jueves. 28.03.2024

“El tiempo atenta cada vez más contra el descubrimiento de la verdad”

“El tiempo atenta cada vez más contra el descubrimiento de la verdad”, dijo el actual titular de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), Guillermo Borger, al encabezar un nuevo acto en homenaje a los 85 muertos en el atentado del 18 de julio de 1994, en una de las estrechas y populosas calles del Once, el tradicional barrio judío de Buenos Aires.

Fue el segundo de los dos atentados anti-judíos que sufrió la capital argentina a comienzos de la década del '90. Antes, el 17 de marzo de 1992, otra potente bomba había destruido la embajada de Israel, causando 29 muertos y casi 250 heridos.

La causa judicial de la AMIA estuvo llena de irregularidades. La única hipótesis seria apunta al terrorismo islamista, a Irán y a su brazo armado, Hezbollah. Pero se da por seguro que hubo una conexión local. El único imputado condenado fue Carlos Telleldín, que habría vendido la camioneta que se usó para el atentado. Estuvo preso durante diez años, pero después fue absuelto por falta de pruebas. No obstante será juzgado nuevamente por decisión de la Corte Suprema.

Pero los tiempos están muy retrasados, para disgusto de los familiares de las víctimas: la Sala 1 de la Cámara Federal tiene que fijar aún la fecha para el juicio oral por un nuevo proceso a la conexión local. Y otro tribunal debe juzgar el encubrimiento del atentado.

Está seriamente cuestionada la actuación del gobierno de Carlos Menem (1989-1999), que al igual que otros funcionarios está acusado por encubrimiento. El juez Juan José Galeano, el primero que tuvo en sus manos la causa, fue destituido por mal desempeño, al igual que dos ex fiscales. El ex titular de los servicios secretos, Hugo Anzorreguy, su número 2, Juan Carlos Anchezar y el comisario Jorge Alberto “Fino” Palacios, también están acusados por el actual juez de la causa, Ariel Lijo.

Entre otras cosas, se habría tratado de encubrir a un ciudadano sirio conocido de la familia Menem. Y Anzorreguy reconoció que, a pedido del entonces juez Galeano, se pagó 400.000 dólares a Telleldín para que cambiase su declaración e involucrase a un grupo de policías bonaerenses. Y todo se habría hecho siguiendo órdenes del ex presidente Menem.

La presidente, Cristina Fernández, no estuvo presente esta vez en el acto de homenaje a las víctimas, siendo representada por el vicepresidente, Amado Boudou. La mandataria estaba en Bolivia, país que ha recibido críticas de la comunidad judía local por haber recibido con honores al ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, con pedido de captura internacional por ser uno de los presuntos coautores ideológicos del atentado.

También estarían involucrados otros altos dirigentes iraníes: el ex embajador en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour, el ex presidente Rafsanyani, el ex canciller Velayati y el ex jefe de la Guardia Revolucionaria, Mohse Rezai. El encargado de reclutar la mano de obra criminal habría sido Mohsen Rabbani, consejero cultural de la embajada iraní y que era el líder de la comunidad chiíta de Buenos Aires. Todos ellos son reclamados por la justicia argentina desde 2006.

Un grupo de familiares de víctimas, agrupados en APEMIA (Agrupación Por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA), reclama que se abran y entreguen los archivos secretos que el Estado mantiene cerrados incluso a las partes. “Hacerlo permitiría poner al descubierto no solo el papel que jugó el Estado argentino en el encubrimiento, sino también en la comisión del atentado mismo”.

Aunque fue el ex presidente Kirchner el que expidió la orden de captura internacional contra los sospechosos iraníes, y también el que reconoció que el Estado argentino fue el encubridor agravado del crimen, APEMIA dice que desde entonces nada se ha hecho: “Lo que se anunció como un cambio de rumbo en la política oficial, para diferenciarse del menemismo, un cambio para terminar con la impunidad y la vergüenza nacional de un Poder Judicial y una investigación incapaz de superarla, se convirtió en una nueva frustración, en un reforzamiento de la impunidad”.

El ministerio de Exteriores de Israel criticó lo que considera mano blanda de Argentina con Irán. “El gobierno argentino tiene algunas posiciones difíciles de explicar”, declaró Yigal Palmor, portavoz de la cancillería israelí, señalando que el gobierno de Buenos Aires tiene una posición nada intransigente “hacia la naturaleza terrorista de ese régimen”. Argentina dice estar dispuesta a discutir con el régimen islámico de Irán la entrega a la justicia de ex funcionarios a los que INTERPOL considera presuntos responsables del atentado.

La designada embajadora de Israel en Argentina, Dorit Shavit, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, lamentó que después de tantos años no haya condenados en la causa, mientras “Irán sigue planeando atentados contra Israel”. Y señaló que la falta de esclarecimiento de los atentados lleva a que se den otros ataques terroristas.

Pese a que en los últimos 3 años no han surgido pistas nuevas ni hay nuevos imputados, el titular de la AMIA, Guillermo Borger, aseguró que la fiscalía “ha logrado pruebas irrefutables y que seguramente saldrán a la luz en poco tiempo de la participación de conocidos miembros diplomáticos de la embajada de Irán, como también avances en la conexión local”.

Para el dirigente de la comunidad judía, una de las más grandes del mundo, con 300.000 integrantes, es sorprendente y ofende “que haya personajes que defienden lo indefendible de Irán y tengan el siniestro atrevimiento de decir en público que el atentado a la AMIA fue un autoatentado”. Se refería, sin nombrarlo, a Luis D´Elía, ex funcionario en el gobierno de Néstor Kirchner, que debió dimitir por su apoyo a Irán. Hoy sigue siendo aliado del gobierno y uno de los principales impulsores de la reforma constitucional.

El acto por este nuevo aniversario encuentra a la comunidad judía argentina muy dividida. La AMIA no permitió esta vez que hablara ninguno de los dirigentes de los familiares, tras la polémica del año pasado. Entonces hubo acusaciones contra el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, contra el rabino Bergman, enrolado en el PRO (el partido macrista), y contra el ex policía “Fino” Palacios, sospechoso en el caso y que el alcalde porteño pretendía nombrar jefe de la policía metropolitana.

Entre los atentados terroristas sufridos en la historia argentina, el de la AMIA solo fue superado por el bombardeo aéreo de la plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, con más de 300 muertos. Llevado a cabo por efectivos de la Aviación Naval, pretendía derrocar a Perón. No lo consiguieron, pero exactamente dos meses después sí pudieron dar el golpe definitivo.

Ni un solo procesado, 18 años después del atentado a la AMIA