jueves. 28.03.2024
La ministra argentina Débora Giorgi y su homólogo brasileño Fernando Pimentel.

“La Argentina ha sido un problema permanente, tenemos buenas relaciones políticas, pero económicamente es difícil lidiar con ellos”

El comercio bilateral entre Brasil y Argentina alcanzó en 2011 un récord de 39.616 millones de dólares, con un crecimiento del 22,60 por ciento de las exportaciones brasileñas a Argentina. Brasil es el principal socio comercial de Argentina y ambos países son los socios mayores del MERCOSUR. Argentina es el tercer socio comercial de Brasil, después de China y Estados Unidos. Para este año se hicieron previsiones de llegar a los 40.000 millones de dólares en el comercio bilateral, pero el déficit para Argentina sería histórico, de 5.000 millones.

El dato disparó nuevas medidas proteccionistas en Buenos Aires. A partir del próximo 1 de febrero, todas las operaciones de importación que pretendan llevar a cabo las empresas argentinas, tendrán que hacer previamente una declaración jurada, con la posibilidad de que la misma “sea observada”. Esta es la medida que llevó al ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel, a declarar en Nueva York: “la Argentina ha sido un problema permanente, tenemos buenas relaciones políticas, pero económicamente es difícil lidiar con ellos”.

Su contraparte argentina, la ministra Débora Giorgi, respondió con un comunicado en el que afirma que “la realidad del comercio bilateral entre Argentina y Brasil no permite los comentarios” de Pimentel. Según Giorgi, en las relaciones comerciales con el vecino país, tanto bilaterales como en el ámbito del Mercosur, “siempre hemos seguido las pautas normativas de los tratados regionales y las normas de la Organización Mundial de Comercio”. La ministra argentina asegura también que Brasil debe eliminar múltiples barreras pre-arancelarias. Y que Argentina defiende su producción de la competencia desleal implícita en los incentivos a la producción, la exportación y la inversión.

El Tratado de Asunción, que dio origen al MERCOSUR, establecía la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común. Pero estos objetivos están lejos de cumplirse, a pesar de que en marzo próximo se cumplirán ya 21 años de vigencia del tratado.

El nuevo régimen de importaciones de Argentina fue criticado por la Confederación Nacional de Industria de Brasil, señalando que la medida es un retroceso más para el comercio del MERCOSUR. Los industriales brasileños consideran que la actitud del gobierno argentino pone en riesgo los sistemas de producción de las empresas brasileñas con filiales en Argentina y atenta contra la integración de las cadenas productivas entre ambos países. Y también expresan su temor a que aumente la inseguridad jurídica de la política comercial argentina.

Pero lo cierto es que ya el año pasado los países vecinos de Argentina se venían quejando de que muchas de sus exportaciones eran retenidas en la frontera, sin explicación alguna. Medidas que tuvieron respuestas similares por parte de Brasil, como cuando se decidió poner trabas a la exportación de coches argentinos.

Brasil es el principal socio comercial de Argentina y ambos países son los socios mayores del MERCOSUR

Argentina necesita evitar la fuga de divisas, y para ello ya dispuso un férreo control de cambios. Para comprar dólares hoy en Argentina hay que pedir permiso a la AFIP, Administración Federal de Ingresos Públicos y justificar el destino que se dará a las divisas. La medida afecta a los grandes compradores (y potenciales evasores) y a los pequeños, que tradicionalmente han tratado de cubrirse con el dólar frente a los vaivenes de la economía.

También son conocidas las instrucciones verbales del poderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, exigiendo retrasar pagos a proveedores del exterior o la exigencia a empresas multinacionales para que compensen con exportaciones cada dólar que importan. Esto lleva a paradojas como que una empresa automovilística tenga que exportar productos alimenticios, para compensar los insumos que traen del exterior.

El gobierno de Cristina Fernández también se ha puesto como objetivo conservar el superávit comercial, pero es una meta cada vez más difícil de mantener, por la bajada en los precios internacionales de la soja y una sequía preocupante, que ya afectó de manera importante la producción de maíz.

El problema es complicado para Argentina. Las relaciones con Brasil a nivel político son excelentes. Hace ya décadas que se dejaron atrás recelos y rivalidades militares. Un proceso que se fue afianzando con el fin de las dictaduras en los dos países. Pero el comercio está provocando chispas y Argentina lleva las de perder frente al gigantismo de su vecino.

Creciente tensión comercial entre Brasil y Argentina