jueves. 18.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 31.10.2010

"Mañana comienza una nueva fase de la democracia y las personas que asuman la dirección del país deberán tener sentido republicano y sentido democrático para gobernar para todos", ha manifestado la candidata nada más depositar su voto este domingo.

El protagonista de la jornada ha sido el alto nivel de abstención que alcanzó 21 por ciento, cuatro puntos más que la primera vuelta en la que se registró 17,5 por ciento, en un país donde el voto es obligatorio y su falta acarrea sanciones.

La nueva mandataria electa recibirá de manos de su antecesor Luiz Inácio Lula Da Silva, la banda presidencial el 1 de enero de 2011.

Para esta jornada habían sido convocados más de 135 millones de brasileños. Se han registrado 2,36 por ciento de votos blancos, 4,41 por ciento nulos y 93,23 por ciento válidos.

Dilma Rousseff es una economista, nacida en Belo Horizonte, estado de Minas Gerais (sureste), 14 de diciembre de 1947. Tras largos años de actividad constante en el movimiento estudiantil y militancia radical, se dedicó de manera profesional al área del sector eléctrico en el estado de Rio Grande do Sul, en donde Lula la llama para trabajar en la elaboración del programa energético del entonces candidato.

Al llegar Lula al poder, Rousseff fue designada ministra de Minas y Energía a partir del 1 de enero de 2003. Su cargo, al lado de Lula, fue reconocido por la construcción de plantas hidroeléctricas, centrales térmicas y parques eólicos a lo largo y ancho del país. También impulsó un programa de viviendas y la implementación de proyectos de telecomunicaciones.

El 20 de febrero de 2010 fue proclamada candidata presidencial por el IV Congreso del Partido de los Trabajadores y actualmente es la nueva presidenta de Brasil.

El triunfo de Dilma Rousseff ha sido también el de Lula que, con una popularidad del 87%, ha sido la principal baza de la candidata durante la campaña. Buena parte del electorado ha decidido confiar en la apuesta del presidente en favor de la continuidad de las actuales políticas.

Los ocho años de la presidencia de Lula han supuesto que unos 32 millones de personas hayan pasado a formar parte de la clase media baja, el llamado sector C. Las políticas asistenciales han sacado del hambre a 40 millones de brasileños. El salario, medido en dólares, creció un 154%. Se ha triplicado el producto interior bruto por cabeza (está cerca de los 10.000 dólares). La inflación anual promedio ha sido del 5,7%. La era Lula ha significado la creación de 15 millones de empleos genuinos.

Las multinacionales invirtieron sólo este año 30.000 millones de dólares. En el 2011 serán 41.000 millones. Las asignaturas pendientes son importantes -inseguridad, educación, obras de infraestructura, mejoramiento del sistema político, valoración excesiva del real, la moneda nacional, lucha contra la corrupción- pero existe la certeza de que, con Lula, se crearon las condiciones para resolverlas. El gran reto de la nueva presidenta será culminar lo que su antecesor inició.


Dilma Rousseff, presidenta de Brasil