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NUEVATRIBUNA.ES - 30.07.2010

Las reacciones a la filtración de informes secretos sobre la guerra de Afganistán obtenidos por Wikileaks y que el fueron publicados por 'The New York Times', 'The Guardian' y 'Der Spiegel' siguen sucediéndose en Estados Unidos.

El jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército estadounidense, el almirante Mike Mullen, ha advertido a Julian Assange , el fundador de la iniciativa Wikileaks , de que "tiene las manos manchadas de sangre" de soldados estadounidenses y de familias afganas a los que podría haberles costado la vida la difusión de sus filtraciones.

Por su parte, el Secretario de Defensa, Robert Gates ha asegurado que "las consecuencias en el campo de batalla de estos documentos es potencialmente grave y peligrosa para nuestras tropas, nuestros aliados, y socios afganos y podrían dañar nuestras relaciones y reputación en esa parte clave del mundo".

Por ello, Gates ha anunciado que había pedido al FBI que ayudara en la investigación criminal y había restringido el acceso sobre el terreno a informaciones sensibles, a fin de reducir el riesgo de otra filtración de informes militares internos. Gates destacó que su mayor preocupación era que los afganos y otros aliados no confiaran más en Estados Unidos para mantener sus secretos a salvo.

El pasado domingo, la página web Wikileaks publicó unos 92.000 documentos clasificados sobre la guerra de Afganistán que dibujaba un panorama bélico mucho más oscuro de lo que se creía.

Los documentos ilustran muy detalladamente la acumulación de errores cometidos en Afganistán durante los seis años (de enero de 2004 a diciembre de 2009) sobre los que se aporta información: reiteradas muertes de civiles en acciones militares, continuas acciones secretas para la caza de insurgentes, fracasos sucesivos de los aviones sin tripulación y, lo más grave de todo, permanentes cruces de información -incluso colaboración, según algunas interpretaciones- entre los servicios secretos paquistaníes y los dirigentes talibanes.

BUSCANDO A GARGANTA PROFUNDA

El principal sospechoso de la filtración de los documentos secretos sigue siendo el oficial del Ejército, Bradley Manning, que ya se encuentra bajo custodia de la Policía Militar. La CNN informa en su web que el militar, de 22 años, ha sido trasladado de la cárcel kuwaití en la que se encontraba a una instalción en el estado de Virginia.

El pirata informático californiano que condujo a las autoridades hasta Manning afirma que no se arrepiente de lo que hizo. "Acudí a las autoridades porque me parecía incomprensible que alguien pudiera filtrar una cantidad tan enorme de información sin poner en peligro vidas humanas", ha asegurado Adrian Lamo, de 29 años, un pirata informático que supo de la supuesta intención de Branning de llevar a cabo esta filtración tras leer unos comentarios de éste en Internet.

"Si hubiera hecho lo cómodo, me hubiera dedicado a quedarme sentado y hubiera arriesgado la seguridad nacional me hubiera convertido en el peor de los cobardes", ha añadido Lamo en declaraciones a CNN. El hacker sospecha que Branning no actuó solo. "Hasta donde sé (Manning) administraba la base de datos en solitario pero obtenía apoyo técnico por parte de otra persona", según Lamo, que cumplió pena de cárcel en 2004 por introducirse en los sistemas informáticos de The New York Times, Microsoft y Lexis-Nexis con la única intención, según él, de desvelar a tales empresas fallas en su seguridad informática.

EEUU se escaquea y acusa a Wikileaks de "tener las manos manchadas de sangre"