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NUEVATRIBUNA.ES - 15.01.2010

No todas las ONG tuvieron la misma suerte. Médicos Sin Fronteras (MSF) estaba en Haití desde el minuto uno de la tragedia con los equipos listos para dar respuesta. Ochocientos médicos de MSF trabajaban en la isla meses antes de la catástrofe. Cincuenta de ellos de origen internacional y 750 haitianos.

La fortuna acompañó a la ONG incluso después del seísmo: “Nuestras infraestructuras quedaron seriamente dañadas pero no se derrumbaron. Lo que nos preocupa ahora es localizar a todos nuestros médicos. Hasta ahora sabemos que el 90% de la plantilla está con vida. El resto no sabemos si están entre los escombros o buscando a sus familias”, cuenta a nuevatribuna.es, Raquel González, portavoz de la ONG.

Minutos después de la catástrofe se disponían a trabajar. Pusieron en marcha cuatro tiendas de campaña en medio de la calle. Trasladaron a los pacientes que ya estaban en el hospital antes del terremoto. Comenzaron a atender a nuevos heridos. “No nos quisimos arriesgar a permanecer en nuestras instalaciones por si se producía una réplica. Estamos más seguros en la calle”.

Horas después parte del equipo de MSF se trasladaba al Hospital Público de Puerto Príncipe. Habilitaban un quirófano que se mantiene abierto sin descanso. El trabajo de estos médicos no ha cesado en 72 horas. Hasta el momento han atendido a 1.500 pacientes. Personas mutiladas, con fracturas, en ataques de histeria y con serios traumatismos. “Nos ha salvado tener la medicación a mano, por suerte pudimos rescatarla”, dice Raquel González.

Pero el equipo de origen no era suficiente. El mismo martes dos nuevos médicos se trasladaban a Haití desde Panamá para reforzar a sus compañeros. El jueves llegaban cuatro más y se espera que al final del día siete especialistas españoles lleguen a la capital haitiana. “Lo que más necesitamos son nefrólogos que son los expertos en los síndromes de aplastamiento”, matiza la portavoz de MSF.

CADENA DE OBSTÁCULOS

La comunidad internacional tiene los equipos listos para marchar a Haití. La tarde del jueves diversas organizaciones españolas se reunieron en la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo) para coordinar las ayudas. ¿El mayor problema? : poder entrar al país.

“Desde ayer el aeropuerto de Puerto Príncipe está cerrado, totalmente colapsado”, explica la portavoz de MSF. La falta de controladores aéreos se une a la inexistencia de maquinaria pesada para poder descargar los cargamentos de ayuda. Tanto los equipos como el personal de emergencia han optado por trasladarse a República Dominicana para entrar por vía terrestre. “Este viaje es muy lento. Las condiciones de las carreteras son muy defectuosas y el traslado supone más horas de las esperadas”.

A pesar de las dificultades, MSF ha conseguido llevar 25 toneladas de equipamiento médico y esperan enviar 60 toneladas más en los próximos días, junto con otros 80 médicos. Mantas, plásticos, kits para desastres, tiendas de campaña y bidones para recoger agua forman el grueso de la ayuda.

Ante las dificultades de acceso el gobierno cubano ha anunciado su permiso para que los aviones de ayuda humanitaria puedan sobrevolar su isla para acortar el recorrido hasta Haití. Los cubanos han precisado que es “una medida excepcional”.

AGUA Y ALIMENTOS, LA PRINCIPAL NECESIDAD

En las últimas horas los haitianos vagan por las calles exigiendo la ayuda prometida. La desesperación ha provocado actos de protesta tan grotescos como las barricadas de cadáveres . Han comenzado los primeros saqueos. La desesperación crece y el agua y los alimentos no llegan. El refugio también escasea. Las 300.000 personas que se han quedado sin hogar utilizan cualquier rincón al raso como improvisado cobijo.

Desde MSF han comenzado con las labores de potabilización del agua y reparto de tiendas de campaña. La Comunidad de Madrid ha anunciado el envío de agua a la región. Se prevé que en las próximas 48 horas pueda estar disponible, pero como dicen desde MSF: “Hay muchísima ayuada humanitaria y apenas espacio para poder ofrecerla”.





Médicos Sin Fronteras ya estaba allí