miércoles. 24.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / A.M - 23.02.2010

El mano a mano entre el Gobierno de Erdogan y su ejército militar ha vuelto a convulsionar a la sociedad turca. Esta vez el primer ministro ha ganado una batalla que lleva peleando desde que llegó al poder en 2003.

En la madrugada del lunes la unidad antiterrorista llevó a cabo una de las mayores redadas de la historia democrática del país. Una cincuentena de altos mandos de las Fuerzas Armadas fueron detenidos en Ankara, Estambul, Esmirna y Bursa. Entre los arrestados figuran tres antiguos miembros de la cúpula militar: el ex jefe de la Armada, almirante Ozden Ornek; el ex jefe de la Fuerza Aérea, general Ibrahim Firtina, y el antiguo número dos del Estado Mayor, general Ergin Saygun.

Los hechos se remontan a 2003. Pocos meses después de la llegada del nuevo gobierno del AKP (islamista moderado) se inició una brutal campaña de desestabilización contra el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, conocida como la Operación Balyoz (Mazo). El intento de golpe de estado hoy se ha ‘vengado’ con el medio centenar de detenidos, a los que también se les acusa de estar implicados en la trama golpista llamada Ergenekon, por la que ya han sido procesadas más de 200 personas, entre ellas, generales y oficiales, altos cargos públicos e intelectuales de extrema derecha.

La Operación Mazo, se dio a conocer a la sociedad turca hace apenas un mes. Según la prensa del país la campaña militar se basaba en acciones encubiertas concebidas por el Ejército para intentar sembrar el caos en Turquía y propiciar un golpe de Estado.

Entre las acciones que supuestamente llevaron a cabo las fuerzas armadas, están el derribo intencionado de un caza-bombardero turco sobre las disputadas aguas del Egeo, para culpar a continuación a la aviación de combate de Grecia. También se les acusa de la colocación de bombas en dos de las principales mezquitas de Estambul durante el rezo del viernes. Incluso se había un atentado perpetrado por comandos militares disfrazados de combatientes yihadistas contra un museo del centro histórico de Estambul durante una visita escolar.

Los altos mandos del Ejército han negado la existencia de la operación y aseguran que los documentos sólo recogen "planes teóricos" de operativos antiterroristas presentados durante un seminario de formación militar. El ministro del Interior, Besir Atalay, aseguró que todas las detenciones y registros se habían llevado a cabo a requerimiento de jueces y fiscales. La policía se incautó también de documentos y ordenadores en la sede de una fundación de antiguos miembros del Ejército.

EJÉRCITO Y GOBIERNO: UN PULSO SIN DESCANSO

El ejército turco ha funcionado durante décadas como un poder casi para-estatal. El politólogo Ali Bayramoglu ha calificado el sistema político de su país como un “sistema de tutela militar”. Intocables e incontrolables, los militares jamás han tenido que rendir cuentas desde la creación de la República turca en 1932. Los cuatro golpes de estado que han perpetrado desde 1960 han contribuido a reforzar su posición, logrando una amplia autonomía, tanto financiera como administrativa y judicial.

La batalla que libran con el actual primer ministro está siendo una de las más duras. Desde que Erdogan llegó al poder puso entre sus prioridades la entrada de Turquía en la Unión Europea. Los obstáculos que ha superado son muchos, y entre las condiciones fundamentales está la de arrebatar al Ejército una soberanía encubierta.

Con las presiones de la UE sobre sus espaldas, el primer ministro turco inició una serie de políticas vistosas para mantener al margen a las cúpulas militares. Uno de los ejemplos más importantes fue poner bajo tutela civil al Consejo Nacional de Seguridad, donde se sesionan los altos funcionarios del país y se toman las decisiones estratégicas. Poco a poco ha conseguido una lenta desmilitarización del sistema.

Pero la entrada en la UE no es la única excusa para reformar el sistema de poderes turco. Ali Bayramoglu asegura que “la única manera de que el AKP sobreviva es la inmediata desmilitarización del país”. Sin embargo las reformas llevadas a cabo por Erdogan todavía so insuficientes.

El poder de las fuerzas armadas se extiende por toda la sociedad. Los generales expresan su opinión acerca de todos los asuntos. Mantienen su control sobre los medios de comunicación y sobre el sistema educativo, y no parecen dispuestos a regresar a los cuarteles. En 2004 se movilizaron en contra del plan de paz en Chipre y, en 2007, contra la elección a la Presidencia del ex islamista Abdullah Gül. En 2008, los militares trataron, junto con sus aliados, de proscribir al partido en el poder y de impedir la aplicación de una ley que prohíbe llevar el velo islámico en la universidad. Sobre la cuestión kurda, su bastión desde hace 30 años, su intransigencia ha constituido el obstáculo más grave para su solución.

Sin embargo, el golpe de la pasada madrugada les ha hecho mucho daño. Mientras, el primer ministro estaba en Sevilla recibiendo el premio el premio 2009 de la Fundación Sevilla NODO Entre Culturas, impulsada por la capital andaluza. Esta vez Erdogan se ha anotado un punto y ha dado un gran paso para su sueño europeo.



Erdogan gana una batalla contra su Ejército y da un paso más hacia Europa