viernes. 19.04.2024

Japón es un país altamente desarrollado y de contrastes. En primer lugar, geográficos al combinar, por su extensión alargada, zonas climáticas frías, casi polares y zonas con temperaturas elevadas, a partir de la separación del paralelo 37º. Pero fundamentalmente el principal contraste que hay que analizar es cómo un país con tan escasa extensión (casi el tamaño de Italia) se ha erigido como el motor regional de Asia.

Antes de entrar en un análisis exhaustivo de las propiedades económicas, políticas y culturales de Japón, hay que establecer, unas características generales de Japón como país:

1. Superación del determinismo geográfico: Japón es un país que ha logrado superar la fuerte desventaja que supone su situación geográfica, en medio de la confluencia de la placa del pacífico y asiática. Además Japón, ha logrado superar su orografía caracterizada por un fuerte relieve montañoso que imposibilita de facto, la producción agraria. Por último, Japón es un país, con escasas fuentes energéticas. Por tanto, tiene que importar su energía de otros países teniendo una fuerte dependencia energética.

2. Socioeconómicas: Japón es un país, que desde muy pronto supo romper de manera radical los vínculos de una sociedad y estado feudales, operando una serie de transformaciones modernizadoras.

3. Las Megalópolis: La economía productiva de Japón se ha organizado fundamentalmente a partir de una fuerte urbanización.

4. La Construcción de Japón S.A. Desde los años 50, Japón va a seguir una política de inversión empresarial creando grandes grupos multinacionales y un sistema de pequeñas y medianas empresas que fundamentan su sistema económico.

Características de la sociedad japonesa:

Japón cuenta actualmente con 180 millones de habitantes. La estructura de su población nos indica que se trata, de una sociedad fuertemente envejecida. Al tratarse de una sociedad desarrollada, la natalidad es baja, al igual que la fecundidad, en buena medida porque la mujer está incorporada al trabajo. De igual modo, la mortalidad es también muy baja, puesto que el país cuenta con buenas condiciones sanitarias y médicas. La esperanza de vida es, por lo tanto, de las más altas del mundo.

En cuanto a las características generales de su sociedad, tenemos que analizar cómo históricamente, Japón, que un pueblo de raíz histórica, tiene una serie de valores comunitarios y también en torno al desarrollo de la sociedad mediante el trabajo. Así, se ha hablado incluso que la sociedad japonesa es “adicta al trabajo”. En todo caso, hay que destacar, como peculiaridad, el sistema de trabajo en Japón destinado a asegurarse una vejez tranquila, que es la etapa más valorada en la sociedad japonesa. Así, los salarios contemplan incrementos e incentivos de acuerdo con la eficacia laboral. Entre los 30 y 35 años los aumentos salariales son módicos, hasta los 40 y 45 elevados, debido a las obligaciones familiares, en especial, la educación de los hijos considerada preferente por el Estado, y después de los cincuenta años, vuelven a ser módicos porque se considera que los hijos ya han abandonado el hogar. Como hemos dicho antes, el sistema, además contempla incentivos a la eficacia colectiva y a la productividad. Por tanto, los aumentos salariales son en principio pequeños, pero los sueldos aumentan considerablemente en razón directa de los rendimientos. El sistema genera una alta productividad y fidelidad a la empresa.

La orientación de las actividades y la nueva trama espacial:

La población activa japonesa se concentra fundamentalmente en el sector secundario (más extenso que en otros países industrializados 20%) y en servicios (en torno al 65% de la población), siendo el primario prácticamente residual debido en buena parte, a las malas condiciones que ofrece el país para las actividades agrarias y ganaderas. Sin embargo, este sector cuenta con un desarrollo pesquero notable que constituirá la base principal de su producción.

En cuanto al desarrollo urbano, hay que señalar que Japón es el país más urbanizado del mundo, donde entre el área de Tokio y Fukuoka se concentra el 70% de la población. Un gran número de ciudades superan el millón de habitantes y muchas conurbaciones pueden llegar a alcanzar más de 10 millones. Como ciudades destacadas señalamos Tokio, la capital, pero también, Osaka, Yokohama, Sangoya, Fukushima, Sapporo. Muchas ciudades, eran antiguas zonas de cultivos que se han industrializado, otras son ciudades costeras, y la inmensa mayoría son fruto de un desarrollo urbano producido por un fuerte comercio interior. La base del sistema urbano y especialmente de las megalópolis, está basado en el amplio desarrollo de las comunicaciones, especialmente las de redes de carreteras y ferroviarias.

