martes. 23.04.2024

No hay expectativas entre la población de cambios profundos en el modelo socialista cubano, pero en el país donde no hay niños de la calle, su población aspira a mejorar su capacidad adquisitiva, y ganar en calidad de vida

Comenzó el rumbo de la revolución cubana a su 60 aniversario. Con Fidel Castro omnipresente en los medios de comunicación, paredes, y carteles en toda la isla.

Las elecciones municipales del pasado 26 de noviembre coincidieron con el aniversario de su fallecimiento. El Gobierno proyectó más todavía la imagen del máximo exponente de la revolución cubana para estimular la participación; y celebrar el éxito en el conteo.

Finalmente, de los más de 8 millones de cubanos, participaron 7,6 en el proceso previo a la designación de los representantes de la Asamblea Nacional, que a su vez ratificarán al sucesor de Raúl Castro. Con certeza habrá nacido después del 1 de enero de 1959, y todo apunta a que será el ingeniero y actual vicepresidente, Miguel Díaz-Canel.

El mandatario que más tiempo ha ejercido la presidencia en el presente siglo nunca aspiró a acercarse al carisma y liderazgo de su hermano Fidel. Sí a gobernar con mayor pragmatismo. Con el paquete de medidas liberalizadoras aplicadas a una economía con base socialista,

Raúl Castro facilitó el acceso a dispositivos móviles, e internet a los cubanos residentes, impulsó el emprendimiento, el pluriempleo, y la formación de microempresas.

Promulgó la Ley de Inversión Extranjera y restableció las relaciones con los EEUU, con la reapertura de las embajadas de ambos países, y la histórica visita de Barak Obama como mayores gestos simbólicos.

“En unos es el excesivo el amor al Norte la expresión, explicable e imprudente, de un deseo de progreso tan vivaz y fogoso, que no ve que las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y de ser de suelo afín, para que prendan y prosperen, y que al recién nacido no se le da la sazón de la madurez porque se le cuelguen al rostro blando los bigotes y patillas de la edad mayor: Monstruos se crean así, y no pueblos: hay que vivir de sí y sudar la calentura”, escribió José Martí.

Con acaloramiento o sin él, Cuba cuenta con más de 500.000 de trabajadores por cuenta propia, así como millones de ciudadanos que sufrieron el periodo especial durante tres lustros. No hay expectativas entre la población de cambios profundos en el modelo socialista cubano, pero en el país donde no hay niños de la calle, su población aspira a mejorar su capacidad adquisitiva, y ganar en calidad de vida tras la normalización de las relaciones con el poderoso vecino.

El salario medio cubano equivale a 29 dólares, dotación escasa para acceder a los bienes que exhiben los turistas en La Habana Vieja, Trinidad o Varadero. El levantamiento de las restricciones legales no hace posible la entrada de la población local a hoteles como revelador ejemplo. Sin resultar prioritario para la supervivencia, el estatus del visitante occidental en La Habana plantea una contradicción muy ardua de cabalgar.

Objetivo inmediato: la naciente economía privada

Tanto el Partido Comunista de Cuba como Barak Obama fijaron su vista en el incipiente sector privado. Adaptarlo al modelo socialista para sortear todas las contradicciones propias del mundo globalizado y capitalista en el que vivimos, constituye el reto más importante a corto plazo de los gobiernos sucesivos. ¿Se puede sin depender en exceso de los EEUU?

La anterior administración de Obama consideró dicho sector donde más puede ejercer su influencia, y así quitarse la espina de contar con un vecino gobernado por comunistas más de 100 años después de la Revolución de Octubre. Ni Donald Tump, ni sus sucesores lo intentarán frontalmente. No exigirán cambios políticos en la isla. Al igual que hicieron los EEUU con China y Vietnam.

Trump ha recuperado la retórica de la Guerra Fría desde su llegada a la Casa Blanca, y posiblemente no impulse la retirada del bloqueo económico en su mandato -con otra administración habría terminado en septiembre de 2017-.

Aun así, el presidente no va a restringir más los viajes de quienes tienen familia en la isla, el envío de remesas, los vuelos comerciales, o los cruceros. Por supuesto Trump no recuperará la política de pies secos -pies mojados que favorecía regularizarización de cubanos llegados ilegalmente a los EEUU-, ni intentará derogar la Ley de Ajuste Cubano.

Los viajes de ciudadanos estadounidenses aumentaron un 76 por ciento en 2015 y un 74 en 2016. En el último año citado, Cuba recibió más de medio millón de visitantes procedentes de los EEUU. Tendencia que se mantuvo en 2017. Airbnb opera en Cuba desde hace tres años con una media de más de 70.000 usuarios al mes.

Considerando que los vuelos entre los dos países los gestionan compañías estadounidenses en exclusiva, cuesta creer que Trump quiera retroceder a la década de los 60, o volver a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

El presunto ataque sónico a la Embajada estadounidense en La Habana sólo es una argucia del presidente para reforzar su discurso ante quienes más adversan a Cuba en Florida. Estado clave para convertirse en el 45 presidente de los EEUU.

La prohibición el año pasado de las transacciones a más de 180 entidades cubanas, hoteles, agencias turísticas y marcas de refresco y ron entre las afectadas, no deja de resultar simbólica con efecto en una reducida parte de norteamérica.

La Ley de Inversiones favorecerá la entrada de capital foráneo, las condonaciones de su deuda en un 70% con en el Club de París, 90% con Rusia y 70% con México abrirán las posibilidades de negocio en la isla. Actualmente China, seguido de Venezuela y España, se mantiene como principal socio comercial de la mayor de las Antillas. Canadá aporta más de un millón de turistas al año, de los de 4.700.000 que visitaron la isla en 2017.

Los empresarios estadounidenses son conscientes de que la presión que ejerzan resultará definitiva para romper el bloqueo en su beneficio.

“No hay mejor maestro en la vida que el combate. Y la prueba de ello es que no ha existido un solo hombre grande, verdaderamente grande, que en el fondo no fuera un peleador, un combatiente poderoso e incansable. Y sobran los ejemplos”, expresó Pablo de la Torriente Brau

En su Cuba natal abundan. ¿Pero es suficiente para algo más que resistir estoicamente al bloqueo? Feliz 2018.

El juego de Cuba