sábado. 20.04.2024

“EL TOÑITO”

 Hace un par de semanas causó cierto revuelo en mi país (por lo extravagante de los detalles del caso, más que por la sustancia) el caso de un sujeto, "Toñito" Sánchez, un ex campeón de fisicoconstructivismo que llevaba una doble vida: lo mismo regentaba un gimnasio en la Ciudad de México que lideraba una banda de extorsionadores.

Doy detalles del caso, que al público español le parecerá, y con razón, increíble, para luego hablar con más profundidad de lo más importante: el auge del negocio de la extorsión en México y su relación con la "guerra contra el narco" y las mafias.

Sánchez fue detenido (al momento de redactar esta nota se encuentra arraigado para ser investigado por su posible participación en otros ilícitos) el pasado dos de marzo cuando circulaba a exceso de velocidad junto a su esposa, también fisicoconstructivista. Al momento de su detención se le decomisaron una pistola y una grabadora. Aquí el detalle: "El Toñito" usaba este aparato para grabarse a sí mismo cuando cometía extorsiones telefónicas para no olvidar lo que había dicho a cada víctima, según la crónica que Claudia Bolaños hace para el diario El Universal. Fueron estas mismas víctimas las que identificaron a los extorsionadores, al reconocer sus voces.

El modus operandi del ganador del segundo lugar del concurso Mr. México 2010 era el siguiente: tanto él como su esposa se hacían pasar por hijos secuestrados de las víctimas por teléfono para obligarles a entregarles dinero en efectivo, joyas o aparatos electrónicos. Para hacerlo, “El Toñito”, que era consumidor de esteroides, se sometió a varias intervenciones quirúrgicas en la garganta, nariz, y paladar con el presunto objetivo de cambiar su tono de voz y poder hacer más verosímil su engaño.  Esta técnica se denomina "el chillón".

Hasta el momento, los principales diarios del país informan que la pareja realizó más de tres mil llamadas desde dos teléfonos móviles con el fin de extorsionar tan sólo durante diciembre, pero al parecer Sánchez Valdo se dedicaba a la extorsión desde 2008, cuando salió del Reclusorio varonil Norte, donde estuvo interno por cinco años.

Quizá el caso no hubiera resultado tan curioso si no hubiera habido un testimonio en internet de los dichos de “El Toñito”: usuario asiduo de Facebook y Youtube,  el ex deportista explicaba su particular fórmula del éxito en un video: "Todo es a base de trabajo y de "huevos" (cojones)... si alguien tiene la ilusión de poner un gimnasio así como de "ponerse mamado"  (musculoso), todo se puede, todo, aquí está una muestra más". Se refería a la apertura de su gimnasio. Gimnasio que las autoridades investigan si fue construido con el dinero que Sánchez obtuvo de las extorsiones, o no.

LA EXTORSIÓN EN MÉXICO: CIFRAS Y MODALIDADES

Si digo que el caso no hubiera causado la misma atención sin esos detalles, es porque la extorsión se ha convertido en un negocio en auge. Es, en palabras de Tracy Wilkinson, que firma un reportaje sobre el tema para Los Angeles Times, un vasto espectro que comprende el crimen no letal de más rápido crecimiento en el país.

Las cifras estimadas de la Secretaría de Seguridad Pública y de su titular, Genaro García Luna, son de 283 mil demandas por extorsión desde el inicio de la guerra contra el narco a fines de 2006. Sin embargo, este número está lejos de la magnitud real del problema, por la llamada "cifra negra": el número de delitos que no se denuncian, que en México es especialmente elevada.

Además, al ser la extorsión un delito que recurre frecuentemente a actos de intimidación, es más que probable que las cifras oficiales estén subestimando en gran medida la prevalencia de este delito. Diversos informes coinciden en que la incidencia de la extorsión casi se ha triplicado entre 2004 y 2010.

Dentro del vasto espectro de la extorsión, hay dos  grandes categorías diferentes:

La primera es la extorsión telefónica. Dentro de ella, la técnica utilizada por el Toñito es la segunda más usada en el Distrito Federal. La primera sigue siendo la del mensaje de texto. Datos del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del DF  indican que en los últimos 4 años han recibido alrededor de 50 mil denuncias en las que delincuentes se valen de mensajes de texto para cometer este ilícito, otras tantas decenas de miles en las que dicen ser algún familiar en peligro, un pariente que viene del extranjero y necesita dinero, o directamente, amenazando con hacer daño si no se entrega dinero, ya que quien escribe es (o se hace pasar por) integrante de algún grupo criminal.

