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nuevatribuna.es | agencias | 01.02.2011

Al menos un millón de personas se han echado este martes a las calles en Egipto, principalmente en El Cairo, para pedir al presidente Hosni Mubarak que deje el poder. Algunos medios como Al Yazira hablan de hasta dos millones de manifestantes sólo en la plaza Tahrir, en El Cairo, epicentro de las protestas, si bien es difícil hacer una estimación precisa del número de asistentes a esta protesta, que ha conseguido al menos el objetivo fijado de un millón de personas.

En la plaza Tahrir (Libertad), donde muchos manifestantes llevan días acampados, el ambiente ha sido un tanto festivo desde primera hora de la mañana, cuando comenzaron a llegar decenas de miles de personas procedentes de todos los estratos sociales, desde abogados y médicos a estudiantes y parados. A estas horas, y pese a que el toque de queda está en vigor desde las 15:00 horas, la mayoría de ellos no se han marchado de vuelta a sus casas.

Asimismo, también ha habido manifestaciones en Alejandría, Suez --se habla de unos 20.000 manifestantes--, así como en Ismailia y las ciudades del delta del Nilo como Tanta, Mansoura y Mahalla el Kubra, en el octavo día consecutivo de protestas contra Mubarak por parte de los ciudadanos que están hartos de sus 30 años de represión, corrupción y problemas económicos.

"Que se marche él, nosotros no nos vamos", coreaba la multitud, entre la que había también mujeres y niños, mientras un helicóptero militar sobrevolaba sobre el mar de personas congregadas en la céntrica plaza y muchas de las cuales enarbolaban banderas egipcias.

El Ejército, que ha estado llevando a cabo controles en las calles aledañas a la plaza para evitar que los asistentes llevaran armas, , dejando que los egipcios expresaran su ira contra Mubarak de forma pacífica, al contrario de lo sucedido el viernes, cuando la Policía intervino con contundencia empleando gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes.

CONTROLES A LOS MANIFESTANTES

Además de los soldados y de agentes de paisano que registraban a los manifestantes y controlaban los accesos a la plaza, también ha habido, según la CNN, voluntarios del movimiento de protesta que han realizado sus propios registros de las bolsas de los manifestantes y les han pedido que mostraran sus documentos de identidad.

En este sentido, un hombre ha estado repartiendo octavillas para pedir a los manifestantes que se comportaran bien delante de los medios de comunicación extranjeros que están cubriendo la protesta. "Como sabéis todos los medios de comunicación están aquí para seguir vuestros esfuerzos", reza el documento, según la CNN. "Para demostrar que Egipto está en un espíritu positivo, os insistimos en que expreséis vuestras peticiones e ideas de forma pacífica", agrega el texto.

La situación de Mubarak parece haberse complicado después de que el Ejército, muy poderoso y respetado en el país, hiciera saber ayer que no emplearía la fuerza contra los manifestantes, cuyas reivindicaciones consideró "legítimas". Los soldados han colocado alambradas de espino en la plaza Tahrir pero no han hecho ningún intento de interferir en la protesta, mientras que los tanques no se movieron de sus posiciones.

Asimismo, también se han erigido barricadas con alambre de espino en torno al palacio presidencial, donde se cree que permanece atrincherado Mubarak. Inicialmente los organizadores de la protesta de hoy habían expresado la intención de que los manifestantes marcharan desde la plaza hasta el barrio de Heliópolis, donde está la residencia de Mubarak, a 17 kilómetros de distancia, pero finalmente los asistentes no se han movido del centro de la capital.

"Ya hemos hecho lo difícil, nos hemos echado a las calles", subraya Walid Abdel-Muttaleb, de 38 años. "Ahora corresponde a los intelectuales y los políticos unirse y darnos alternativas" a Mubarak, añade.

"Pedimos la caída del régimen. Tenemos un objetivo y ese es derrocar a Mubarak, nada más. Nuestros políticos tienen que dar un paso y formar coaliciones y comités para proponer una nueva administración", afirma por su parte Ahmed Abdelmoneim, un ingeniero informático de 25 años.

"Somos muy pacientes, podemos estar aquí durante mucho tiempo (...) durante los últimos 30 años este régimen trajo lo peor para el pueblo. Ahora todo el mundo está hablando en alto, antes todos eran negativos y pasivos", destaca Mahmud Alí, un funcionario de 42 años.

Más de un millón de egipcios piden la renuncia de Mubarak