viernes. 19.04.2024

Podría tratarse de un tema menor, pero la disputa interna dentro del peronismo busca diseñar el futuro con la mirada puesta en el 2015, cuando vence el actual mandato de la presidente, Cristina Fernández. Y en este escenario, el nombre de Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, es una figura central, ya que es claro precandidato a la presidencia, gracias a sus resultados en el principal distrito electoral del país (40 % del padrón) y la imagen positiva en las encuestas, trabajada a partir de una política negociadora y de conciliación.

Rechazado y combatido por el kirchnerismo puro, tiene el pecado original de haber entrado en la política de la mano del ex presidente Menem, junto a otras figuras procedentes de otros campos, como el deportista Carlos Reutemann y el cantante Palito Ortega. Y, peor aún, los resultados electorales de Scioli fueron incluso mejores que los de la presidente en las elecciones de octubre del 2011: recibió el 55,06 % de los votos, frente al 54,11 de la mandataria. Y esto a pesar de que no faltan problemas muy graves en la provincia, empezando por la seguridad, lo que le ha valido la reprobación pública de la propia Cristina Fernández.

Siendo un deportista de éxito –fue varias veces campeón del mundo de motonáutica- Menem lo tentó para la política. Primero fue diputado y después secretario de Turismo. Néstor Kirchner lo incorporará como vicepresidente (2003-2007). Y desde entonces es gobernador de la provincia de Buenos Aires, ahora en su segundo mandato. Durante el primer período su convivencia con el kirchnerismo fue aceptable, sobre todo gracias a su capacidad de aguante y a las continuas muestras de disciplina y declaraciones de lealtad. Ahora, en que La Cámpora se posiciona como el grupo hegemónico del kirchnerismo cristinista, el rumbo es de colisión.

Desde la Casa Rosada, donde se diseñó, nombre a nombre, cada una de las diferentes candidaturas, se le impuso como vicegobernador a Gabriel Mariotto, principal impulsor de la controvertida Ley de Medios y ariete del gobierno contra los medios no oficialistas. Las declaraciones de ambos lados producen chispas que hacen inocultable el choque de intereses.

Para marcar las diferencias, Mariotto anunció que con él llegaba la política a la provincia de Buenos Aires. Ya en el acto de toma de posesión de Scioli y Mariotto, se llegó a las manos entre los jóvenes de La Cámpora y los seguidores del gobernador. Otro suceso significativo se produjo cuando el gobernador Scioli jugó un partido de fútbol en el que, en el equipo contrario, figuraba el alcalde de Buenos Aires, el derechista Mauricio Macri, que es el principal adversario político del oficialismo. Una frivolidad que fue señalada y repudiada por el kirchnerismo.

Más recientemente, Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de gobierno de Scioli, acusó a Mariotto de “poner palos en la rueda” a la gestión del gobernador. A lo que el aludido respondió: “Yo respondo a la presidente de la Nación, que es la que conduce, y Scioli, como el resto de los gobernadores, también deben responder a la presidente, no entiendo dónde está el problema”.

Pero lo cierto es que Mariotto cuenta con la bendición de la Casa Rosada y el apoyo de los medios afines, incluyendo la llamada Agencia Periodística de Buenos Aires (Agepebea), que financia la Facultad de Periodismo de La Plata, y que dedica gran parte de sus esfuerzos a respaldar las actividades del vicegobernador.

Y no todo queda en meras declaraciones. Para enfrentar a La Cámpora, el sciolismo ha respondido con una agrupación propia, bautizada como La Juan Domingo. En el senado provincial, los kirchneristas puros impulsaron una medida insólita: pedir que el gobierno provincial informe sobre el uso de la publicidad oficial. Insólito porque, a nivel nacional, el gobierno de Cristina Fernández ha sido acusado de un uso absolutamente arbitrario de los fondos destinados a la publicidad oficial. El portavoz del gobernador, Juan Courel, no entendió cómo Mariotto avaló el pedido de informes, “en vez de levantar el teléfono y hablar con el compañero de fórmula”.

“Es como si el vicepresidente le pidiera informes a la presidente sobre la estatización de YPF”, dijo José Scioli, hermano del gobernador, que milita en otra línea del peronismo. A lo que añadió: “comparado con el vicegobernador Gabriel Mariotto, el ex vicepresidente Julio Cobos es un canto a la lealtad”. El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, ahora enfrentado al oficialismo, considera que la presión que tiene Scioli es insoportable

Las disputas de este tipo jalonan toda la historia del peronismo, siendo especialmente virulentas en la década del ´70, cuando convivieron representantes de la Tendencia (montoneros), con otros de la ultraderecha, aunque todos integraban el mismo movimiento. Célebre fue el caso de Oscar Bidegain, simpatizante de la izquierda montonera, que en 1974 acabó desplazado por su vicegobernador, el derechista Victorio Calabró. El novelista Osvaldo Soriano, en No habrá más penas ni olvidos, hizo el mejor retrato del asunto.

Para el kirchnerismo es fundamental socavar la figura de Scioli, que en el 2015 puede dar el paso de postularse a la presidencia. Se le intenta identificar con el liberalismo menemista o con el viejo peronismo. Y consideran que diluiría la labor de Néstor y Cristina.

Si no hay re-reelección de Cristina Fernández, para lo que habría que cambiar la Constitución, en el oficialismo han empezado ya a circular posibles candidatos a la presidencia y uno de los mencionados ha sido Mariotto. Hebe de Bonafini, presidente de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo, de gran influencia en el mundo kirchnerista, ya dio dos definiciones importantes: no cree que la presidente deba forzar la reelección y su candidato no es el actual vicegobernador de Buenos Aires, ya que tiene dos nombres en mente, de los que solo dijo que eran un hombre y una mujer. Nilda Garré, actual titular del ministerio de Defensa podría ser la candidata.

La ofensiva contra Scioli, por cierto, va en paralelo a la que el gobierno mantiene contra Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires, éste sí un opositor en las antípodas ideológicas. Y contra Hugo Moyano, el poderoso jefe sindical de la CGT, pero esas son otras historias. 

El enemigo se llama Scioli