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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 22.2.2010

Las excavadoras y palas mecánicas trabajaban a fondo este lunes en Funchal, la capital de la isla portuguesa de Madeira, donde los socorristas temen encontrar nuevas víctimas, sobre todo en los estacionamientos subterráneos de los centros comerciales aún anegados. Más de 270 máquinas pesadas y 148 camiones fueron requisados para ayudar en las operaciones de limpieza de escombros y de barro, arrastrados por lluvias torrenciales que cayeron en la isla el sábado, provocando inundaciones y avalanchas que mataron a 42 personas, según un balance provisional.

En Funchal, las labores de limpieza se hacían difíciles este lunes debido al estado en algunos casos impracticable de las calles, a los cráteres abiertos en ellas y a los montones de escombros, constató un periodista de la AFP. La riada ha destrozado locales y sepultado decenas de vehículos. Más de 240 casas, algunas de ellas construidas en lugares tan aparentemente inseguros como una ladera, se han visto afectadas por la avalancha causada por las lluvias torrenciales.

Unas 300 personas han tenido que dormir por segunda noche en refugios, donde se amontonan mantas y calzado para los que lo han perdido todo. Las autoridades hablan ya de 120 heridos y 42 fallecidos. El recuento de daños materiales continúa mientras se busca a al menos 4 personas desaparecidas. El fango y el agua ha superado en algunos puntos los cinco metros de altura y ha llegado a inundar hasta los cementerios. Una catástrofe para la que el gobierno luso ha decretado tres días de luto nacional.

Desde el domingo por la mañana, decenas de bomberos estaban movilizados para tratar de vaciar el agua de los estacionamientos subterráneos de varios centros comerciales, donde según testigos, numerosas personas se refugiaron cuando la lluvia se hizo más intensa el sábado a media mañana. La situación en el centro comercial de Anadia, situado en la parte baja de la ciudad y completamente arrasado, provocaban numerosas inquietudes. Según el corresponsal de la televisión SIC, a pesar del trabajo incesante de las bombas de agua que trabajan desde el domingo, los bomberos sólo consiguieron hacer bajar en un metro el nivel de agua en el estacionamiento.

"El agua está aún al nivel de la entrada del estacionamiento que cuenta dos niveles subterráneos", explicó. El sábado en la noche, el alcalde de Funchal, Miguel Alburquerque, declaró "temer bastante" que el número de víctimas de las intemperies "vaya a aumentar". De momento, hay cuatro personas desaparecidas pero se teme que, en cuanto se retire el lodo de algunas casas sepultadas, se descubran más cadáveres. Las islas trabajan a contrarreloj para recuperarse de los desperfectos mientras los turistas regresan a sus países.

El presidente del gobierno regional, Alberto Joao Jardim, pidió a los habitantes que "permanecieran en sus casas aún el lunes para no entorpecer a los socorristas y para evitar correr riesgos". Las escuelas de los distritos de Funchal, Ribeira Brava y Camara de Lobos, situadas al sur de la isla, permanecerán cerradas por lo menos hasta el martes, anunció también el gobierno regional.

Madeira: excavadoras y palas mecánicas luchan contra las piedras y el lodo