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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 22.11.2009

...que revelan los errores "desastrosos" y "mentiras significativas"del Gobierno británico en la guerra iraquí.

Según el periódico, el informe contiene entrevistas con altos mandos del Ejército, que explican que las tropas británicas fueron expuestas a "riesgos significativos" a causa de una operación "precipitada", que "careció de coherencia y recursos". Se trata de cientos de páginas con datos clasificados como "secretos", en los que los responsables de la invasión sobre el terreno expresan su frustración y enfado con el Gobierno.

Los informes revelan que el por entonces primer ministro Tony Blair mintió a los parlamentarios y a la población en 2002 cuando afirmó que el objetivo de Gran Bretaña "era el desarme y no el cambio de régimen" en Irak, tras admitir que "no había planeamiento" para una acción militar. "Por el contrario, las Fuerzas Armadas británicas estaban planeando desde febrero de 2002 una invasión masiva y un cambio de régimen", se afirma en los informes. Concretamente, se cita al general Graeme Lamb, responsable de las fuerzas especiales durante el conflicto, que dice textualmente: "yo había estado preparando la guerra desde principios de 2002".

Como resultado, las políticas de Blair "carecieron de coherencia y recursos" y causaron "peligros significativos" para las tropas, especialmente en el período de posguerra. Los documentos también revelan la falta de equipamiento de los soldados, como problemas con los sistemas de radio, armas y vehículos. Se aportan detalles sobre los recursos "ridículos" de la invasión como que algunas unidades entraron en combate con cinco balas para cada uno de sus soldados.

También se pone de relieve que muchos militares tuvieron que ser desplazados hasta la zona de combate en aviones de aerolíneas comerciales, llevando como equipaje de mano su armamento, que en algunos casos fue incluso confiscado en los aeropuertos. El sistema de radio durante el combate dejaba de funcionar cada día al mediodía a causa del calor y la cadena de suministros mostró errores tan ridículos como el de hacer llegar hasta el desierto "un contenedor lleno de esquís", según uno de los militares.

El Foreign Office no creó un departamento para gestionar la posguerra hasta tres semanas antes del inicio de la contienda, que elaboró planes que "no contenían detalles sobre qué hacer una vez que Bagdad hubiera caído", lo que causó numerosos problemas. Los jefes militares calificaron de "atroz" y "horrorosa" la falta de apoyo del Gobierno a la reconstrucción, lo que, en palabras de unos de los comandantes, hizo que "se perdiera una oportunidad de oro" para ganarse el apoyo de la población iraquí. También denuncia la casi absoluta ausencia de planes para salvaguardar la seguridad de los civiles iraquíes y para cumplir las obligaciones de guerra de la Convención de Ginebra.

El análisis del combate concluye que fue "un éxito militar significativo", pero admite que fue contra "un ejército de tercera" y que careció de la preparación necesaria para hacer frente a los problemas de los cruciales primeros 100 días de la ocupación. Al menos cuatro comandantes del Ejército británico califican de "destestable" la gestión de los ministerios de Defensa y Exteriores a la hora de planificar la invasión, una operación plagada de "deficiencias" que "frente a cualquier otro enemigo de mayor nivel, hubieran sido muy castigadas".

"La incapacidad de restaurar la seguridad durante la ocupación constituyó el fallo más crítico de la operación", según los informes, que igualmente critican "la ausencia de dirección política en Londres" al término de la guerra. "El Gobierno británico, que se gastó literalmente millones de libras para garantizar la línea de seguridad de las operaciones, no se gastó nada en la línea económica, de la que dependía la anterior", según los documentos.

Los errores "desastrosos" y las mentiras de la guerra de Irak, a juicio