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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 3.10.2010

Según publica O Globo, el sábado a las ocho de la noche, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (Brasilia) recibió un fax con un sello del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia de la República, en el que se piden refuerzos en la segu ridad en el Planalto, donde se pretende festejar la victoria de Dilma Rousseff. A tenor de los primeros datos del escrutinio, sin embargo, la celebración quedará algo rebajada. Aún así, puede decirse que Dilma Rousseff ha conseguido una gran victoria.

Hasta hace tan sólo seis meses, la candidata a la presidencia del PT, la elegida del presidente Lula era prácticamente desconocida. Sin embargo, la ex ministra de Minas y Energía y Jefa de Gabinete ha pasado a convertirse en un fenómeno electoral. La magia de Lula y su total apoyo han operado el milagro. Dilma Rousseff es ahora para los brasileños "a menina do Lula”, “la mujer de Lula”.

El rápido ascenso de Rouseff en las encuestas se debe en parte a que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, cuya popularidad bordea el 80 por ciento, se ha convertido en su mentor. Durante el último año, Lula ha promovido a la candidata del PT como autora principal del éxito de su gobierno y única capaz de continuar su obra. De hecho, la palabra "continuidad" es la que más ha sonado durante la campaña electoral.

Dilma, posiblemente la primera mujer presidenta en el Brasil, define su proyecto político como el de “una mujer que continuará con el Brasil de Lula”, acentuando que proseguirá la ejecución de los programas nacionales e internacionales que ha traído Lula. Algunos observadores señalan, sin embargo, que tanta continuidad puede convertirse en una pesada losa si Dilma Rousseff pretende imprimir su propio estilo de hacer las cosas.

De momento, la candidata sigue cobijada a la sombra de su patrocinador, una estrategia que tan buenos resultados le ha proporcionado en los sondeos. Otra cosa es el impacto que los recientes escándalos de corrupción que han salpicado a la administración Lula y a ella misma pueda tener en el resultado final de los comicios. Ella les quita importancia, aunque puedan ser determinantes para que tenga que esperar a la segunda vuelta para salir elegida en lugar de conseguir la presidencia en la primera.

La candidata oficialista ha votado esta mañana en Porto Alegre, rodeada por una multitud de personas, y después ha asegurado: "No creo que las razones para quedar en primera vuelta o ir a la segunda se deriven de un único factor". "Ahora, lo que creo es que, sea cual sea (el motivo), el buen combate da la buena victoria", ha añadido.

Durante la campaña presidencial, surgieron denuncia de tráfico de influencias contra la ex jefa de Gabinete de Lula, Erenice Guerra, una ex asesora de Rousseff que la sucedió en ese cargo. Las acusaciones provocaron la renuncia de Guerra, brazo derecho de la candidata oficialista cuando ella era jefa de Gabinete.





Dilma gana pero la fiesta tendrá que esperar