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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 2.4.2009

Un billón de dólares para salvar la economía mundial. Así se ha materializado la cumbre del G-20 de Londres, en la que se han llegado a acuerdos para identificar a los países que practican el proteccionismo y luchar contra los paraísos fiscales. El primer ministro británico, Gordon Brown, anunció al presentar las conclusiones de la cumbre que la mitad, 500.000 millones, se destinarán al Fondo Monetario Internacional (FMI), que verá así triplicados sus recursos, hasta llegar a los 750.000 millones de dólares.

En su intervención, el mandatario declaró hoy (por este jueves) es "el día que el mundo se unió contra la recesión, no con palabras, sino con un plan de recuperación y un claro calendario", pese a la división con la que había arrancado por la mañana debido a las diferencias entre el eje franco-alemán, que denunciaba la falta de compromisos concretos para incrementar la supervisión financiera, y las demandas de Estados Unidos de aprobar nuevos planes de estímulo.

Finalmente, ha triunfado la tesis de la mayoría de los países europeos, que abogaban por la contención del gasto si bien, como recordó Brown, los paquetes aprobados hasta ahora por la mayoría de los países han dejado como resultado "una expansión fiscal sin precedentes" que supondrá un importe total de cinco billones de dólares a final del próximo año y que, según dijo, se materializará en la creación de 20 millones de puestos de trabajo. "Las cuestiones que la gente pensaba que nos dividían no eran tales", aseguró.

Pese a las diferencias de criterio entre el incremento de gasto público reclamadas por Barack Obama, quien advirtió de que Estados Unidos no puede ser el único "motor" para la recuperación del crecimiento, Brown subrayó que en la negociación se llegó a un "sustancial acuerdo en hacer lo que sea necesario para salir de esto".

UNA PRÓXIMA CUMBRE DE SUPERVISIÓN

Con todo, el anfitrión de este G-20 anunció la celebración de la próxima cumbre para antes de que acabe este año, con el objetivo de revisar el impacto de las medidas aprobadas, que verán cómo el billón de dólares que suman en total los acuerdos de este 2 de abril se reparten entre los 500.000 millones que se destinarán a triplicar los fondos del FMI y 250.000 millones en los conocidos como Derechos Especiales de Giro.

Además, a través de las instituciones internacionales y los bancos regionales de desarrollo se canalizarán otros 250.000 millones de dólares para estimular el comercio, una de las claves de la recuperación, según Brown, quien expresó su confianza en la reactivación de las negociaciones de la Ronda de Doha. "Éste es un ejemplo de cómo trabajamos juntos, con estímulos y nuevas inversiones para evitar que la recesión vaya a más", reivindicó.

El mandatario británico, quien en esta cita se jugaba uno de los últimos recursos que le quedan ante las elecciones que deberá convocar el próximo año, aseguró que los miembros del G-20 "harán lo necesario para salir de estos tiempos difíciles" y adoptar las decisiones para "permitir a las economías avanzar más rápido, hacer frente a los problemas y reconstruir la confianza en el sistema financiero".

Una cuestión relacionada con una de las grandes apuestas de la jornada, como es la revisión del modelo financiero a partir de la reforma del sistema bancario, se aborda, según Brown, por primera vez de forma integral, con el objetivo de que "el secretismo llegue a su fin". Para ello, se acotará terreno a los "hedge funds", se implementarán las agencias de calificación de riesgos y se creará una junta de estabilidad financiera que "asegurará la cooperación entre fronteras" y evitará los riesgos de la economía a partir de mecanismos de alerta temprana.

EL FMI, EL GRAN SUPERVISOR DEL SISTEMA

Brown descargó en el FMI la función de "monitorizar" el correcto funcionamiento del sistema, con el objetivo de detectar fallos y garantizar que no se vuelve a producir una crisis como la actual. Asimismo, hubo consenso en la necesidad de acabar con los paraísos fiscales que no comulgan con los principios establecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa (OCDE): "Es el principio del fin de los paraísos fiscales, porque cada vez más los países se suman a los criterios que imperan en el ámbito internacional".

De igual modo, el G-20 se ha comprometido a tratar de limpiar los activos tóxicos de la banca y garantizar un esquema regulador en el sistema bancario que ponga límite a los polémicos "bonus" y a la cultura de "la recompensa por el fracaso", si bien no especificó la fórmula bajo la que operará este sistema. Además, los socios se comprometieron a evitar el proteccionismo, lanzando una seria advertencia a los países que caigan en la tentación de poner barreras al comercio aprovechando la crisis.

"Nuestro objetivo es dar a la gente más confianza en el sistema bancario y asegurar que tiene mayores probabilidades de continuar sin grandes perjuicios frente a este huracán que nos ha afectado a todos", explicó, si bien concluyó: "No hay solución rápida, pero sí la determinación de hacer lo que esté en nuestra mano para superar la crisis, inyectar recursos en la economía, crear empleo y garantizar que los negocios se expandan".

El G-20 acuerda un billón de dólares para salvar la economía mundial