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NUEVATRIBUNA.ES / AGNESE MARRA - 07.09.2010

Cuando Francia hace una huelga las consecuencias se notan, la historia sindical de este país lo ampara. La lucha por los derechos sociales y laborales ha sido una característica del movimiento obrero y sindical francés, apoyado no sólo por las clases más humildes, sino también por la burguesía.

Cuando Francia sale a la calle nadie se escandaliza porque se pare el transporte, evidentemente molesta, puede incomodar, pero ya han vivido lo que es una huelga y saben que parte fundamental de esta herramienta reivindicativa, es que la ciudadanía la note, la sienta.

Hoy Francia ha vuelto a salir a la calle. Desde las ocho de la mañana se han puesto en marcha 200 manifestaciones. La reforma de las pensiones lo merece. Desde que Nicolas Sarkozy anunció una nueva Ley en la que se retrasaría la edad de jubilación de los 60 a los 62 años, ya se han sucedido cuatro huelgas. En la última dos millones de franceses salieron a la calle para defender sus derechos. Porque el trabajador importa en Francia y los derechos laborales son la ‘biblia’ al lado de la cama.

Tres de cada cuatro franceses apoya las protestas contra una reforma que dos tercios de la población consideran "injusta".Por lo tanto los principales sindicatos del país cuentan con el apoyo de más del 60% de la población, que espera poder tumbar la reforma de las pensiones, cuyo debate parlamentario se inicia este martes.

Para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como él mismo ha dicho, se trata de la reforma más importante de su mandato y el punto principal es retrasar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años, con un aumento de 65 a 67 años para aspirar a una pensión completa.

Los resultados políticos de la huelga son inciertos. El mandatario francés ha señalado que el Gobierno está dispuesto a hacer algunas concesiones, pero ha querido dejar claro que no retrocederá en ese aspecto –el de retrasar la edad de la jubilación-, que considera esencial para la reforma.

Reformar el sistema de pensiones no entraba en los planes más inmediatos del presidente francés, que esperaba poder posponer los cambios para después de las elecciones presidenciales de 2012.

Sin embargo, la crisis económica ha incrementado la urgencia de la reforma, dado que, según los datos de la OCDE, Francia gasta 12,4% del Producto Interior Bruto en su sistema de pensiones, frente al promedio de la zona euro del 11,1%.

El debate en la Asamblea Nacional de la ley que modificará las condiciones de jubilaciones de los franceses empieza este martes. El ministro de Trabajo Eric Woerth, muy debilitado por el caso L'Oréal -acusado, entre otras cosas, de trato de favor a la anciana millonaria heredera del imperio, Liliane Bettencourt-, será el encargado de defender la medida. Los sindicatos -y la oposición- han puesto en duda su capacidad de conducir y negociar una reforma tan importante dada su delicada y tambaleante situación política.

FRANCIA PARALIZADA

Bernard Thibault, secretario general de la CGT, prevé una participación "excepcional" en las manifestaciones organizadas en toda Francia. En París arrancará a las dos de la tarde. "Ahora le toca moverse al Gobierno. Si no, seguiremos movilizándonos", añade Thibault.

Por ahora las previsiones de Thibault parece que se cumplirán, ya que el país ha quedado bastante paralizado. Antes de las ocho de la mañana en las carreteras y autopistas de la región de París se contabilizaban 200 kilómetros de retenciones.

Las compañías aéreas han cancelado casi 40 vuelos. Según AENA, a causa de esta huelga, que se inició a las 19.00 del lunes y se prolongará hasta las 07.00 horas del miércoles, se han anulado, hasta la citada hora, 38 de los 224 vuelos programados para este martes con Francia en los aeropuertos españoles.

Además de los vuelos que operan en aeropuertos franceses, el paro puede afectar también a las rutas que tengan que sobrevolar el espacio aéreo galo a lo largo del día o a otros trayectos nacionales.

En los trenes, desde primera hora se cumplían las previsiones de la compañía estatal SNCF, lo que significaba que sólo estaban en servicio dos de cada cinco trenes de alta velocidad (TGV), uno de cada cuatro del resto de convoyes de largo recorrido o la mitad de los regionales.

La huelga del sector de transportes francés ha afectado también al tráfico ferroviario español, principalmente en Cataluña, donde Renfe ha suprimido la circulación de los trenes-hotel que enlazan Barcelona con París, Zúrich y Milán.

El metro en la capital parisina ha funcionado al 80%, pero los principales problemas se han producido en los trenes de cercanías, de forma que no había casi ningún convoy en el corredor del RER B, que atraviesa la ciudad de norte a sur y conecta con los dos aeropuertos. Y es que cuando Francia hace una huelga se nota, y nadie pone en duda el valor de ese derecho.

El rechazo de la reforma de pensiones demuestra cómo Francia hace las huelgas