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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 20.8.2009

La apertura de los colegios electorales en Afganistán a las 7:00 de hoy (04:30 hora peninsular) ha señalado el inicio de unas históricas elecciones en las que más de 17 millones de afganos están llamados a las urnas para elegir a su presidente y a sus representantes de los consejos provinciales.

Los comicios están marcados por la por la amenaza de la violencia talibán y las denuncias de fraude, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por evitar que estos contratiempos deslegitimen el proceso electoral. Además, existe una prohibición gubernamental de informar de actos violentos. Los talibanes han amenazado con llevar a cabo varios ataques para desestabilizar el proceso, según ellos un "acto de propaganda" estadounidense. Las primeras horas son las más peligrosas porque en ellas concentran los talibanes la mayoría de sus ataques. De hecho, ya se han producido cuatro explosiones en el sur del país.

El presidente saliente, Hamid Karzai, quien accedió al poder con el respaldo de la comunidad internacional tras la caída de los talibán en 2001 y fue refrendado en su cargo en las primeras elecciones presidenciales en 2004, es el gran favorito para alzarse con la victoria, según todos los sondeos, si bien no está claro que pueda superar el 50 por ciento de los votos necesarios para no tener que enfrentarse al segundo candidato más votado en una segunda vuelta en octubre.

Para evitar esta posibilidad, Karzai se ha ido granjeando en los últimos meses, e incluso esta misma semana, el respaldo de importantes líderes étnicos del país y de antiguos "señores de la guerra", entre ellos el ex gobernador de Herat y actual ministro de Energía Ismail Jan, o el ex general uzbeco Abdul Rashid Dostum. Este último, conocido por cambiar de bando en varias ocasiones, regresó el domingo al país y el lunes hizo un llamamiento claro a sus numerosos partidarios a que apoyen al actual presidente.

Según la última encuesta, publicada por un instituto estadounidense, el actual presidente, Hamid Karzai, cuenta con el 44% en estimación de voto, frente al 26% que cosecha su rival más próximo, el ex ministro de Exteriores Abdulá Abdulá. Sin embargo, distintas fuentes restan valor al papel de las encuestas en un país de orografía complicada, malas comunicaciones, elevadas tasas de analfabetismo y, sobre todo, la ausencia de un censo. Si ningún candidato logra obtener el 50% de los votos en esta convocatoria, se llevará a cabo una segunda vuelta en la primera semana de octubre, según la Comisión Electoral.

Algunos candidatos han deslizado la posibilidad de que pueda existir un fraude consistente en la compra de votos y la falsificación masiva de tarjetas de registro, aunque por el momento los observadores se mantienen a la expectativa. En el país hay desplegados unos 100.000 soldados extranjeros, algunos de ellos españoles.

Karzai, que ya ha depositado su papeleta en las urnas, pide a la población que acuda a votar para hacer de Afganistán un país más seguro. "No ir a una segunda vuelta sería lo mejor para el país", ha dicho Karzai ante los periodistas. Al ser preguntado sobre si temía a las amenazas de violencia, el mandatario afgano ha asegurado no estar preocupado por ello.

La comisión ha previsto la apertura de más de 6.500 centros de voto, pero no está claro en cuántos de ellos se podrá votar, después de que las autoridades reconocieran que no pueden garantizar por completo la seguridad. A pesar de todo, los responsables políticos han hecho un llamamiento a la población a que acuda a ejercer su derecho a voto pese a la escalada de violencia de los últimos días a manos de los talibán que buscan deslegitimar el resultado de los comicios y conseguir la máxima abstención posible.

La violencia y las sospechas de fraude marcan las elecciones de Afganistán