viernes. 19.04.2024

La profundización de la crisis internacional empuja a los mandatarios de América Latina a concretar la creación de instrumentos autónomos tanto para preservar a la región de la transferencia de los costes que los países desarrollados suelen hacer al Sur, como para promover el desarrollo regional interno.

Desde la propuesta inicial, en solitario, del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en el 2004, se ha pasado a un contexto en el que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se ha convertido recientemente en un importante promotor del proyecto.

Chávez y el entonces presidente argentino Néstor Kirchner retomaron la idea en 2006. Al año siguiente se incorporaron Ecuador, con el presidente Rafael Correa y Brasil, con Lula Da Silva. Hacia finales de año, diciembre de 2007, se firmó el acta fundacional. En 2009 se sumaron Bolivia, Paraguay y Uruguay. Entonces se excusaron los países más cercanos a Washington: Colombia, Perú y Chile, Guyana y Surinam. No obstante, el convenio constitutivo prevé la posibilidad de que se sumen con igual voz y voto que el resto, cuando lo consideren pertinente. Colombia y Perú ya manifestaron su interés en integrarse a los equipos técnicos.

En el camino, la propuesta se fue enriqueciendo y afinando: de ser concebido inicialmente como una herramienta para romper el círculo vicioso entre los países de la región y los organismos tradicionales de crédito (para la región, verdaderas instituciones hacia la profundización del subdesarrollo), el Banco del Sur hoy, sin resignar su objetivo inicial, contempla la posibilidad de que viejos organismos financieros como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF) participen como aportantes de fondos.

Una comisión técnica está trabajando en los aspectos operativos del Banco del Sur para acelerar su concreción una vez que se cuente con las aprobaciones parlamentarias pendientes. El convenio constitutivo establece que entrará formalmente en funciones cinco días después de que la mitad más uno de los países miembros que, a su vez, representen dos tercios del capital suscripto, hayan depositado los instrumentos de ratificación en la sede central, en Caracas.

La sede del Banco del Sur estará en Caracas y están previstas dos subsedes, en La Paz y en Buenos Aires.

Prestará dinero a gobiernos nacionales, provinciales, empresas mixtas y privadas, siempre y cuando su proyecto de inversión coincida con los lineamientos de desarrollo regional, previo consentimiento del país donde se realizará el desembolso.

Un principio general fija que los proyectos a financiar deberán tener alguna incidencia regional, apuntando a la soberanía energética, alimentaria, de salud, el desarrollo de las artes y las ciencias, el transporte, siempre desde una perspectiva de inclusión y equilibrio regional.

Se previó, además, constituir dos fondos especiales. Uno de solidaridad social y otro para atender emergencias ocasionadas por desastres naturales

Según distintos cálculos, podrá prestar hasta cuatro veces su capital inicial (unos 40.000 millones de dólares al principio). Se permitirá a las naciones chicas disponer de hasta ocho veces su aporte. Los grandes tendrán un máximo de cuatro veces.

La iniciativa contempla la integración de un capital total de 20.000 millones de dólares, pero en una primera etapa, sólo se aportarán 7000 millones, destinados a la constitución de la entidad. Argentina, Brasil y Venezuela integrarán 2.000 millones de dólares cada uno, en cinco años, el 20 por ciento en efectivo y el resto como capital de garantía. Uruguay y Ecuador aportarán 400 millones cada uno en nueve años y Bolivia y Paraguay, 100 millones también en nueve años.

De ese total, Argentina, Brasil y Venezuela serán los que más inviertan, en total serán 6000 millones de dólares, en un plazo de cinco años. Ecuador y Uruguay aportarán 400 millones de dólares, mientras que Bolivia y Paraguay 100 millones. Si los países restantes del bloque quisieran integrarse al organismo, podrían suscribir capital hasta los 3000 millones de dólares.

Si Chile, Colombia y Perú decidieran incorporarse deberían aportar 970 millones de dólares cada uno y Guyana y Surinam, 45 millones. Tendrían el mismo poder de voto que los países fundadores.

Además está prevista una emisión de acciones de hasta 20 mil millones de dólares para incluir eventuales aportes de bancos centrales, organismos multilaterales y países que no sean miembros de la UNASUR. Estos participantes sólo tendrán voto en el Consejo de Auditoría. Las autoridades del Banco, Consejo de Ministros y Directorio, están reservadas para la UNASUR.

El secretario de Finanzas de Argentina, Hernán Lorenzino, explicó recientemente en la Comisión de Finanzas del Parlamento que “la forma en que se estructurará el gobierno corporativo es lo más distintivo de la entidad. Todos los países tendrán el mismo poder de voto, sin importar el capital suscrito. Además, comprenderá a todos los países de la Unasur, a pesar de que no todos hayan firmado su creación”. Un criterio más cercano a la filosofía del cooperativismo (una persona, un voto) que a la de los organismos financieros multilaterales en los que la capacidad de voto está determinada por el capital que se aporta.

No obstante, la mayor integración de capital por parte de los países grandes de la región les da cierto poder de veto, que será operativo con créditos que superen los 70 millones de dólares. Es un umbral bajo. Pero ningún país por sí solo puede vetar o impulsar un proyecto, ya que se necesita la aprobación de los dos tercios del capital.

Para su puesta en marcha es necesario que los dos tercios de sus miembros ratifiquen en sus parlamentos su creación. Ya pasaron el trámite legislativo Venezuela, Ecuador y Bolivia. Argentina ya tiene media sanción del senado y todo indica que en la primera semana de septiembre obtendrá la aprobación de la cámara de diputados. El siguiente país sería Uruguay, unas semanas después, con lo que podría iniciarse la puesta en marcha efectiva.

Los otros dos países firmantes del acta fundacional son Brasil y Paraguay, que enfrentan dificultades para la aprobación por parte de sus parlamentos. En el caso del presidente Lugo, le faltan apoyos. En el caso de Brasil, empezó a implicarse más firmemente con el proyecto durante este año, cuando la crisis comenzó a generar creciente impactos y los gobiernos de la región comenzaron a asumir que ningún país podrá salvarse solo.

Intervención de Pedro Páez, Presidente de la Comisión Ecuatoriana para el diseño de la nueva arquitectura financiera - Banco del Sur, en la Trobada Internacional de Barcelona Consensus: un camí de de canvi pels indignats (1- 3 mayo 2011).



La crisis global da impulso a la creación del Banco del Sur