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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 30.11.2009

Lobo ha agradecido al electorado el apoyo recibido y ha hecho un llamamiento a la unidad para acabar con la larga etapa de inestabilidad política que sacude el país desde el golpe de Estado del pasado junio.

La polémica que ha planeado sobre la convocatoria y el desarrollo de las elecciones ha afectado también al recuento de votos que no se ha podido concluir ya que supuestamente el sistema se ha estropeado.

En su discurso de autoproclamación, Lobo se ha dirigido a los votantes que no le han apoyado, mostrando su confianza en que juntos sabrán construir "un gobierno de unidad nacional" y afirmando que ya "es hora de sumar y participar. Dejemos las diferencias y vamos adelante todos juntos por Honduras". Lobo ha invitado a empezar un diálogo "abierto, amplio y sin descartar a nadie", cosa que no le va a resultar nada fácil ya que los sectores que respaldan al derrocado Manuel Zelaya y los opositores al golpe de Estado no reconocen legitimidad a las elecciones.

Por formaciones políticas, el Partido Nacional de Lobo obtuvo el 55,9% de los sufragios. El Partido Liberal de Elvin Santos recibió un 38,09% de los votos. Del resto, un 2,24% fue para el Partido Innovación y Unidad, un 1.96% para la Democracia Cristiana y 1.81% para la Unidad Democrática. El problema fundamental es que la abstención ha sido muy elevada ya que se calcula que va a estar entre el 65% y el 70%, según ha comunicado el líder campesino Rafael Alegría, uno de los dirigentes del Frente de Resistencia que reclama la restitución en el poder de Manuel Zelaya. Los votos en blanco suman 40,054, en tanto que los nulos 61.208, añade el Tribunal Superior Electoral.

Las votaciones se han celebrado, además, en un ambiente de represión, con decenas de detenciones, y la presencia del ejército controlando los centros de votación, lo que daba más una imagen de estado de sitio que de un proceso electoral normal.

A todo ello se suma el rechazo de gran parte de la Comunidad Internacional, que considera que estas elecciones se han desarrollado en un marco de ruptura constitucional por el golpe de Estado contra Manuel Zelaya del 28 de junio pasado, y la falta de supervisión técnica de observadores de organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas.

La OEA anunció ayer que se reunirá el 4 de diciembre para analizar la situación tras las elecciones. El anuncio lo hizo el secretario general de la OEA, José Manuel Insulza, en Estoril, donde ayer comenzó la XIX Cumbre Iberoamericana.

Los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, España, Nicaragua, Uruguay y Venezuela, entre otros, afirman que no reconocerán al ganador porque las elecciones no cumplen con los requisitos democráticos, pues Zelaya no ha sido restituido en el poder. Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Perú, Colombia y México son, por el contrario, o bien partidarios de reconocer los resultados directamente, o bien de esperar a ver cómo se desarrollan los comicios.

Zelaya ha afirmado que es "amigo personal" del virtual vencedor de las elecciones, pero ha dicho que le separan "diferencias políticas muy grandes" de él y ha evitado pronunciarse sobre su triunfo hasta tener los "datos correctos".

Incertidumbre en Honduras tras las elecciones