viernes. 19.04.2024

Después de más de tres semanas de intensa movilización estudiantil, Santiago fue escenario este jueves de una gigantesca manifestación, exigiendo mejoras en el sistema educativo. Con 80.000 asistentes, según el ministerio del Interior, más de 100.000 según los organizadores (y muchos miles más en ciudades de todo el país), el movimiento estudiantil contó con la adhesión de partidos de izquierda, algunos alcaldes de la zona sur de la capital y de la Central Unitaria de Trabajadores. Hubo algunos incidentes que se saldaron con la detención de 121 personas en la Región Metropolitana.

Se considera que ha sido una de las mayores protestas en el país desde el retorno de la democracia. El movimiento estudiantil está golpeando la popularidad del gobierno de derecha de Sebastián Piñera. Está con solo 35 % de apoyo, el nivel más bajo desde que asumió en marzo del año pasado. Fue elegido en enero de 2010 con el 51,6 % de los votos en la segunda vuelta y 44,06 % en la primera.

Estudiantes y profesores, tanto del sector público como privado, reclaman una enseñanza pública gratuita y de calidad; un aumento en los gastos en educación, que actualmente suponen el 4 % del PIB, frente al 7 % que recomienda la UNESCO; y también se cuestiona el lucro en todo el sistema educativo, apuntando directamente a las universidades privadas. El actual sistema educativo es heredado de la dictadura de Pinochet (1973-1990), que fomentó la privatización. Aunque los posteriores gobiernos de la Concertación introdujeron algunas reformas, el modelo básicamente es el mismo.

“Claramente este es un movimiento político que ha tenido una maduración”Ante la magnitud de la movilización, el presidente, Sebastián Piñera, parece haber comprendido que es necesario tomar la iniciativa y actuar. Y anunció para el próximo lunes detalles de lo que calificó como una gran reforma educacional. Seguramente recuerda que su antecesora en el Palacio de la Moneda, Michelle Bachelet, también inició su mandato con una revuelta estudiantil, en este caso de los estudiantes secundarios (enseñanza media), bautizada en ese entonces como la “revolución de los pingüinos”. El movimiento volteó a tres ministros (de Educación, Interior y Economía), aunque los estudiantes no lograron su objetivo central, derogar la Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza, que fue una de las últimas medidas adoptadas por el gobierno militar.

El actual ministro de Educación, Joaquín Lavín, miembro del Opus Dei y con intereses empresariales en la privada Universidad del Desarrollo, podría tener las horas contadas, aunque su posible sustitución tendrá que ser negociada al ser uno de los principales dirigentes de la UDI, el partido más a la derecha de la actual coalición de gobierno El equilibrio con la Renovación Nacional del presidente Piñera podría complicar el recambio, aunque está claro que esta crisis ha golpeado fuertemente a Lavín .

A lo largo de estas semanas, el movimiento estudiantil ha logrado la adhesión de otros sectores, al tiempo que las reivindicaciones han traspasado los límites meramente educativos: “Cuando a uno le hablan de renacionalizar industrias básicas, de Asamblea Constituyente o de cambios en la Constitución, uno se pregunta qué tiene que ver eso con un movimiento estudiantil preocupado genuinamente de la calidad de la educación”, reprochó el ministro de Educación.

“Claramente este es un movimiento político que ha tenido una maduración”, le replicó Camila Vallejos, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. “Estamos peleando por tener una mejor educación y pensamos en el desarrollo del país”, añadió la dirigente estudiantil, agregando que cuando no se defienden los intereses particulares, sino los de las grandes mayorías, es una apuesta política.

La inequidad del sistema educativo chileno es evidente: en el sector más desfavorecido de la población, solo un joven de cada diez llega a la universidad, mientras que en los hogares más ricos la proporción es de 6 de cada 10. Y es que, no solo las Universidades privadas tienen altos costos para el estudiante, también es muy alta la matrícula en las públicas, lo que lleva a que la mayoría de los estudiantes universitarios, aproximadamente un millón, tengan que pedir créditos y que 100.0000 de ellos estén atrasados en sus pagos.

Masiva marcha estudiantil en Chile desafía al Gobierno de Piñera