viernes. 29.03.2024
Ni siquiera lo políticamente correcto ha funcionado en las filas de la ONU. La Conferencia Mundial del Racismo que se celebra hoy en Ginebra ha comenzado con mal pie, por no decir desastrosamente.

El boicot comenzó con Estados Unidos, cuando el sábado anunció que se mantendría al margen, argumentando que el texto que estaba preparado para la cumbre de Ginebra “era objetable”. Rápidamente Australia y Holanda secundaron al Gobierno de Obama, y más tarde Italia, Alemania, Canadá y Nueva Zelanda confirmaron que no enviarían delegaciones a la reunión alegando las mismas razones.

Israel y la asistencia a la Cumbre del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad (quien la inaugurará con un discurso de apertura), han sido la fuente conflictos. Pero según argumentan los países ‘rebeldes’ las razones de no asistir a esta reunión se remontan a la última cumbre sobre el Racismo que se celebró en Sudáfrica en 2001. En el último encuentro las delegaciones de EE UU e Israel abandonaron porque consideraron que el documento a presentar tenía un marcado tono antiisraelí.

En esta ocasión Israel ha llamado a consultas a su embajador en Suiza como medida de protesta por la asistencia a la cumbre del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que aseguró que "la ideología y el régimen sionista son los estandartes del racismo".

Francia, finalmente ha confirmado su asistencia, pero con condiciones. Su ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, ha declarado que “ante la mínima provocación del presidente iraní” se marchará. “No vamos a aceptar ni un solo derrape verbal de Ahmadineyad”, insistió.

Este golpe a la ONU, no le ha sentado muy bien a su secretario general, Ban Ki-Moon, quien ha declarado “sentirse profundamente decepcionado por la ausencia de determinados países”.

Este acto de rebeldía pueril por parte de los no asistentes, no hace más que señalar la bipolarización Israel-Palestina. Como si fueran niños, algunos no quieren que asista el presidente iraní, como si no tuvieran tablas para frenarle los pies si fuera necesario.

Pero todavía llama más la atención que estos países se preocupen tanto por el lenguaje, por cuidar las acusaciones sobre Israel, que definitivamente no existen en el documento, y no se preocupan por frases del tono "muerte a los árabes" o como “a los árabes habría que ahogarlos en el Mar muerto”. Este estilo tan jocoso de hacer política es el que le gusta al ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman.

Estos países tan exquisitos con los bueno modales, que se muestran tan preocupados por el discurso del presidente iraní, que tanto temen que hablen mal de Israel, no le tienen miedo a que el señor Lieberman proponga que los árabes ciudadanos de Israel acepten trasladarse de por vida a un Estado palestino o a Jordania, que los detenidos musulmanes sean untados con grasa de cerdo, o simplemente que le diga al Presidente egipcio Hosni Mubarak que se “vaya a la mierda”. Estas lindeces parecen no herir los oídos de Estados Unidos, Holanda, Canadá, Italia�.etc.

No es el momento de entrar en polémica, pero este tipo de declaraciones tan propias del ministro israelí, cualquiera con un mínimo de coherencia las podría calificar de racistas, así como otro tipo de adjetivos. Sin embargo el documento que se presentará en la Conferencia de Racismo de Ginebra, en ningún momento recordará estas miserias y tampoco hará alusión al conflicto de Oriente Medio, ni cita a Israel, ni al sionismo, ni tan siquiera hace referencia a los territorios ocupados de Palestina. Es más, la alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, aseguró que “la delegación palestina fue muy generosa al aceptar retirar el párrafo sobre los territorios ocupados, en aras del consenso”.

Entonces ¿Cuáles son los puntos “objetables” del documento? ¿Qué hay detrás de esta negativa que hiere a los Derechos Humanos para defender a un determinado país? ¿Por qué todos se preocupan tanto por no herir la sensibilidad de Israel y no las sensibilidades de otros?

Si no hay nuevos anuncios, 186 delegaciones participarán en la Conferencia. ¿Qué futuro le espera a la lucha contra el racismo?

Israel o el racismo