Esta categoría es la más común: se cuentan los casos por millones, y muchos de ellos son perpetrados desde el interior de las prisiones, por medio de teléfonos móviles desechables. En estos casos, el criminal tiene poca o ninguna información real sobre su blanco, y de hecho a menudo llama o escribe desde cientos de kilómetros.

Sin embargo, además de la que se realiza por teléfono, hay otro tipo de extorsión mucho más dramática, potencialmente violenta, e íntimamente relacionada con el funcionamiento de lo que se conoce como “mafias”, tal como las describe Diego Gambetta en un célebre libro (“The Sicilian Mafia. The business of Private Protection”): organizaciones criminales que se dedican fundamentalmente a la venta de protección ilegal.

Se trata de la extorsión física, la del “pago de cuota” o “derecho de piso”. Algo que, si bien no se ha extendido a todo el país, está creciendo de manera alarmante: el día de hoy son extorsionados desde profesores de escuela hasta sacerdotes, pasando por empleados de la construcción. Lo mismo pequeños restaurantes en una esquina que grandes empresarios. Y del ramo que sea: la extorsión no es sólo problema de discotecas, bares, o casinos.

No por nada Wilkinson abre su texto para Los Angeles Times con un caso prototípico: el de un delincuente al que llaman “La Rata”, un extorsionador de nombre Juan Arturo Vargas para el que ningún puesto de tacos era demasiado pequeño para pagar cuota.

LA EXTORSIÓN TERRITORIAL Y LAS MAFIAS

Este tipo de extorsión involucra a grupos criminales con cierto control territorial y que realizan sus amenazas en persona, volviéndolas más cercana y peligrosas. Y aunque  no es un crimen violento per se, la violencia siempre pende sobre sus víctimas, como prueba el caso del Casino Royale, en la norteña ciudad de Monterrey. Cuando en agosto del año pasado los dueños de este casino no pagaron a un grupo criminal la cuota que se les demandaba, el lugar fue incendiado a plena luz del día, matando a más de cincuenta personas que se encontraban dentro, la mayoría de ellas mujeres de mediana edad que jugaban al bingo. Una tragedia que dio la vuelta al mundo, y que puso de manifiesto las posibles consecuencias letales de la extorsión, como señala el investigador del think thank IMCO, Alejandro Hope.

Es sobre este tipo de extorsión sobre la que se deben realizar más investigaciones como la realizada por Eduardo Guerrero, un consultor en políticas públicas que ha escrito para la revista Nexos varios esclarecedores ensayos sobre la crisis de seguridad que atraviesa el país. De su artículo sobre violencia y mafias se pueden extraer una serie de hallazgos y precisiones importantes.

De entrada, hay que precisar que la “protección ilegal” engloba una serie de actividades que implican la coerción por parte de un agente distinto al Estado (las mafias), que ofrecen protegernos contra estafas, contra la competencia, contra el gobierno o contra una amenaza de la propia mafia. Es un fenómeno que se potencia en las comunidades con un Estado de derecho débil.

En los últimos años la protección ilegal se ha convertido un problema endémico en México, pero la violencia relacionada con ella tendría características que la distinguen de la violencia del narcotráfico, aunque pueden estar vinculadas.

En primer lugar, Guerrero señala que la violencia asociada a las mafias recurre de manera intensiva a la propaganda en la forma de mensajes dejados en la vía pública o en cadáveres. Esto porque las mafias necesitan forjar una reputación, y asegurarse de que amplios sectores de la población estén conscientes de su gran capacidad para ejercer la violencia.

En segundo lugar, es característica su ubicación geográfica. Al parecer, la violencia de las mafias prevalece en zonas carentes de valor estratégico para el narcotráfico trasnacional, mientras que con la violencia del narcotráfico ocurre lo contrario, de ahí su extensión a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos.

