el despido basándose en el "principio básico de la democracia" estadounidense, "el control civil sobre las operaciones militares" y en "el respeto de la cadena de mando", principios que McChrystal, con sus desafortunadas declaraciones, había quebrantado. “No ha respetado los preceptos que se le suponen a un mando militar, su conducta ha incumplido el principio del control del Ejército por parte del poder civil, que es una de las esencias de nuestro sistema democrático", recordó Obama, señalando que el poder civil era quien ganaba la batalla.

Pero Obama sabía que le tocaba ganarse la confianza de los norteamericanos que veían en McChrystal un referente de seguridad para los 100.000 soldados que están a kilómetros de sus casas. Y el as que se sacó de la manga fue el general David Petraeus, conocido entre los militares como el 'Rey David', quien se encargó de dirigir la guerra de Irak, y al parecer de los norteamericanos ganarla con éxito. Petraeus es el único que podía llenar el vacío simbólico de McChrystal, y con él Obama ha conseguido que los republicanos – admiradores de Petraeus- no puedan seguir atacándole ya que al mando de todo está uno de sus favoritos.

Sin embargo, a gran parte de los demócratas la decisión de Obama no ha gustado nada, ya que esperaban que el presidente decidiera ponerle fin a la guerra y no tomar un camino tan bélico, más parecido al del programa republicano que al del demócrata.

Ayer Obama quiso mostrar su fuerza y su capacidad de mando. Despidió a McChrystal y ofreció un discurso muy norteamericano: "Nos enfrentamos a una lucha muy dura en Afganistán", admitió Obama, "pero los norteamericanos no nos acobardamos ante las realidades difíciles o las misiones difíciles". "Persistiremos, no toleraremos un santuario desde el que los terroristas puedan destruir Afganistán desde dentro y lanzar ataques contra personas inocentes en nuestro país o en cualquier parte del mundo", manifestó para dejar claro que se va McChrystal pero la guerra no se acaba, porque “la guerra es más grande que ningún hombre, ya sea un soldado, un general o un presidente (…) y vamos a arrebatarle la iniciativa a los talibanes, vamos a aplicar presión sin contemplaciones sobre Al Qaeda y sus líderes y vamos a fortalecer a Afganistán y a Pakistán para que puedan hacer lo mismo".

El discurso de Obama también iba dirigido a la propia OTAN, ya que el caso McChrystal ha mostrado las tensiones y divisiones dentro de la estructura de mando norteamericana, lo que podría animar al enemigo y a su vez desalentar a la OTAN y a mauchos aliados que hace tiempo que están cansados de esta guerra.

“¿POR QUÉ ESTA GUERRA ES TAN IMPORTANTE?”

No se sabe si la seductora oratoria de Obama terminará convenciendo. La elección de Petraeus no ha evitado que los medios de comunicación norteamericanos insistan en las debilidades del presidente, y gran parte de lectores de rotativos como New York Times, Los Angeles Times o Washington Post se muestren en contra de la decisión de Obama y apoyen fervientemente al general McChrystal.

“Los americanos están cansados de nueve años de guerra. El señor Obama necesita hacer un trabajo mejor y explicar por qué está guerra es tan importante para la seguridad norteamericana”, dice el editorial del New York Times, y desconfía de Petraeus a quien exige que “demuestre las lecciones que aprendió” y que “cuente cómo las va a aplicar en Kandahar”.

Otros rotativos no muestran desconfianza ante Petraeus pero sí piden a Obama que sea claro con sus estrategias en Afganistán “que hasta el momento sólo se basan en aumentar el número de soldados”, dice Angeles Times.

En los comentarios de los lectores de la prensa norteamericana el cariño por el general McChrystal gana por goleada al que sienten por Obama, quien ya está muy tocado por la crisis que ha generado el vertido de BP y su gestión en la catástrofe ecológica. Incluso algunos lectores llegan a pedir a McChrystal que se presente a la presidencia de Estados Unidos en las próximas elecciones. Otros simplemente señalan que la decisión de Obama ha sido “una rabieta” pero que no responde a las necesidades del país. Los menos admiten que las declaraciones de McChrystal fueron equivocadas y consideran que el presidente no tenía más opciones que destituirlo.

La encrucijada en la que se ha visto Obama tenía mala solución. Si no lo hubiera despedido se habría interpretado como un líder débil, y despidiéndolo se interpreta como un capricho egocéntrico. Al menos el presidente ha dejado claro que defenderá ante todo el poder civil y ha dado el lugar que se merece al poder militar, pero McChrystal ha mostrado las debilidades de un líder que en estos momentos está más que nunca en la cuerda floja.

Obama le gana la primera batalla al poder militar estadounidense pero queda tocado