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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 28.12.2009

Los disturbios que sacuden a Irán son los más graves desde que las disputadas elecciones de junio, denunciadas por los reformistas como "fraudulentas", provocaran una grave crisis con varias decenas de muertos.

Irán reconoce ya ocho muertos durante los últimos enfrentamientos entre la oposición reformista y las fuerzas de seguridad. Así lo ha transmitido la televisión oficial iraní en inglés Press-TV citando un balance del Consejo Superior de Seguridad Nacional. Entre los fallecidos, se confirma que se encuentra un sobrino del principal líder de la oposición, Mir Hosein Musaví, que habría muerto de un disparo en el corazón.

Con todo, la cadena pública en farsi había dado cuenta, poco antes, de 15 fallecimientos, cinco de ellos de personas pertenecientes a lo que ha llamado "grupos terroristas" y más de 10 pertenecientes a "grupos antirrevolucionarios", como también denomina el régimen iraní del presidente Mahmud Ahmadinejad a los opositores.

Asimismo, según uno de los sitos web de la oposición, Rahesabz, las fuerzas de seguridad han detenido al ex ministro de Relaciones Exteriores, Ibrahim Yazdim, líder del proscrito Movimiento de Liberación de Irán. Otra página web opositora, Jaras, ha precisado que agentes de la seguridad se personaron a las 3.00 hora local (23.30 GMT del domingo, medianoche en España) en su domicilio, horas después de que miles de personas volvieran a salir a las calles en una jornada de enfrentamientos.

Yazdi fue uno de los principales actores de la revolución que en 1979 desalojó del poder al último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahlevi. Jefe de la diplomacia iraní en el primer Gobierno posterior al alzamiento se desligó del poder cuando los clérigos comenzaron a apropiarse de los principales puestos de responsabilidad política en el país. Durante las pasadas elecciones, Yazdi expresó su apoyó al movimiento de oposición verde, liderado por el ex primer ministro Mir Husein Musaví, y se mostró favorable a un cambio en el actual régimen.

El liderazgo político iraní sólo ha permitido que un hombre como Mir Hussein Musaví, formado en su propio sistema religioso y que no supone ningún peligro para su continuidad, sea la alternativa más clara para el conservador Mahmud Ahmadineyad.

¿QUÉ HAY TRAS LA 'REVOLUCIÓN VERDE'?

Pero, ¿quiénes son y qué pretenden estos reformistas que atacan al actual régimen iraní? Hay quien ha querido ver en Musaví y sus seguidores una defensa de la modernidad frente al tradicionalismo pero los observadores que mejor conocen los resquicios de un régimen tan bunkerizado como el iraní puntualizan que de lo que se trata es de volver a las esencias que impulsaron la revolución de los ayatolás contra el Sha, de conseguir que los juristas recuperen su prevalencia sobre la militarización en la que está empeñado el actual Gobierno.

Luis Ortiz Monasterio, ex embajador de México en Irán, señalaba en una entrevista concedida en julio a "La Jornada", tras las primeras revueltas contra los resultados electorales, que "en Irán pueden despertar a las fuerzas más oscuras y retrógradas. A muchos el gobierno de Mahmud Ahmadinejad les puede parecer premoderno y fundamentalista; pierden de vista que hay fuerzas más retrógradas que pueden aprovechar cualquier ruptura para emerger." El ex embajador se refería a la amenaza de que el islamismo más radicalizado hunda sus raíces en Irán y cuestionaba el apoyo de Occidente a Musaví: Fue un apoyo acrítico y amnésico. Él fue el creador de la vinculación con Hezbollah, por ejemplo. Se nos olvida que la revolución islámica ha permitido a Irán ser un país autónomo en sus finanzas, en su política energética, con seguridad alimentaria, con su propia bolsa de valores. ¿Creemos realmente que, a nombre de una democratización acelerada, van a aceptar retroceder al pasado colonial? Hay que tomar nota de la cautela de China y Rusia: ellos no quieren que, a cambio de que las señoras se quiten el velo, una potencia asiática se convierta en colonia de Occidente una vez más.

La imagen que sus defensores pretenden dar de Musaví en el extranjero es bien distinta. Su portavoz, Mohsen Makhmalbaf, le describía en declaraciones a Foreign Policy, como el 'Obama iraní': Barak Obama ha dicho que no hay diferencia entre Ahmadinejad y Musaví. ¿A él le gusta (cuando alguien) dice que Obama y (George W.) Bush son iguales? Ahmadinejad es el Bush de Irán. Y Musaví es el Obama de Irán. Makhmalbaf, por otra parte, explicaba las movilizaciones con estas palabras: Estos jóvenes que ocupan las calles quieren paz y democracia. La anterior revolución fue la del tradicionalismo contra el modernismo; esta es la del modernismo contra el tradicionalismo. Aquella tenía el ceño fruncido; esta sonríe. La otra fue roja; esta es verde. Puede decirse que la actual es una revolución del siglo XXI, mientras que la otra fue propia del siglo XX. La anterior estuvo encabezada por personas que se formaron en la época del sha, y esta generación ha sido educada por los mulás dentro de la Revolución Islámica. Hay muchos jóvenes, y la vejez está matando a los padres. Cada generación mata a sus padres. Y (ahora) nuestros padres son los mulás.

Detrás del respaldo occidental subyace la creencia de que Musaví será más dócil como interlocutor que Mahmud Ahmadinejad. Musaví, pintor y arquitecto de formación, apuesta por unas mejores relaciones con todos los países que las que ha mantenido Ahmadineyad, pero defiende que el presidente de Estados Unidos debe pasar "de las palabras a los hechos" en su aproximación a Irán. También propone retomar el diálogo con Occidente sobre la polémica por el programa nuclear, aunque insiste en que Irán jamás renunciará al "derecho" a desarrollar esta energía. De puertas para dentro, el líder reformista ha conseguido aglutinar a todos los descontentos: jóvenes frustrados por un futuro sin muchas posibilidades, mujeres que reclaman más derechos sociales, y reformistas que quieren más libertades y mejores relaciones con la comunidad internacional.

Ahora, en el punto de mira de los opositores está también el líder espiritual, Alí Jamenei, quien se convirtió en el sucesor de Jomeini tras su muerte, en 1989, y a quien actualmente se considera rehén de Ahmadinejad. Cuando surgieron las primeras protestas por el fraude electoral, Jamenei eligió retratar a los opositores políticos de Ahmadinejad como mercenarios potenciales, espías y agentes de los poderes extranjeros. La traición a la república islámica es castigada con la muerte. De momento, Jamenei sigue contando con el apoyo de las principales instituciones de la República Islámica.

Musaví: ¿El Obama iraní o un nuevo Jomeini?