martes. 19.03.2024
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El recurso del miedo da estupendos resultados. Y Trump lo sabe, como lo saben los representantes de la derecha más nefasta.

El ejercicio constante de los medios de comunicación para mantener a las audiencias en la ignorancia, le ha garantizado al poder la impunidad para sembrar la hegemonía de sus intolerancias. La eficacia del mensaje propagandístico que la audiencia interpreta como “información” contribuye a la necesidad diaria de construcción de realidades en las que la verdad se transforma en un concepto abstracto y, por lo tanto, irrelevante.

Desde hace dos semanas las cadenas televisivas norteamericanas están avocadas a los rótulos que acompañan el discurso oficial respecto de lo que Donald Trump ha dado en llamar “invasión”. A las imágenes que se difunden en programas disfrazados de noticieros, se le suman las voces de tertulianos que no dudan en certificar la “amenaza” que representa la caravana de inmigrantes que se dirige hacia Estados Unidos, en un éxodo cuyos motivos no se le explicarán a la audiencia.

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El recurso del miedo da estupendos resultados. Y Trump lo sabe, como lo saben todos y cada uno de los representantes de la derecha más nefasta que ha recuperado terreno y no duda en esgrimir su cara más salvaje. En el mediotizado imaginario colectivo la “invasión” de los inmigrantes produce la repetición de discursos cargados de odio y xenofobia, que en absoluto logran disimular la ignorancia y la estupidez de quien los proclama. Sólo una sociedad dependiente de criterios ajenos puede responder auspiciosamente a las “soluciones” que han ofrecido para paliar este drama, los responsables del mismo.

En 2014, el por entonces Ministro del Interior de España, Jorge Fernández Díaz, celebraba la colocación de cuchillas afiladas y alambres de espino en las vallas que separan Ceuta y Melilla del resto del Continente Africano. Amanecer Dorado, partido que crecía al ritmo en que se agudizaba la crisis griega, proponía electrificar las fronteras que delimitan el territorio de los antiguos griegos; Trump anunciaba la construcción del muro anti-mexicanos, enjaulaba niños y finalmente enviaba a 15 mil militares para combatir la “invasión”. Y ahora Macri, el hijo de un inmigrante italiano, proclama el endurecimiento de la ley migratoria y la deportación.

La xenofobia ha crecido notablemente, respaldada por los medios de comunicación del poder que han hecho un enorme esfuerzo en pos de dar a conocer el qué, ocultando siempre el por qué. Si tan sólo se le explicara al xenófobo en ciernes que mientras siga vigente el modelo económico actual -por el que los países ricos del norte explotan a los países pobres del sur- la emigración del sur hacia el norte será imparable; quizás aún habría alguna esperanza de rescatarlo de la ignorancia. Si se le explicara que mientras Europa se indignaba con la llegada masiva de refugiados que huían de zonas de guerra, eran la propia Unión Europea y los Estados Unidos los responsables de proveer el armamento para que esas guerras continuaran, quizás aún habría alguna esperanza; pero no… Los medios no explican el por qué, sino que, en sintonía con las políticas antihumanas de los gobiernos de derecha, intentan des-sensibilizar, construyendo la imagen del inmigrante como enemigo, terrorista o delincuente.  

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Patricia Bullrich, la Ministra de Seguridad de Argentina

En el caso concreto de Estados Unidos, esa avalancha de desesperados a los que Trump y sus medios llaman “invasores”, huyen del desastre y de los horrores de las políticas que aplica el propio Estados Unidos sobre sus territorios; antes patrocinando golpes militares, ahora interfiriendo las democracias para instaurar el modelo de gobierno que beneficie a sus intereses. Esta injerencia, provocadora de pobreza y desigualdades, es la causa del éxodo de cientos de miles de latinoamericanos cuyos países de origen han sido expoliados por las multinacionales o vaciados por deudas contraídas con el FMI. Sólo basta con repasar la historia reciente para entender quiénes son los verdaderos invasores.

Los verdaderos invasores