sábado. 20.04.2024
dream

El 28 de agosto de 1963 tenía lugar la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad (Civil Rights March on Washington, D.C.), una convocatoria pacífica para denunciar la situación de la población negra de los Estados Unidos de América y reclamar sus legítimos derechos civiles.

Al finalizar dicha manifestación, frente al memorial dedicado al presidente Lincoln, frente a la explanada del obelisco de la capital, el doctor Martin Luther King (MLK) presentó al mundo su discurso de paz y hermandad “I have a dream”, un sueño para la convivencia pacífica.

2MLK y la explanada del National Mall

Fue, como decía Cartier Bresson de la fotografía, un instante decisivo para la historia, una fecha en la que tuvo lugar “uno de los discursos políticos más bellos y más trascendentales de la historia; un momento histórico que no ha perdido su poder inspirador y su fuerza movilizadora” como nos lo presenta Antoni Gutiérrez-Rubí en la introducción a ese interesante texto, “Miradas al discurso 50 años después”, que publicó para conmemorar el medio siglo del discurso de King.

Hoy, once lustros después, seguimos teniendo sueños incumplidos. King dijo: “Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio”. Actualmente mantenemos los mismos deseos que entonces reclamaba el presidente de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano.

El acto supuso un hito histórico al juntar alrededor de trescientas mil personas. Con una participación de un 80 % de población negra y un 20 % de otras etnias, entre ellas una destacada presencia de personas “blancas”, las y los manifestantes hicieron el recorrido entonando una canción cuyo estribillo decía We shall overcome someday (nosotros venceremos algún día).

Para muchísimas personas de entonces y de generaciones posteriores, el discurso fue un alimento para la utopía, un empujón desde lo más profundo de los sueños e ilusiones, una apuesta política para la acción social transformadora, para seguir imaginando otras realidades posibles. Fue, tal vez, una de las primeras manifestaciones a favor de otro mundo posible. Entre sus logros, la marcha sirvió para que más tarde se aprobaran dos leyes fundamentales: la Ley de los Derechos Civiles (1964) y la Ley del Derecho al Voto (1965). También para que el doctor King fuera reconocido, en 1964, con el Premio Nobel de la Paz (pueden escuchar su discurso íntegro, subtitulado en inglés, en este enlace).

Entre otras cosas, el premio Nobel dijo en su discurso:

“Pero cien años después (de la proclamación de la emancipación firmada por Lincoln) el negro no es todavía libre. Cien años después la vida del negro está aun tristemente lisiada por los grilletes de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años después el negro vive en una solitaria isla de pobreza, en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad americana y se encuentra desterrado en su propia tierra (…) Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de la democracia; ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación al alumbrado camino de la justicia racial.”

Se ha avanzado mucho desde entonces, pero como señalaba hace cinco años el periodista Hernández-Puértolas “el progreso de la población afroamericana ha sido espectacular en lo político, pero aún le queda un largo trecho por recorrer en la igualdad económica y un trecho un poco más corto en lo que respecta a la igualdad sociológica”.



También estuvieron en el atril con sus discursos los otros líderes del llamado “Big Six” conformado por dirigentes católicos, protestantes y judíos; junto a dirigentes sindicales. La cantante y artista Joséphine Baker fue la única mujer que tomó la palabra en el evento.



Además, hubo actuaciones musicales a cargo de Peter, Paul and Mary, con la canción “If I had a hammer”, y Bob Dylan con “Only a Pawn in Their Game” y “When the Ship Comes In“, acompañado de Joan Baez. La letra de esta última canción dice:

Oh the foes will rise / With the sleep still in their eyes / And they’ll jerk from their beds and think they’re dreamin’, / But they’ll pinch themselves and squeal / And know that it’s for real / The hour when the ship comes in / Then they’ll raise their hands / Sayin’ we’ll meet all your demands / But we’ll shout from the bow your days are numbered / And like Pharoah’s tribe / They’ll be drownded in the tide / And like Goliath, they’ll be conquered.

