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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 1.11.2010

...al ampliar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Me gustaría que todos los padres miren a sus niñas a los ojos y les digan ‘sí, una mujer puede.’”

Con este homenaje a las mujeres comenzó la primera declaración de la presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, una vez confirmado su triunfo electoral.

Entre los compromisos que asume la sucesora de Lula, destaca también el que tiene con la la democracia brasileña: “La presencia de una mujer en la presidencia se da por el camino sagrado del voto, por eso mi segundo compromiso es valorizar la democracia y trabajar para garantizar los derechos esenciales a la alimentación, empleo, educación, salud, casa digna y paz social para todos los brasileños.”

En el terreno económico, la prioridad sigue siendo erradicar la miseria en su país a través del desarrollo económico. Rousseff defiende que "cada vez son más importantes" las políticas propias, si bien tanto ella como el vicepresidente electo, Michel Temer, van a fomentar la "amplia apertura" de las economías del mundo. "Será muy importante tener nuestras propias políticas, nuestro propio mercado y nuestras propias decisiones económicas", pero eso estará "lejos de decir que cerraremos el país al mundo", ha afirmado. Concretamente, se ha comprometido con la disciplina fiscal y las metas de baja inflación del Gobierno de Lula y la "racionalización" del gasto público, y ha asegurado que rechaza "las visiones de ajuste que recaen sobre programas sociales o inversiones necesarias para el bien del país".

Además, Rousseff ha prometido velar por la libertad religiosa y la libertad de prensa, dos temas espinosos que surgieron durante la campaña. De esta manera, la presidenta electa ha tratado de tranquilizar a quienes han puesto voz y letra a una feroz campaña contra ella. Es el caso de los grandes medios de la prensa escrita, como Folha de S. Paulo, O Estado y Veja, que consiguieron introducir en la campaña un tema que ni siquiera estaba en los programas, el del aborto, para tratar de lesionar las posibilidades de Dilma. Los mismos medios también utilizaron durante la campaña otros fantasmas como el del presunto autoritarismo de Lula o el de la eternización antidemocrática del PT. Tanto es así, que el propio Lula salió a acusarlos de actuar como un partido político.

Todo esto, unido al 'valetodo' de las revelaciones sobre supuestos casos de corrupción que no han llegado a involucrar personalmente a la candidata pero sí a otros cargos del PT, le restaron apoyos e impidieron que saliera elegida en la primera vuelta, el pasado 3 de octubre.

Anoche, sin embargo, en su discurso de la victoria, Dilma se esforzó en cerrar heridas y dijo que "las críticas del periodismo libre son esenciales para señalar los errores del gobierno". Y añadió: "Prefiero el ruido de la prensa libre al silencio de las dictaduras".

La presidenta electa ha buscado tender puentes a la oposición y reasegurarles a sus aliados que el suyo será un gobierno meritocrático y pluralista. “Fui elegida como parte de una alianza de diez partidos y con ellos voy a construir un gobierno con criterio profesional, que valore los cuadros de la administración pública independientemente de la pertenencia partidarias... Extiendo mi mano a la oposición, de mi parte no habrá privilegios ni compadrismo”, ha prometido.

EL RETO DE SUCEDER A LULA

Rousseff enfrenta el gran reto de suceder al popular Luiz Inácio Lula da Silva y continuar el proyecto que en los últimos ocho años redujo la desigualdad social, prácticamente erradicó el desempleo y logró un crecimiento económico sostenido, que coloca hoy a Brasil como la octava potencia mundial.

La economista de 62 años, divorciada, con una hija y uno nieto, nació en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais. Rousseff es hija del inmigrante búlgaro Pedro Rousseff y de la maestra Dilma Jane da Silva, según los datos biográficos publicados en su página de internet.

Dilma participó desde muy joven en los movimientos de resistencia a la dictadura militar (1964-1985), fue detenida en Sao Paulo y estuvo presa durante tres años. Tras ser liberada, en 1973, se radicó en Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul.

En la Universidad Federal de ese territorio concluyó sus estudios de Economía y, a finales de la década de 1970, luchó por la amnistía para los brasileños que habían perdido sus derechos civiles y fueron perseguidos y expulsados del país por el régimen militar.

En esa época y conjuntamente con su entonces esposo, Carlos Araújo, ayudó a fundar el Partido Democrático Laborista (PDT) de Río Grande do Sul, del cual fue militante activa, al lado de figuras históricas de la política brasileña, como Leonel Brizola.

Participó en el movimiento llamado Diretas Já, considerada la mayor movilización civil de la historia reciente brasileña, la cual culminó con el regreso de la democracia en 1985. Un año después, ocupó la Secretaría de Hacienda del municipio de Porto Alegre.

En 1993 asumió la Secretaria de Minas, Energía y Comunicación del estado de Río Grande do Sul, durante el gobierno de Alceu Collares y fue ratificada en ese mismo puesto en 1998 por el gobernador Olívio Dutra.

Rousseff ingresó en el PT en 2001 y un año después Lula ganó los comicios generales para ocupar la presidencia de Brasil. El mandatario la nombró ministra de Minas e Energía, cargo en el cual tuvo la responsabilidad de la reestructuración del sector eléctrico.

En 2005, la eficiencia de Rousseff ya era ampliamente reconocida dentro y fuera del gobierno. Lula la designó al frente de la Casa Civil y, por consiguiente, de la coordinación del trabajo de todos los ministerios.

Su trabajo fue reconocido nacionalmente por la coordinación del Programa de Aceleración del Crecimiento, un conjunto de políticas económicas que ha priorizado las inversiones en infraestructura, como saneamiento, viviendas, transporte, energía y recursos hídricos. Rousseff lanzó programas estratégicos como Mi Casa, Mi Vida, que prevé la construcción de un millón de casas para beneficiar fundamentalmente a los brasileños de menos recursos.

Lula la escogió para ser la candidata del PT para sucederlo en el cargo, y logró convencer a sus simpatizantes, que ascienden a casi el 85 por ciento de la población, de que ella es la persona idónea para continuar los programas y las políticas de su gobierno.

Dilma promete velar por la libertad religiosa y la de prensa y homenajea a las mujeres