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NUEVATRIBUNA.ES / A.M - 29.03.2010

...su cara más dura y Putin amenaza: “Los terroristas serán aniquilados”. Pero el radicalismo islámico checheno se agudiza.

Expertos en el conflicto checheno coinciden en la sorpresa ante el atentado: “No se esperaba”. Hacía casi seis años que los rusos, concretamente los moscovitas convivían sin bombas, con el miedo apaciguado. En la mañana del lunes el terror ha vuelto a cobrar forma de atentado. El metro ha vuelto a ser el objetivo terrorista acabando con la vida de hasta ahora 37 personas.

Las primeras investigaciones apuntan al terrorismo checheno. El atentado es muy similar a otros ejecutados por las ‘viudas negras’, mujeres suicidas que ya sembraron el pánico entre 2002 y 2004.

La guerra emprendida con especial énfasis por el primer ministro ruso, Vladimir Putin contra Chechenia (al norte del Cáucaso, perteneciente a Rusia) se considera una de las más crueles del mundo. Miles de muertos por ambos bandos y un nuevo actor que se incorpora a esta conflicto de desgaste: el islamismo radical vinculado con Al Qaeda.

Sin embargo mucho antes de que llegara Al Qaeda a la zona, Chechenia reivindicaba su independencia. Este pueblo con una identidad y una historia diferente a la rusa, nunca ha conocido la independencia territorial, y sí una cierta autonomía, limitada y esporádica. El problema de Chechenia se remonta a cientos de años, siendo un pueblo al que Rusia siempre quiso integrar por la fuerza.

Para Rusia, el origen del problema viene del Cáucaso. El sur de esta región ha dado tres repúblicas independientes que mantienen relaciones muy problemáticas con Rusia. Pero el norte del Cáucaso es considerado por Moscú como un asunto de política interior, todo se mueve en un ámbito local.

Según el especialista, Fernando Montiel, la razón se debe exclusivamente al interés petrolero de la zona: “El Cáucaso ruso se presenta como una de las únicas rutas viables para sacar el petróleo del Caspio. Geopolíticamente el Cáucaso es una de las zonas más importantes, críticas e inestables del mundo. Chechenia no es el único conflicto violento en la zona, también está Daguestán, Abjasia en Georgia y la guerra entre Azerbaiyán y Armenia por el territorio de Nagorno-Karabaj”, señaló el experto en 2004, durante un duro periodo de atentados.

Los rusos han sido acusados de practicar la tortura sistemáticamente contra los hombres (rebeldes o no), así como violaciones, saqueos, contrabando y malversación. Los medios rusos, salvo excepciones, silenciaron lo que ocurría y sus paramilitares fueron acusados de graves crímenes por periodistas como la rusa Anna Politkóvskaya, la cual fue asesinada en Moscú el 7 de octubre de 2006. Hasta el momento Putin ha apostado por una durísima militarización y los asesinatos indiscriminados han sido la estrategia para ganar la batalla. La primera reacción del primer ministro ruso, ha sido declarar que “todos los terroristas serán aniquilados”.

Los señores de la guerra chechenos, también cometieron graves crímenes contra los prisioneros y civiles rusos, rehenes (tres rehenes extranjeros fueron decapitados al comienzo de la guerra) y contra sus propios civiles. En las repúblicas vecinas, como Ingushetia o Daguestán, hay numerosos refugiados chechenos.

Otra de las consecuencias de esta sangrienta guerra fue el hecho de que los soldados y policías que intervinieron durante el conflicto se acostumbraron al clima de impunidad en el que actuaban y al volver a sus regiones de origen exportaron la brutalidad policial, en un fenómeno que algunos sociólogos han denominado la “chechenización de Rusia”.

Actualmente se especula con que la presencia de Al Qaeda en la zona es cada vez más fuerte. El radicalismo islámico se ha convertido para muchos chechenos en su arma de lucha y en una ideología que no les pueden arrebatar. A pesar de que en un primer momento se ha sospechado de la intervención de esta cédula terrorista en el atentado del lunes, las últimas investigaciones rechazan esta primera teoría.

EL RECIENTE PASADO DE ATENTADOS

El sistema de transporte subterráneo de Moscú es uno de los metros con mayor densidad de viajeros del mundo, por el que pasan más nueve millones de personas a diario, y que ha sido un objetivo recurrente de los terroristas que atentan en la capital rusa.

Los últimos ataques se produjeron en febrero de 2004 cuando murieron 49 personas y casi 300 resultaron heridas en un atentado perpetrado por separatistas chechenos que hicieron estallar una bomba dentro de un vagón que se acercaba a la estación Pavelétskaya.

Sólo unos meses después, el 31 de agosto, una bomba explotó junto a la entrada de la estación de metro moscovita de Rízhskaya y causó la muerte de nueve personas, incluida la suicida que portaba el artefacto. Otras 51 personas sufrieron heridas.

Beslán fue el último gran atentado masivo de una secuencia que arrancó en 1999 con la demolición de bloques enteros de viviendas que encendieron la mecha de la segunda guerra en Chechenia, y que se trasladó a otros espacios como la calle, los medios de transportes y hasta locales públicos como el teatro de la calle Dubrovka.

A partir de Beslám Moscú intensificó su lucha contra los jefes de la guerrilla separatista, que fueron cayendo uno detrás de otro en operaciones especiales. El moderado Aslán Masjadov fue abatido en 2005 y el radical Shamil Basayev murió en julio de 2006.

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