El crecimiento insostenible de muchas megalópolis han llevado a los respectivos gobiernos a promover el desarrollo de ciudades nuevas, donde ya se complementen actividades industriales modernas y espacios habitables. Las altas tecnologías se instalan así, en áreas de menor densidad, aunque ajustadas a una serie de condiciones: cercanía a una gran ciudad, medios de transporte rápidos, cooperación entre iniciativa empresarial y pública para dinamizar el nuevo espacio, etc.

El dominio urbano de Tokio se completa con el eje Tokio-Yokohama- Nagoya-Osaka con una auténtica corte de ciudades anexas que configuran la diagonal urbana más grande del mundo.

Etapas de la formación del Japón moderno:

1. Del modelo endogámico a la apertura y cooperación Estado-Iniciativa privada:

A mediados del siglo XIX Japón era un país autárquico con difícil conexión con las economías mundiales en desarrollo en Europa y la creciente potencia EE.UU. La primera modernización de Japón viene de la mano de la etapa Meijí, iniciada en 1868, que implicaron fuertes rupturas con el modelo de sociedad y economía medieval. Lo primero que trataron de hacer los gobernantes de la etapa Meijí, fue consolidar un fuerte sistema educativo basado en la formación, a través de la Ley de Educación Universal (1872), cuya finalidad estribaba en producir ciudadanos aptos para el trabajo y leales al Estado y las instituciones.

Otras medidas de alcance durante esta etapa fue el desarrollo de las comunicaciones, especialmente el ferrocarril. El esfuerzo de Japón por modernizarse respondía a la necesidad, en esta etapa de su autodefensa. Japón deseaba no convertirse en una colonia, como muchos países de Asia y especialmente La India, dominada por los ingleses. La respuesta a ese desafío fue la Ley de Extraterritorialidad, por la cual los extranjeros debían de ser juzgados en sus consulados por los delitos cometidos en territorio japonés.

Pero la modernización protagonizada por los Meijí y continuada por la etapa Showa, en esta etapa, tenía como base, en principio, la racionalidad, de manera que se quiso transformar las esferas tradicionales de la economía (agricultura, comercio e industria artesanal) evitando el error de montar una actividad económica sobre bases débiles como hicieron algunas economías occidentales. Poco a poco se inició una notable actividad naval, siderúrgica y de infraestructuras de comunicación y la producción textil que forzó a la importación de materias primas. Todo ello, generó un crecimiento muy notable a partir de principios de siglo XX.

2. Segunda Transformación: alineamiento con occidente

Todo el crecimiento de la etapa anterior, quedó arrasado tras el final de la Guerra Mundial, en la que Japón estuvo alineada con los nazis, con el objetivo claro de conservar su imperio. Sin embargo, no lo consiguió la derrota supuso, no solamente la pérdida de su imperio, sino el retorno de numerosos japoneses desarraigados al país, también se establecieron unas duras condiciones impuestas por los aliados. Entre ellas, la disolución de zaibatsu, (monopolios empresariales) a partir de la Ley antimonopolio de 1947, pero también, el desmantelamiento de la industria de guerra, la supresión de la explotación indirecta de la tierra, etc.

Estas condiciones se prolongaron hasta la aprobación del Tratado de San Francisco en el que Japón recupera su libertad y establece unas nuevas bases para su economía. Esas nuevas bases, pasaban políticamente, por el alineamiento occidental, especialmente con EE.UU. al que le interesaba un país con una economía capitalista fuerte capaz de controlar o, cuanto menos frenar, el auge de China y del Comunismo en Asia, en pleno periodo de la guerra fría.

Japón comenzó a constituirse como una sociedad industrial y de masas, para ello, el Estado implementó algunas políticas como la línea Drodge, que trató de reducir la inflación y poner las bases de una economía autosuficiente. Además, los avances teconológicos del Estado eran concedidas a la empresa privada, en una política que las forzaba a producir solo aquello para lo que estuvieran tecnológicamente mejor preparadas. El resultado de esa política es un aumento de la productividad. Además, como hecho destacable a reseñar, señalamos el surgimiento de nuevos monopolios empresariales que substituían a los antiguos zaibatsu, solo que esta vez, ya no eran familias que controlaban un determinado sector productivo sino verdaderas sociedades anónimas de las que surgieron grandes multinacionales como Toyota, Mitsubishi, Mitsui, o Sumimoto). Alrededor de ellas, se establecían empresas familiares y PYMES; la otra clave del sector productivo japonés, que emplea a una gran parte de la población, que a la vez, funcionan como proveedores de las grandes multinacionales.

