jueves. 28.03.2024
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Mientras el número de refugiados que huyen del Estado de Rakhine, al norte de Myanmar, registra un significativo incremento, ACNUR pide que se tomen medidas urgentes para abordar las causas de fondo de la reciente oleada de violencia, evitar que las personas se vean obligadas a huir y fomentar que puedan regresar a sus hogares en condiciones dignas y seguras.

En las últimas dos semanas se calcula que unos 270.000 refugiados rohingyas han buscado seguridad en Bangladesh. La capacidad de acogida, ya de por sí limitada, se ha agotado. Los desplazados están ocupando numerosos refugios improvisados que están proliferando a lo largo de la carretera y en terrenos disponibles en las regiones de Ukhiya y Teknaf.

Los rohingya son una minoría musulmana apátrida en Myanmar que desde hace décadas ha tenido que hacer frente a la discriminación y a la extrema pobreza. No se les ha permitido ejercer derechos básicos como la libertad de movimiento, el derecho a la educación, al trabajo y otros derechos sociales, civiles y políticos. Los rohingya que huyen de Myanmar son ahora refugiados apátridas, lo que los hace aún más vulnerables y añade más desafíos a la búsqueda de soluciones.

Si bien la mayoría de los refugiados rohingyas llegan a pie, a menudo tras haber cruzado la selva y atravesado montañas durante varios días, otros miles emprenden viajes largos y peligrosos a través de las agitados aguas del golfo de Bengala. Aguardan en la frontera de Myanmar para subir a bordo de barcos pesqueros que los lleven a Teknaf, en Bangladesh. La gran mayoría son mujeres, madres con recién nacidos, familias con hijos. Llegan en mal estado de salud, agotados, hambrientos y desesperados por encontrar cobijo. En ACNUR, continuamos preocupados por los continuos informes que hablan de civiles que pierden la vida al intentar huir para llegar a un lugar seguro.

Los dos campos de refugiados situados en Cox’s Bazar, en el sureste de Bangladesh -que antes de estas llegadas acogían a cerca de 34.000 refugiados rohingyas- están ahora desbordados. En dos semanas la población se ha duplicado, superando las 70.000 personas. Se necesita urgentemente más terreno y refugios.

ACNUR y sus socios están trabajando para proporcionar protección y apoyo vital a los recién llegados a los campamentos de Kutupalong y Nayapara. Se sigue identificando a los refugiados más vulnerables, como los menores no acompañados, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad que necesiten refugio, alimentos, agua y asistencia sanitaria. ACNUR hace un llamamiento para que se registre a todos los refugiados a su llegada, para así garantizar su protección y el acceso a los servicios básicos.

La capacidad de los campos de refugiados de Bangladesh se agota