jueves. 28.03.2024


La entrada en vigor del Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) el próximo 24 de diciembre marca un avance histórico para los derechos humanos después de más de dos decenios de campaña de Amnistía Internacional y sus ONG asociadas en todo el mundo. Por primera vez, un tratado integra expresamente las implicaciones que para los derechos humanos tienen las transferencias de ventas de armas.

Estados Unidos, que es con diferencia el mayor productor y exportador de armas, está entre los otros 70 países que lo han firmado pero aún no lo han ratificado

Amnistía Internacional y sus activistas han trabajado y hecho campaña sin descanso en favor de un Tratado sobre el Comercio de Armas desde mediados de la década de 1990. Como primer tratado jurídicamente vinculante de esta naturaleza, impedirá que las armas lleguen a manos de gobiernos que las destinarían a cometer atrocidades.

“Se trata de un logro verdaderamente histórico. Demuestra lo que se puede conseguir cuando los activistas de derechos humanos trabajan a largo plazo para transformar una buena idea en una realidad que salva vidas en todo el mundo”, ha dicho Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. 

“Cuando los activistas de Amnistía Internacional estaban entre el reducido grupo que propuso por primera vez regular el comercio internacional irresponsable de armas a principios de la década de 1990, hubo quienes se burlaron de la idea. Veinte años más tarde, ha pasado a ser una realidad en forma de tratado jurídicamente vinculante: el legado de su duro esfuerzo, su creatividad y su firme determinación.”

Al menos medio millón de personas mueren cada año por término medio y varios millones más resultan heridas, son violadas o se ven obligadas a huir de sus hogares como consecuencia de un comercio mundial mal regulado de armas y municiones. El comercio de armas está rodeado de secreto, pero el valor registrado de las transferencias internacionales se aproxima a los 80.000 millones anuales de euros.

El Tratado sobre el Comercio de Armas es un conjunto de sólidas normas concebidas para impedir la afluencia de armas a países donde se sabe que se destinarían a cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o violaciones graves del derecho internacional de los derechos humanos. Los gobiernos de los Estados Parte en el Tratado sobre el Comercio de Armas tendrán la obligación de realizar evaluaciones objetivas para evitar el riesgo preponderante de que el armamento exportado se destine a cometer esas atrocidades.

“La tarea no termina aquí. Aunque el Tratado sobre el Comercio de Armas establece unas normas básicas para el comercio mundial de las armas, no es la panacea"

De los 10 primeros exportadores de armas, 5 –Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido– están entre los 60 Estados del mundo que ya han ratificado el Tratado. Estados Unidos, que es con diferencia el mayor productor y exportador de armas, está entre los otros 70 países que lo han firmado pero aún no lo han ratificado. Otros grandes productores de armas, como China, Canadá y Rusia, se resisten a firmarlo o ratificarlo.

Amnistía Internacional seguirá presionando a todos los Estados para que se comprometan con el Tratado sobre el Comercio de Armas y empiecen a aplicar estrictamente sus disposiciones que salvan vidas. Activistas de la organización en todo el mundo pedirán a Estados Unidos, a China y a países de todas las regiones mundiales que ratifiquen el Tratado sobre el Comercio de Armas el año que viene.

“La tarea no termina aquí. Aunque el Tratado sobre el Comercio de Armas establece unas normas básicas para el comercio mundial de las armas, no es la panacea. Harán falta más presión y apoyo generalizados para que los Estados se adhieran estrictamente a sus principios”, ha afirmado Salil Shetty. “Personas de todo el mundo ya han sufrido bastante por culpa del comercio irresponsable de las armas. Merecen que los gobiernos demuestren su compromiso con la acción”.


Manifestantes de Amnistía Internacional frente a la Casa Blanca en Washington, 2013 © AFP PHOTO / Jim WATSON

Amnistía Internacional considera que es necesario consolidar este avance con otras medidas como la de modificar el artículo 8 de la Ley 53/2007 que regula el comercio de armas, para incluir la “Regla de Oro” del TCA, a fin de dar mayor seguridad jurídica a este avance

La situación en España

España, que ocupó el séptimo puesto en la lista de los 10 principales exportadores de armas entre 2009 y 2013, firmó el TCA el 3 de junio de 2013 y lo ratificó en abril de 2014. La delegación española jugó un activo papel en la recta final de la negociación del TCA, defendiendo la denominada “Regla de Oro”, que prohíbe a los Estados transferir armas convencionales a otros países donde puedan ser utilizados para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra o facilitar su comisión y les obliga a realizar evaluaciones objetivas para evitar el riesgo preponderante de que las armas exportadas se destine a cometer atrocidades.

El gobierno español aprobó el pasado mes de agosto el nuevo Reglamento  de control del comercio exterior de material de defensa, de otro material y de productos y tecnologías de doble uso que recoge la Regla de Oro del Tratado sobre el Comercio de Armas. España se convirtió así en el primer país del mundo en recoger esta norma en su legislación nacional. Aunque esta medida es muy importante, Amnistía Internacional considera que es necesario consolidar este avance con otras medidas como la de modificar el artículo 8 de la Ley 53/2007 que regula el comercio de armas, para incluir la “Regla de Oro” del TCA, a fin de dar mayor seguridad jurídica a este avance.

Amnistía Internacional, tal como ha hecho en los últimos años, seguirá vigilando el cumplimiento de dicha Ley, impulsada por AI junto con otras organizaciones, y del compromiso adquirido por España con la ratificación del TCA para asegurar que en la práctica no se producen exportaciones españolas de material de defensa y doble uso que puedan ser utilizadas para la comisión de violaciones de derechos humanos.

Información complementaria

Desde principios de la década de 1990, Amnistía Internacional hace campaña junto a ONG asociadas en favor de que se adopten unas normas globales sobre transferencias internacionales de armas que sean sólidas y jurídicamente vinculantes, para frenar la circulación de municiones y armas convencionales que fomentan las atrocidades y los abusos contra los derechos humanos. Más de un millón de personas en todo el mundo se sumaron a la campaña y pidieron a los gobiernos que acordaran un Tratado sobre el Comercio de Armas firme y con sólidas normas para proteger vidas.

El 2 de abril de 2013, 155 Estados votaron en la Asamblea General de la ONU a favor de adoptar el TCA. Al menos 50 Estados debían ratificarlo, incorporándolo a su legislación nacional, para que fuera posible su entrada en vigor. Y se logró el 25 de septiembre de 2014, en un tiempo récord para un tratado de la ONU.

Amnistía Internacional ha seguido documentando y poniendo al descubierto transferencias irresponsables de armas que facilitan la comisión de abusos graves. Por ejemplo: varios envíos de armas previstos de Estados Unidos a Irak, donde la organización ha documentado graves abusos contra los derechos humanos en meses recientes; un envío masivo de armas y municiones de China al conflictivo Sudán del Sur, donde Amnistía Internacional ha documentado crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad; y la diversidad de países que suministran armas pequeñas y armas ligeras a Honduras, país que, según datos de la ONU, presenta el índice de homicidios más alto del mundo. Listado de Estados que han firmado y ratificado el Tratado sobre el Comercio de Armas.

Avance histórico para los derechos humanos tras veinte años de campaña