Se levantarán los enemigos / con el sueño aún en sus ojos / y saltarán de sus camas pensando que están soñando / pero luego se pellizcarán y chillarán, / y sabrán que es real. / Es la hora de que el barco llegue. / Entonces elevarán las manos / diciendo que aceptan sus exigencias, / pero desde la proa nosotros gritaremos que sus días están contados. / Y, como el ejército del Faraón, / se ahogarán en la marea; / y como Goliat, serán derrotados.

3Programa de la Marcha sobre Washington del 28 de agosto de 1963

MLK hubiese cumplido noventa eneros el próximo año, y en este que estamos se cumplieron cincuenta primaveras de su asesinato. En su tumba en Atlanta, dentro del Martin Luther King, Jr. National Historic Site, está escrito “Free at last. Free at last. Thank God Almighty I’m Free at last” (“Libre al fin. Libre al fin. Gracias a Dios Todopoderoso soy libre al fin”). Pueden bucear en los archivos del Martin Luther King, Jr. Research & Education Institute para conocer más de la figura de uno de los padres de los derechos civiles de la población negra.

En aquella época hubo otras canciones históricas, algunas tal vez menos conocidas, pero no por ello menos provocadoras y esperanzadoras. Una muestra sería “People got to be free” de The Rascals

All the world over, so easy to see / People everywhere just wanna be free / Listen, please listen, that’s the way it should be / Peace in the valley, people got to be free

Todo el mundo, tan fácil de ver / Gente de todas partes simplemente quiere ser libre / Escucha, por favor escucha, esa es la manera que debería ser / Paz en el valle, la gente tiene que ser libre



Compartir un sueño, como hizo MLK, es una manera de buscarlo y poderlo construir. King no ha sido el único, Mahatma Gandhi, Rosa Parks, Rosa Luxemburgo, Nelson Mandela, Wangari Maathai, y otras y otros muchos, pero fue distinto.

Ese sueño de King estaba también en la “dream act” que promovió el presidente Barack Obama (Development, Relief and Education for Alien Minors Act), una ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros que convirtió en soñadores (dreamers) a todas aquellas personas jóvenes que vieron una opción para llegar a alcanzar el famoso “sueño americano”, una réplica al sueño de MLK retomada por el único presidente “no blanco” de la historia de los EE.UU. Los “dreamers”, inmigrantes indocumentados llegados a la tierra en la que King promovió aquel sueño todavía hoy inalcanzable. Grandes utopías para la vida, para ayudarnos a caminar.

I still have a dream, un sueño profundamente arraigado en el sueño americano. I have a dream, que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: que todos los hombres son creados iguales. I have a dream, que mis cuatro pequeños hijos un día vivirán en una nación en donde no serán juzgados por el color de su piel sino por las cualidades de su carácter. I have a dream today. (…) Let freedom ring.”

1Portada del libro coordinado por Gutiérrez-Rubí

Como dice el doctor Federico Mayor Zaragoza en el libro citado, “Por fin, la palabra y no la fuerza. Por fin, la reivindicación de la igual dignidad de todos los seres humanos sin violencia.” Con la palabra, afirma, podemos pasar “desde una cultura de imposición, dominio y confrontación a una cultura de conversación, conciliación, alianza y paz.”

Y Gumersindo Lafuente, en ese mismo texto, avisa: “Han pasado 50 años y la lucha por los derechos básicos de las personas sigue hoy más vigente que nunca. Se ha avanzado mucho y los sacrificios de activistas como Luther King no han sido en vano, pero si no estamos atentos los retrocesos pueden ser aterradores.”

Para evitar posibles pesadillas es cierto que no hay que despistarse. Ahora no sirve el silencio, sino la palabra. Para denunciar, para no dejarnos ganar con promesas vacuas, para luchar contra el olvido y la desmemoria. No vale dejar pasar, sino pasar a la acción, para erradicar la dominación y la exclusión que, en forma de racismo o de cualquier otra hostilidad contra el ser humano, siguen estando vigentes y palpables; por eso es que debemos seguir imaginando y trabajando para que nuestros sueños de paz, igualdad y equidad se hagan realidad.

Las palabras de Martin Luther King, cincuenta y cinco años después, siguen acompañándonos para continuar soñando, I still have a dream.

Martin Luther King tuvo un sueño