viernes. 19.04.2024

Como una pesadilla que se repite seis años después, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato de la izquierda mexicana, cree que le han vuelto a robar la elección y anuncia que impugnará los resultados. “No podemos aceptar un resultado fraudulento, hay procedimientos para eso, vamos a presentar las pruebas”. Así lo anunció el lunes, aunque ya el domingo por la noche los resultados del conteo rápido daban la victoria a Peña Nieto. Eso sí, con unas cifras muy alejadas de lo que arrojaron las encuestas: un 6,5 %, frente a las previsiones de la mayoría de las encuestadoras, que le daban entre 15 y 18 puntos de ventaja sobre el segundo.

Las acusaciones de AMLO se basan fundamentalmente en el apoyo masivo que los medios tradicionales dieron a Peña Nieto y el uso de recursos por encima de lo permitido. También de “recursos ilícitos”, es decir, dineros procedentes de presupuestos estatales. Nada que no se supiese previamente y nada que no se incumpliese en anteriores elecciones. Según López Obrador, solo en el estado de México –que rodea al DF-, el PRI gastó 1.800 millones de pesos (unos 110 millones de euros) en alimentos, que habrían servido para comprar un millón de votos.

No descartó pedir el recuento de votos y señaló que acudirá a todas las instancias legales. Pero dejó entrever que no volverá a actuar como en el 2006, cuando perdió por el 0,56 % de los votos. En aquél entonces sus seguidores bloquearon gran parte del centro de la ciudad de México, provocando el caos durante meses. Ahora dice que tiene que actuar con responsabilidad: “a veces quisiera expresarme de otra manera, pero tengo que autolimitarse por la responsabilidad que tengo y por los que participan en el movimiento”. También aseguró que sabe cuál es su responsabilidad histórica y que actuará en consecuencia. Eso sí, poco a poco, “resolviendo lo que convenga”. Pero esto no garantiza que no vuelva a llamar a la resistencia civil, como hace seis años.

El candidato del PRD dijo que se había votado por Peña Nieto “para mantener el régimen de corrupción, no tengo la menor duda de que eso significa el voto”. Denunció que fue avasallador el comportamiento de los aparatos estatales y que el IFE (Instituto Federal Electoral) registró más de tres mil incidentes, muchos en el estado de México, del que es oriundo Peña Nieto. Para el IFE, sin embargo, se trata de quejas mínimas.

A la espera de los resultados finales, se pueden sacar varias consecuencias. El PRI no tendrá mayoría en ninguna de las dos cámaras, como se pensaba. No se repitió el “carro completo”, de las viejas épocas. Y, con poco más del 38 % en el voto para presidente (no hay segunda vuelta), ni Peña Nieto ni el PRI se podrán comportar como en épocas pasadas. Van a tener que negociar con la oposición para gobernar.

El PRD será la segunda fuerza en la Cámara de Diputados y trendrá una buena representación en el Senado. Volvió a demostrar su fuerza en el DF, con el 63,6 % de los votos, más que lo que en su momento lograron Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, el propio López Obrador en el 2000 y Marcelo Ebrard en el 2006.

El PAN, con Josefina Vázquez Mota como cabeza de cartel, no solo quedó en tercer lugar en la carrera presidencial. También tendrá la tercera representación en la Cámara de Diputados y prácticamente desaparece del DF. Peor aún, pierde el estado de Jalisco, que había gobernado los últimos 18 años. Fue una derrota electoral mayúscula, según reconoció Gustavo Madero, el presidente del PAN. “Nos enfocamos en reformas de cómo llegar al poder, más que a reformar cómo funciona el poder en México”, añadió.

Peña Nieto anunció que en los próximos días dará a conocer quién integrará el equipo de transición. Una etapa que será larga, ya que el recambio se producirá el 1 de diciembre próximo. Dijo que integrará un equipo de expertos en políticas públicas para impulsar las reformas a las que se comprometió durante la campaña, entre ellas la energética, la fiscal y la laboral.

Previsiblemente, en todos los temas contará con la oposición férrea del PRD. La posibilidad de que la petrolera estatal PEMEX se abra a la inversión privada, supone romper con un tabú muy enraizado en la izquierda mexicana. Y no tendrá mejor suerte con su intención de subir el IVA o aprobar una reforma laboral. Todas medidas que lo acercan a la derecha del PAN, aunque los dos últimos presidentes del PRI, Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo ya impulsaron políticas neoliberales.

López Obrador impugnará la elección en Mexico