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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS- 1.05.2010

El presidente estadounidense, Barack Obama, visitará la zona del Golfo de México afectada por el vertido de fuel de la plataforma pretolífera de BP hundida el pasado 20 de abril . El viaje de Obama, que ha recibido numerosas críticas por la lenta reacción de su Gobierno ante el desastre ecológico, se producirá mañana por la mañana, informa la Casa Blanca.

La situación en la zona del derrame se agrava y va camino de convertirse en uno de los peores desastres naturales de la historia de EE UU. Los trabajos de los servicios de limpieza se han visto complicados en las últimas horas por el mal tiempo que azota las costas de Luisiana, Florida, Misisipi y Alabama . El Servicio de Meteorología de EE UU ha pronosticado que, si en las próximas horas la dirección e intensidad del viento no cambia, las manchas de crudo podrían afectar a las pequeñas bahías de la costa de Luisiana.

A pesar del temporal, más de 6.000 efectivos y centenares de barcos siguen trabajando contrarreloj en la zona para evitar que el accidente de la plataforma petrolífera de BP se convierta en un desastre ecológico y económico para el sector turístico y pesquero de la región.

Este vertido también tendrá consecuencias inmediatas para toda la industria extractora de crudo. La Casa Blanca anunció la paralización de cualquier prospección submarina hasta aclarar las causas del accidente que el pasado día 20 causó la explosión de la plataforma de la multinacional británica BP, donde murieron 11 personas. Ello implica congelar las polémicas prospecciones en Alaska y el Atlántico que autorizó Obama.

CRÍTICAS A OBAMA
La alerta es de tal dimensión que ninguna prospección de petróleo submarina será autorizada hasta que no se aclaren las causas del accidente que acabó con el hundimiento de una plataforma petrolífera en el golfo de México y con el mar cubierto de crudo. Los planes de Barack Obama anunciados a fines de marzo de abrir las costas del Atlántico y de Alaska a las perforaciones quedan congelados, según anunció la Casa Blanca a través de uno de los asesores del presidente, David Axelrod.

El Gobierno de Obama ha recibido numerosas críticas en las últimas horas y una temida pregunta ya se propaga -tan rápido o más que la marea negra que amenaza las costas de Luisiana, Alabama, Misisipi, Tejas y Florida-: ¿es este el Katrina de Obama? Los críticos del presidente apuntan que la Administración demócrata ha tardado en reaccionar, y que ya es demasiado tarde por mucho que en las últimas horas la Casa Blanca quiera aparentar control de la situación y ponga sus efectivos a trabajar a toda máquina.

El golfo de México ya ha vivido antes otras tragedias, como el azote de los huracanes Gustav, Ivan o Katrina. El paso de este último, en agosto de 2005, dejó malherida a la ciudad de Nueva Orleans y tiñó de incompetencia la Administración -ya tocada por la invasión de Irak- del entonces presidente George W. Bush. El huracán dejó su impronta en Luisiana, pero la falta de pronta respuesta de Washington -Bush tardó días en reaccionar y siguió de vacaciones en su rancho de Tejas- fue la huella más profunda. Cerca de 2.000 personas perdieron la vida.

Luisiana era al principio de la crisis el destino inmediato de desembarco de la marea. Pero Misisipi, Alabama y Florida ya parecen que no van a quedar limpios. El gobernador de Florida, Charlie Crist -que acaba de anunciar que dejará el Partido Republicano para presentarse como independiente a un puesto en el Senado de EE UU-, declaraba ayer la situación de emergencia en la costa oeste de su Estado.

El día anterior, Bobby Jindal, gobernador de Luisiana, cuyo Estado aún está recuperándose de la destrucción provocada por el Katrina, advirtió de que la mancha "amenaza a los recursos naturales del Estado". Jindal declaró la situación de emergencia y pidió fondos a Defensa para desplegar 6.000 agentes de la Guardia Nacional para ayudar en la limpieza. En similares términos se ha mostrado esta madrugada (hora española) el Gobernador de Alabama, Bob Riley, decretando el estado de emergencia ante "la seria amenaza que supone el vertido para el medioambiente y la economía".

Los medios locales decían que la creciente mancha de crudo estaba muy cerca de la delicada reserva de vida salvaje de los pantanos del borde del delta del río Misisipi que, según expertos, podría dañar gravemente a la ecología del área y sería muy difícil de limpiar. Los guardacostas no lo han confirmado todavía.

Lluvia de críticas a Obama por su gestión de la catástrofe...