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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 16.3.2009

Sobre Josef Fritzl pesan también a otros cargos, que van desde violación a esclavitud por el encarcelamiento de su hija Elisabeth y de los tres hijos que engendró con ella, unos actos que generaron una ola de repulsa en Austria y en todo el mundo.

En esta primera sesión del juicio, el conocido como "el monstruo de Amstetten" se ha cubierto la cara con un archivador y se ha negado a pronunciar palabra. Según fuentes del tribunal, a puerta cerrada ha reconocido sólo la violación de su hija de todos los delitos que se le imputan. El escrito de la acusación dice que "la encerró (a Elisabeth) en el sótano y la hizo totalmente dependiente de él, forzándola a mantener relaciones sexuales con él y tratándola como si fuera de su propiedad".

Fritzl, que construyó un recinto subterráneo insonorizado con una puerta reforzada bajo su propia casa de la localidad de Amstetten, podría pasar el resto de su vida entre rejas. Su abogado argumenta que el cargo de esclavitud es inadecuado, pero ya anunció que el acusado se declararía culpable de privación de libertad, coerción, violación e incesto. Sin embargo, también dijo que rechazaría la acusación más grave, la de asesinato.

La fiscalía acusa a Fritzl de ser responsable de la muerte de un gemelo que murió poco después de nacer en el sótano en 1996. Alegan que fue asesinato porque cometió negligencia al no buscar ayuda para el bebé, al que luego quemó en la caldera. Si es hallado culpable de asesinato, el jurado de ocho miembros del tribunal de St Poelten, cerca de Viena, podría condenarle a cadena perpetua o a 10-15 años de prisión. Su abogado dice que su cliente no es un "monstruo sexual", pero espera pasar el resto de su vida entre rejas. El veredicto se espera para el viernes.

La hija de Fritzl y sus seis hijos, tres de ellos privados de libertad desde que nacieron, viven ahora en un lugar secreto con nuevas identidades.

El caso salió a la luz cuando uno de los tres hijos que nunca había visto la luz del sol, Kerstin, de 19 años, enfermó de gravedad y fue trasladada al hospital por Fritzl. En las declaraciones hechas a través de su abogado el año pasado, Fritzl dijo que había vivido una "segunda vida" en el complejo subterráneo sin ventanas de 60 metros cuadrados, viendo vídeos de aventuras con los chicos y llevándole flores a Elisabeth, que hacía la cena. Elisabeth contó a la policía que había permanecido atada en los primeros meses de su retención. Fritzl la amenazó con matarles con gas si intentaban escapar. Tres de los chicos nacidos en el sótano fueron criados por Fritzl y su mujer, Rosemarie, después de que él fingiera que Elisabeth los habia abandonado. La policía contó que Rosemarie no sabía de las acciones de su marido.

El caso surgió menos de dos años después de que la adolescente austriaca Natascha Kampusch escapara de un zulo en el que había permanecido retenida durante ocho años.

El monstruo rechaza los cargos de asesinato y esclavitud