Por último, Guerrero da cuenta de la relativa novedad de la violencia de las mafias. Aunque es verdad que el pago de sobornos o “mordidas” en México parece ser ya parte de nuestros “usos y costumbres”, no fue hasta 2010 cuando las muertes violentas vinculadas con las mafias empezaron a volverse un problema endémico en muchos municipios del país. Al menos dos años después del aumento general de la violencia relacionada con el narcotráfico.

RAZONES DEL CRECIMIENTO: MIEDO, RECONVERSIÓN, IMPUNIDAD

Hay un consenso en que una razón que explica el auge de la extorsión es el miedo. Alejandro Hope se pregunta: “¿Qué nos pasó? ¿Por qué de unos años para acá los delincuentes decidieron que podían extraer rentas semi-permanentes de miles de personas, con sólo proferir algunas amenazas que la mayoría de las veces no tienen que cumplir? Por una sencilla razón: creció el miedo”.

Es verdad: en el contexto de la guerra contra el narco, cuando la violencia es espectacular y cotidiana, las amenazas se vuelven más creíbles… y rentables: cuánto más poder tengan, menos necesidad hay de volverlas efectivas. Los tiempos no están para jugar al escéptico cuando se persona en el hogar o el negocio un tipo malencarado con un tatuaje de la Santa Muerte (historia que habrá que contar en otro momento) o a bordo de una camioneta blindada diciendo que es miembro de Los Zetas o Los Caballeros Templarios. Los criminales (supuestos o reales) encuentran “una forma fácil y rápida de hacer dinero”.

Pero más allá del miedo hay dos fenómenos que ayudan a entender un poco más el crecimiento de la extorsión:

El primero es lo que Eduardo Guerrero llama la "reconversión" de las organizaciones criminales: la política del gobierno ha sido la de capturar o matar capos indiscriminadamente, lo que ha provocado conflictos intra e inter cárteles que han provocado la fragmentación de varios de ellos y la concentración del negocio del trasiego de drogas en los más grandes y poderosos. Los más pequeños habrían sido aplastados o desplazados del narcotráfico. Sin embargo, al contar con una serie de activos (como armas, sicarios, o relaciones de complicidad con autoridades), lo que ocurrió fue que buscaron nuevas fuentes de ingresos, y una de las más exitosas ha sido la venta de protección ilegal.

El segundo fenómeno es la impunidad generalizada. De acuerdo con el estudio “Seguridad y Justicia Penal en los Estados: 25 indicadores de nuestra debilidad institucional”, elaborado por la organización México Evalúa, la impunidad en torno a los homicidios dolosos en México, por ejemplo, es del 80%. No es difícil entender, entonces, que la impunidad sea igual de grande en el caso de las extorsiones. Hay poco riesgo para los extorsionadores, dice Wilkinson en su texto, y como la probabilidad de castigo se vuelve más pequeña, el negocio de la protección ilegal se torna una actividad más atractiva.

LA PREOCUPACIÓN Y EL “¿QUÉ HACER?”

En este último punto es dónde analistas como Alejandro Hope ven una ventana de oportunidad: al incrementar el riesgo para los extorsionadores, mediante estrategias de disuasión focalizada, como las que se pueden consultar en esta web, el problema podría empezar a tratarse. De lo que se trata es de "hacerles sudar" para ganar su dinero, y de esta forma revertir el círculo vicioso que existe entre el clima de pánico público y la cosecha de los extorsionadores.

No es un asunto menor. La violencia de las mafias continúa extendiéndose a una velocidad preocupante. Como señala Guerrero, aunque quizá no todas las regiones del país sean escenarios factibles para la violencia del narcotráfico (actualmente, por ejemplo, la mitad de los homicidios se concentran en sólo tres estados: Chihuahua Sinaloa, y Guerrero) porque no todas tienen importancia estratégica para ese negocio, todas pueden ser escenario de la violencia de las mafias y el negocio de la protección ilegal.  Especialmente en un contexto de fragilidad del Estado de derecho como el actual. Una fragilidad que el populismo punitivo manifiesto en el actuar del gobierno del presidente Calderón (véase el caso reciente de la francesa Florence Cassez) empeora de forma clara, intencionalmente o no.

De gimnasios a mafias: el negocio de la extorsión en México