3. Tercera Transformación: de Japón S.A. a motor de la economía mundial:

Esta última transformación abarca los últimos treinta años y en realidad, supone una prolongación del modelo ya existente, que se adapta y los cambios de la economía productiva y trata de buscar una hegemonía regional.

La característica de esta etapa tiene que ver con el nuevo modelo de producción vigente, fundado en la investigación y en la innovación. En este terreno Japón se ha convertido en una potencia mundial porque ha sido capaz de crear una serie de empresas que han producido bienes de alto valor añadido, especialmente los que tienen que ver con las nuevas tecnologías (electrónica, informática, etc). Este modelo, unido a que además, Japón ha sido capaz de minimizar los costes de producción, por sus bajos salarios, ha generado un mercado mundial de estos productos que, poco a poco, han ganado prestigio por su calidad y su precio.

Esta economía productiva ha sido capaz de generar un gran número de puestos de trabajo cualificados y ha convertido a Japón en un país, con una de las tasas de paro más bajas de la OCDE.

Además Japón, ha desarrollado puntos de alto desarrollo tecnológico a través de la Ley de las Tecnópolis (1981), que, en buena medida, contribuyen también a la descongestión de las megalópolis. En estas ciudades se han desarrollado industrias de alta tecnología, instituciones científicas y espacios residenciales, capaces de ofrecer una vida más racionalizada. Son la base para el desarrollo autónomo de las economías regionales (ofreciendo empleo y creando nuevos productos).

Además, la economía se ha basado en la fortaleza del yen que ha propiciado obtener importaciones a precios ventajosos y, al contrario, sacar alta rentabilidad económica a las exportaciones.

En todo caso, la sociedad japonesa, en los últimos tiempos, ha expresado algunas quejas sobre el modelo productivo, excesivamente basado en el desarrollo del capital financiero especulativo y también por la corrupción del sistema político muy conservador y estático, siempre solidificado en dos partidos, que ha reflejado una fisonomía conservadora.

En otros aspectos Japón ha sido muy criticado internacionalmente, por su excesivo proteccionismo, imponiendo altos aranceles o su escasa ayuda al desarrollo (menos que la UE y EE.UU.), dentro de los organismos supranacionales.

La esfera de Co-prosperidad

El modelo de desarrollo japonés que se basa en una elevada capitalización, una alta diversificación y en el papel de la investigación para una economía productiva que ha generado un área de influencia en todo el pacífico a través del comercio diversificado con algunos países que, a su vez, han tratado de seguir este modelo de desarrollo económico. Algunos países desarrollados a partir del modelo japonés son: Singapur, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwan, Brunei, Malasia o Indonesia.

Muchos de estos países proveen a Japón de productos agrícolas para su alimentación, (aunque buena parte también lo importan de la EE.UU. y especialmente, de la UE) y también, suministran a Japón recursos naturales energéticos, que el país no obtiene de manera natural. Por ejemplo, el petróleo lo exportan de Brumei, que se trata de una monarquía absoluta que cuenta con amplias reservas de crudo. La actividad económica y el intercambio comercial se basan en el dominio que Japón ha creado por su fuerte desarrollo naval.

Estos países han adoptado una economía liberal; tratan de explotar sus ventajas comparativas para producir, exportar bienes y servicios pero con mayor importancia las que tienen que ver con las condiciones laborales las cuales están relacionada con los bajos salarios, jornadas de trabajo nunca inferiores a las 48 horas semanales, escasas vacaciones y mínimos servicios sociales.

Las industrias están ubicadas en las costas de los países y también en las ciudades que están situadas en la autopista del comercio internacional. Las empresas han tenido gran impacto en la región pues crean muchos puestos de trabajo, además, la necesidad de construir vías de comunicación propicia su construcción resultando ser aprovechadas por las industrias mismas o por los habitantes para el desarrollo local. Así también, al crear puestos de trabajo se generaliza la capacitación elevando la instrucción de la población. Otros disponen de rentas para el desarrollo territorial y social haciendo posible el aumento de la esperanza de vida y la mejora de la sanidad para reducir la tasa de mortalidad.

Los dragones asiáticos han pasado de ser países subdesarrollados a estar en vías de desarrollo y ello gracias a su constante crecimiento en las últimas décadas. Muchos de los productos exportados por Japón ahora lo hacen los dragones.

Japón y los dragones asiáticos: una economía de vanguardia