La primera jornada de la huelga general de 48 horas se cerró en Chile con un balance de 348 detenidos y 36 heridos, 19 carabineros y 17 civiles. Pero este cálculo oficial hay que tomarlo como provisional, ya que posteriormente a las declaraciones del portavoz del gobierno se produjeron incidentes, con barricadas y encapuchados, que continuaban en la madrugada.
Un carabinero resultó herido de bala por disparos de un grupo de encapuchados que atracó una estación de servicio y levantó una barricada, en un incidente que no está claro y que parece responder a delincuentes comunes. Otro incidente lo protagonizó un carabinero que, pistola en mano, apareció ante un grupo de estudiantes que pretendía cortar una avenida de Santiago. Los hechos fueron filmados y divulgados por el periódico on line El Mostrador.
Al caer la noche se produjeron cacerolazos en distintos barrios de Santiago y otras ciudades del país. En la capital, el epicentro del cacerolazo fue el barrio de Ñuñoa, una comuna de clase media y media-alta, donde la gente cantaba “mis ideales son a prueba de guanacos”, en alusión a los vehículos hidrantes que usan los carabineros para dispersar manifestaciones. Tras el primer balance el gobierno descartó aplicar la Ley de Seguridad del Estado.
Como es habitual en este tipo de situaciones, son muy diferentes las cifras sobre el seguimiento del paro. Según el gobierno no se cumplió el objetivo de paralizar el país, asegurando que solo el 14% de los funcionarios públicos siguieron la huelga. Los sindicatos contradicen esta versión. Raúl de la Puente, presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales, dijo que el paro había sido seguido por el 80% de los funcionarios. El presidente de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), Arturo Martínez, decía tras hacer un recorrido por Santiago: “el gobierno quiere convencer de que hay normalidad, lo que es falso, y están mostrando puras barricadas, que no es lo que representa la movilización de hoy”.
Para el presidente, Sebastián Piñera, la intención del paro fue causarle daño a Chile. Y sobre los incidentes dijo que le daba la impresión que los encapuchados “lo único que quieren es destruir y causar dolor”. E hizo un llamamiento a la Concertación para que ayude a solucionar los problemas, con el argumento de que vienen de los gobiernos anteriores.
El presidente de la CUT, Arturo Martínez respondió al presidente Piñera que al país se le hace daño “cuando se mantiene y profundiza la tremenda desigualdad social que tenemos, cuando se mantiene la concentración de la riqueza en tan pocas manos, cuando no se escucha a los ciudadanos, cuando no hay un debate serio y se descalifica a quienes lo convocan”.
Martínez recordó cómo los sindicatos se habían jugado por recuperar la democracia en Chile, pero reclamó que la sociedad está en deuda con los trabajadores porque la democracia política no alcanza a cubrir los derechos sociales. “La democracia es un derecho, derecho al trabajo, derecho a la educación, derecho a la salud, derecho a las cuestiones fundamentales de los trabajadores y esta democracia no ha llegado a los trabajadores”, señaló.
El dirigente sindical no ocultó que después de 20 años de gobierno, la Concertación, hoy en el campo opositor, tiene parte de responsabilidad: “pero queremos decir que los problemas que tenemos hoy se deben al pasado de Pinochet, el plan laboral es de Pinochet, la Constitución política es de Pinochet”.
En conferencia de prensa conjunta de sindicatos, estudiantes y otras organizaciones sociales, la dirigente estudiantil Camila Vallejo destacó la transversalidad de este movimiento de protesta, que espera se fortalezca más allá de este 2011.
La principal actividad de este jueves, segunda jornada de huelga, son las cuatro marchas en Santiago que, en principio, iban a terminar ante la sede de la central sindical. Uno de estos cuatro recorridos no fue autorizado por la Intendencia Metropolitana (alcaldía), pese a lo cual la CUT mantiene sus planes originales, aunque acepta cambiar el lugar del cierre, para descomprimir la situación.
