viernes. 29.03.2024
Crisis_refugiados-Refugiados-ACNUR

Podemos decir que en Europa hay un antes y un después en el tema migratorio a consecuencia del caso “Aquarius" La polémica y el debate social e institucional que ha generado la postura del gobierno italiano, negándose a permitir que el barco recalara en sus puertos destaca frente a la actitud de acogida, planificada, argumentada y ejecutada por el gobierno español, contando  con el apoyo de países como Francia que abren vías para una solución más racional y conjunta de Europa ante el fenómeno de los refugiados que lleva décadas llenando de cadáveres anónimos el Mediterráneo.

Es importante saber que este debate, que divide de forma clara a los países europeos, se celebra en un momento en el que no hay una emergencia migratoria. Si miramos los datos reales, las llegadas de migrantes y refugiados aumentaron en 2015, pero en este momento el número de personas que llegan a las costas europeas tras lanzarse al mediterráneo es mucho menor. En 2015 superaron el millón de personas y en 2017 rondan las 172.000 llegadas.

La falta de consenso entre los diferentes países miembros de la UE ha provocado que el debate sobre la reforma migratoria haya quedado pospuesto de forma sistemática de una cumbre a otra. Este atasco se ha visto agravado por el ascenso electoral de partidos políticos con un marcado discurso antiinmigración. El rechazo de algunos países a acoger cuotas de migrantes ha estancado la reforma del sistema de asilo común, pendiente desde hace más de dos años.

Es preciso poner en primer plano los derechos de quienes se encaminan a Europa desde África o desde Oriente Próximo y evitar que el control de los itinerarios migratorios esté en manos de mafias  que exclusivamente ven el problema como un gran negocio a rentabilizar. Hay que poner en valor la propuesta de las ONGs que como ACNUR plantean vías legales y seguras, con visados humanitarios que se puedan facilitar en los consulados de los países de origen como se prevé en la ley de Asilo.

Este sistema es más correcto que la última idea surgida en el Consejo de Europa para crear plataformas regionales de desembarco fuera de las fronteras europeas.

Hay formas de proteger los derechos de quienes se encaminan a Europa desde África o desde Oriente Próximo, y evitar los riesgos de abusos, violaciones y vejaciones —sobre todo a niños y mujeres— a manos de las mafias dueñas de los itinerarios migratorios, particularmente en el Mediterráneo. Es lo que las ONG llaman vías legales y seguras, es decir, visados humanitarios, o visados que se puedan dar en los consulados en los países de origen o de tránsito, como prevé nuestra Ley de Asilo. Esta experiencia que comenzó en Turquía y que utilizan otros países como Estados Unidos no soluciona el problema. Es preciso acudir al valor central de la Unión que es la solidaridad. El inmigrante no llega a un país en concreto de la Unión. Es preciso reubicar en el conjunto de los países a los que llegan a España, Italia, Grecia o Alemania. Igualmente la tarea de reasignación debe ser compartida entre los miembros de la Unión Europea y dotar al modelo de los fondos necesarios, reequilibrando los mismos a favor de las políticas de acogida y protección en detrimento de las dirigidas a seguridad y retornos.

En la actividad solidaria con los seres humanos que padecen esta situación es imprescindible asimismo una colaboración activa de toda la población, no sólo de las instituciones, mediante ayuda humanitaria que se puede concretar de diferentes maneras. Apoyo con dedicación de voluntariado, impulso de políticas solidarias y contribución económica canalizada a través de las organizaciones no gubernamentales.

Después de la celebración el pasado 20 de Junio del Día Mundial del Refugiado, sería una excelente noticia para los principios de solidaridad y fraternidad que la Comunidad Europea avanzase en los próximos meses con acuerdos que vayan en la línea de sus valores fundacionales y evite dar pasos atrás más propios de fuerzas xenófobas y aislacionistas.

Crisis migratorias y soluciones desde la solidaridad