jueves. 28.03.2024

Guantánamo: un destino para los haitianos que pretendan escapar

AGNESE MARRA
Entre la ayuda humanitaria y sus soldados, el gobierno norteamericano ha puesto en marcha otra medida ‘indespensable’: el control migratorio. La secretaria de Seguridad de EEUU ha amenazado a los haitianos con dejar de ayudarles si pretenden escapar de su país para llegar a costas estadounidenses. Ha dado a conocer cuáles serán los castigos. Entre ellos, unos días por Guantánamo.
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NUEVATRIBUNA.ES - 20.01.2010

Hace más de cien años que Haití vive en ruinas. Catástrofes políticas y económicas provocadas por sus colonos e invasores varios. Un país expropiado y con una deuda eterna que no le permite levantar cabeza.

La inmigración ha sido una salida habitual en la isla. Escapar a la vecina República Dominicana o emprender una ‘aventura’ marítima hacia los Estados Unidos forma parte de su cotidiano. La dependencia económica de las remesas de sus inmigrantes (70% del presupuesto del país) es sólo un ejemplo de este fenómeno.

Una semana después del terremoto las ruinas se multiplican. La desesperación aumenta. Miles de familias separadas por la muerte, sin hogar en el que recogerse y con pocas ataduras a un país que les trae más dolor que cuidados. La migración reaparece como una de las pocas posibilidades de supervivencia y los países receptores conocen el ‘peligro’.

Estados Unidos ha sido el primero en levantar la barrera. Su preocupación por enviar toneladas de ayuda y miles de soldados, no le ha hecho olvidar una tarea todavía más importante: el control migratorio. Tres días después del seísmo el Pentágono elaboró un mensaje de advertencia para el pueblo haitiano.

Un avión de la Fuerza Aérea estadounidense lo retransmite las 24 horas del día, a través de altavoces y en el idioma local, el creole, para asegurarse que todos lo entiendan. El embajador haitiano en Washington, Raymond Joseph es quien le pone voz: “No os precipitéis a los barcos para huir del país. Si lo hacéis, tendréis muchos más problemas. Porque, voy a ser honesto con vosotros, si pensáis que Estados Unidos os abrirá las puertas de par en par, estáis equivocados. Os interceptarán en el mar y os devolverán al país”, dice la grabación.

Mensajes aparte, las fuerzas estadounidenses han puesto en marcha medidas más efectivas. La guardia costera ha resucitado la Operación Centinela en Alerta, ideada en 2003 para luchar contra llegadas masivas desde el Caribe. “No hay ningún incentivo para tratar de entrar ilegalmente en Estados Unidos por mar. Nuestro objetivo es prohibirles la llegada y repatriarlos”, ha declarado uno de los portavoces del Departamento de Seguridad Interior estadounidense.

El mismo mensaje fue subrayado por la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, durante una aparición el fin de semana en la Base de la Reserva Aérea de Homestead en el sur de Miami, desde donde se realizan vuelos de ayuda para Haití.

Napolitano alertó: “Este es un paso muy peligroso, se pierden vidas cada vez que la gente trata de hacerlo”. Por si no había quedado clara su advertencia, la secretaria de Seguridad Nacional amenazó a los haitianos: "Por favor, no hagan que desviemos nuestros esfuerzos de rescate y ayuda necesarios para Haití al tratar de marcharse en este momento”, dejando clara cual es la prioridad estadounidense.

Las medidas no sólo son preventivas. Barack Obama ya tiene un plan para los que finalmente lleguen a la costa norteamericana. El lunes el Departamento de Seguridad Nacional anunció el traslado de 400 inmigrantes de la cárcel de Miami a otro penitenciario del Sur de Florida para dejar espacio a los haitianos que se atrevan a llegar a sus costas.

La cárcel de Guantánamo será otro de los destinos que les espera a los que osen escapar de su país por vía marítima. Después de la catástrofe vivida, tendrían que compartir celda con los presuntos terroristas detenidos en esta base naval norteamericana. Obama advirtió que su estadía en Guantánamo sería temporal, hasta que consigan repatriarlos.

Después de llevar adelante estos planes de control migratorio, el Gobierno norteamericano ‘expió sus culpas’ anunciando un Estatus Protegido Temporal a los 30.000 o 50.000 indocumentados haitianos que se calcula viven en el país.

Sólo como comparación, vale la pena recordar la Ley de Ajuste Cubano. Esa norma que Estados Unidos aprobó en 1996, y que permite a cualquier cubano que llega legal o ilegalmente a Estados Unidos conseguir el estatuto de residente permanente y varias ayudas sustanciales en la búsqueda de alojamiento y trabajo. Al mismo tiempo Estados Unidos se niega a otorgar visas a los cubanos que desean emigrar normalmente, alentando así la emigración clandestina y las mafias que la sustentan. Los huidos del régimen castrista sí tienen cobijo. ¿Y los haitianos víctimas de una catástrofe como la actual? Estos, mejor que se queden en casa.

REPÚBLICA DOMINICANA HACE NEGOCIO

El país fronterizo con Haití ha sido durante años el principal lugar de acogida de haitianos. Nunca fueron bien recibidos, y las negociaciones entre República Dominicana y Haití para frenar el fenómeno migratorio son constantes.

Tras el terremoto la huída ha sido masiva. El negocio de las mafias de traficantes de haitianos es más lucrativo que nunca. En plena catástrofe el ingenio se agudiza y las ambulancias son el nuevo vehículo para cruzar la frontera.

Los traficantes los hacen pasar por heridos que deben trasladar a los hospitales dominicanos. En medio del caos, los militares de frontera les dejan pasar sin control alguno. Estas facilidades no salen baratas. Si antes las mafias cobraban 2.500 pesos (49 euros) por pasar la frontera, ahora el viaje les sale por el doble, alrededor de 5.000 pesos (97 euros).

Los dominicanos que habitan en los pueblos fronterizos están divididos. “Nos están llenando el país de haitianos. Si las autoridades no ponen freno a esto, en poco tiempo los dominicanos seremos menos y ahí si es verdad que la cosa se pone fea”, le contaba una dominicana a un corresponsal del diario El Mundo. Sin embargo otra, le confesaba al mismo periodista que su marido era uno de los traficantes que se estaba haciendo el agosto con la treta.

Ambas declaraciones forman parte de un debate que hace años que se discute en la isla caribeña. La migración clandestina de los haitianos a la República Dominicana se consigue gracias a la ayuda de los propios dominicanos que se benefician del tráfico ilícito de personas. Los que consiguen llegar al país vecino saben que les esperan trabajos forzosos (en ocasiones también trabajo esclavo) y todo tipo de abusos, pero las brutales situaciones que padecen no les achanta a la hora de decidir emigrar.

Dos millones de haitianos se encuentran fuera de su país, según los últimos datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Alrededor de 800.000 se ubicarían en República Dominicana, poco más de 500.000 en Estados Unidos y el resto se repartirían entre Canadá, Francia y Las Bahamas (los tres países con más migración haitiana) y el resto, en otros países con una migración más puntual.

Las advertencias están hechas. Cárcel, Guantánamo, repatriación, o trabajos forzosos. El futuro de los haitianos en su país y en el exterior no es nada halagüeño. El Gobierno de Senegal ha sido el más solidario. Un día después del terremoto el presidente del país africano, Abdoulaye Wade, ofrecía a los haitianos la oportunidad de repatriarse a “la tierra de sus ancestros”. Incluso les prometió tierras para cultivo. “África debe ofrecer a los haitianos la posibilidad de volver a su madre tierra. Es su derecho”, declaró el presidente.





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