viernes. 19.04.2024
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La presentación del informe sobre el Estado Islámico en España el pasado día 12 de julio por parte del Instituto Elcano, atrajo a una multitud de oyentes y de seguidores y, al mismo tiempo, tuvo una repercusión mediática que traspasó las fronteras. No es de extrañar, porque la amenaza terrorista ocupa un lugar destacado en las preocupaciones de los ciudadanos, junto con el paro y la corrupción.

El informe aportó datos estadísticos significativos y de otro perfil, que rompen con lo difundido y propagado habitualmente desde ciertos ámbitos, y particularmente, desde los medios de comunicación.

Una lectura pausada del mismo nos permite sin duda tener una visión, no sólo del componente potencial del llamado Estado Islámico en España, sino también del proceso o de los procesos de conversión en torno a la identidad de dicha organización terrorista. Al mismo tiempo interpelará a ciertos estudiosos y a muchos medios a replantear la reflexión y el análisis de un tema de suma delicadeza social y política.

Por otro lado, y subrayando la importancia de estudios serios y rigurosos come es el caso de este informe, siempre quedan en el tintero preguntas sin respuestas, incluso me atrevería a decir que hay preguntas que esquivamos responder porque nos cuesta admitir ciertos comportamientos y actitudes.

¿Cómo una persona puede convertirse en una bomba asesina en una sociedad como la nuestra? Esta es sólo una de tantas preguntas que te asaltan cuando lees   noticias que te chocan y te estremecen.

El Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero (CCME), órgano consultivo del Estado Marroquí, hizo recientemente un estudio piloto sobre el alumnado marroquí en los colegios españoles. Escogió una comunidad autónoma que no destaca precisamente por  una concentración cuantitativa del colectivo marroquí; sin embargo los primeros datos eran y son alarmantes.

Ochentas y cuatro mezquitas contabilizadas; en una sola de ellas hay más de 200 alumnos que estudian supuestamente árabe y educación religiosa los fines de semana. (Sábado y domingo).

Las constataciones hechas por los investigadores son preocupantes:

  • Los procesos de enseñanza son contradictorios con los de la enseñanza en los colegios públicos españoles, lo cual produce un batallón de esquizofrénicos que no saben a qué atenerse en el mejor de los casos.
  • Niños aislados del entorno social sin interactuación con otros niños.
  • Niños que no disfrutan de su niñez o que no tienen niñez.
  • El personal docente de las mezquitas, por llamarlo de alguna manera, no es apto, ni homologado, ni capacitado.
  • La dejadez y falta de seguimiento por parte de los poderes públicos.

Esa situación afecta también a la inmensa mayoría de las mujeres/ madres de esos niños, pero eso lo abordaremos en otro artículo aparte.

Con estos datos preliminares quizás uno pueda entender la clave en el proceso de desarraigo y de transformación que, a posteriori es aprovechado por grupos e idearios mencionados en el informe de Elcano. Obviamente hay otros factores y otras lecturas, pero lo que es cierto es que hay mucha desatención  e irresponsabilidad por parte de los poderes públicos, la más fundamental es el factor educativo.

Hay unos profesores de apoyo enviados por el Estado marroquí para reforzar la actividad escolar de los niños de aquel país a fin de que se integren en los colegios y en las sociedades de acogida. Una de esos profesores es amiga mía de la infancia y de estudios en Marruecos que desarrolla su labor en varios colegios de los pueblos de la sierra de Madrid. Me cuenta que una vez empezó a notar la ausencia paulatina de los niños marroquíes a su clase de inserción. Nadie en esos colegios consiguió entender la causa hasta que la profesora le preguntó a uno de los niños marroquíes que seguía asistiendo; le dijo que el Imam de la mezquita del pueblo (un garaje), les advirtió que no deben asistir a clase de esa infiel porque va con falda y vaqueros. El Imam era un peón albañil de la construcción que  daba los fines de semana clases de árabe y de religión a esos niños también. 

Educación y yihadismo